viernes, 22 de julio de 2016

La enfermedad del dormido.




Muy Importante: cuando hablamos de enfermedad del dormido, nos referimos a todo aquello que es contrario a la felicidad.


Para pormenorizar este tema de forma que se pueda entender sin mayores inconvenientes, podemos comenzar diciendo que cada pensamiento, palabra y acción, va siempre acompañados de una energía. En realidad es esta energía la protagonista, la que se encarga de darle la forma precisa al pensamiento, la articulación correspondiente a las palabras y, los movimientos adecuados a los hechos. Ahora, para tratar más a fondo la enfermedad del dormido, podemos decir que, si la fuente de donde nace esta energía pionera no se encuentra en estado saludable, el resultado obtenido en el individuo, proporciona una constante y prolongada insatisfacción, además de estar ya hablando de la propia enfermedad del dormido. Queremos que veáis a continuación algunas de las causas que provocan estos estados alterados de conciencia, pero fundamentalmente se resume en un solo origen: miedo.

También podemos decir que cualquier ausencia de libertad provoca un conflicto interno basado en el miedo, como también podemos asegurar que toda dependencia (además de ser una cárcel) nos sumerge directamente en la enfermedad del dormido ya que existe una dominación por parte de la dependencia que frecuentemente no es observada por el dormido y por tanto no es vista. Así que, aquí estamos hablando de inconsciencia y, cuando hablamos de inconsciencia, sabemos que tocamos aspectos que no son precisamente nuestros porque estas funciones son las que dirigen nuestras vidas, algo así como un suplantador.

Además de que estas funciones impiden llevar conscientemente la vida, el Ser es impedido constantemente del disfrute natural que implica vivir en una completa plenitud. Todos los miedos, dependencias y acotamientos de libertad o preocupación, garantizan la enfermedad del dormido y tratan de que todo sea vivido desde aspectos que están mucho más cerca del automatismo que de una vida consciente. Por el contario, cuando vivimos una existencia consciente de cada cosa que hacemos, cada palabra que emitimos y, cada pensamiento que conscientemente creamos, sentimos que la sensación de libertad es semejante a la que tiene cualquier niño a una tierna edad ya que el componente preocupación o miedo no está presente. Parte de la enfermedad es ir por la vida pensando que los demás nos hicieron daño. Hay algo importante a destacar aquí: TODO LO QUE LLEGA A TU VIDA, LO HAS CREADO TU. Por tanto, nadie te hizo nada, todo lo hiciste tú. Tú eres el único responsable de toda tu vida.

Si esperabas que tal persona reaccionara de una forma concreta y no lo hizo así, en realidad no te hizo nada, solo te ofendió el que no resultase aquellas cosas que esperabas, y todas esas ideas las piensas tu como válidas y de paso invalidas las respuestas de los demás. Es en esa diferencia (entre las atenciones que esperabas tuviera contigo, y las que llego a tener) donde te sientes ofendido. ¿Quién observa esa diferencia como ofensa? Tú. El hábito o dependencia de sentirse ofendido por lo que dices que te han hecho otros, desaparecerá cuando encajes mejor lo que en verdad haces con tu vida. Por tanto, puede que estés ahora ajustando que la fuente de todas las ofensas es la propia AUTO-OFENSA. Cuando has comprendido todo esto, comenzaras a evitarte esa novela falsa que tienes de cómo deben ser las cosas en tu vida y el cómo deben actuar los demás contigo.

Un cuento que no tiene nada que ver con la vida. Creaste un extenso inventario negativo diciéndote una y otra vez qué cosas son aceptables, y cuáles no. Siempre sin contar con el inventario del otro, de los otros, que por cierto son desconocidos ya que no sabes cómo van a actuar los demás en cada momento con respecto a tu proceder. Así vas acumulando un largo listado de aspectos no deseables y de esta forma te predispones en cada nuevo encuentro con los demás. Vuelves a darle vida a tu lista de cosas en cada confluencia y a sacar el miedo que ya creaste en tu mente. OBVIAMENTE, LO QUE TEMES LO PROVOCAS.

El resultado es la multiplicación de estas experiencias negativas que siguen creciendo. Todo esto estorba, derriba la libertad de ser y se vive en un miedo continuo que aparta de toda felicidad. Después te dices para justificarlo que la vida es así, que siempre hay algo que te arrastra, cuando en realidad todo lo decides tú.

Forma parte de la enfermedad del dormido el imponer el punto de vista mental a los demás y así, vivir en la ilusión de estar guiando sus vidas. Es algo que la mayoría de las veces nace inconscientemente debido a esa energía enferma que forma parte del mismo inventario. Y aunque esté enferma no deja de ser una elección tuya porque siempre puedes cambiarla si observaras un poco más lo que haces. Cuando le dices a otro lo que debe hacer y no responde a tus requerimientos, también creas resentimientos por partida doble. Y es un círculo vicioso. Destacamos otro aspecto: si piensas que los demás no van a cambiar y de paso te ves de esa forma en ese arrastre inventado de que tú tampoco tienes por qué cambiar, sigues involucrándote con la misma postura de que tu vida siga igual. Sabemos por experiencia, que cuando uno cambia, es cuando los demás querrán participar en esa nueva dinámica, es cuando quieren saber cómo lo hiciste y es por esto mismo también que te estamos explicando.

Verán en ti algo distinto que corresponde a un anhelo de vivir con otra forma de ver las cosas y también querrán saber cómo alcanzaste la paz que ven en ti. Sera entonces cuando ellos podrán abrir sus miedos a otras opciones mucho más acordes y comprender que la vida es esplendor, y que, esta belleza está en todas partes si deciden mirar con otros ojos. Podrán verte (si se lo quieren permitir) como la misma Vida, y así, seguirás afianzándote sobre Quien Realmente Eres.


LA VERDAD
Leticia R. Villaseñor & Javier G. Delgado

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