jueves, 28 de marzo de 2019
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LA
INDUSTRIA NO QUIERE ADMITIRLO, PERO CADA VEZ EXISTEN MÁS PRUEBAS DE QUE
LA RADIACIÓN ELECTROMAGNÉTICA PRODUCIDA POR LOS APARATOS ELECTRÓNICOS
QUE UTILIZAMOS DAÑA NUESTRO CUERPO.
Puede que
nunca lo hayas pensado de esta manera, pero estas formando parte del
experimento biológico más grande que haya existido. Por primera vez, la
gran mayoría de la población mundial está sosteniendo transmisores de
microondas de alto poder (en forma de teléfonos celulares) contra sus
cabezas, exponiéndose a niveles de radiación que no conocíamos antes.
Los riesgos parecen evidentes, señala Martin Blank en un artículo para
Salón, pero aún no sabemos con certeza qué tan grandes son.
Los
teléfonos celulares generan campos electromagnéticos y emiten radiación
electromagnética. Aún no se tiene claro cuáles serán los efectos de esta
radiación, pero sabemos que nos afecta. Entre los potenciales efectos
negativos están el Alzheimer y varios tipos de cáncer, el problema es
que son enfermedades que pueden tardar muchos años en desarrollarse.
Pero esta
radiación no solo se genera a través de dispositivos electrónicos. De
hecho toda la red eléctrica es un generador de radiación
electromagnética en la cual está sumergida el 75% de la población
mundial de forma continua.
La ciencia
de los bioefectos causados por la radiación electromagnética está en
ciernes y los científicos ni siquiera han sido capaces de definir qué
constituye un nivel seguro de exposición a esta radiación. Lo que sí se
sabe es que toda radiación electromagnética afecta a los seres
vivientes. Numerosos estudios han demostrado que la radiación puede
causar mutaciones en el ADN. Un estudio israelí encontró que la gente
que utiliza teléfonos celulares más de 22 horas al mes tiene un 50% más
de probabilidades de desarrollar cáncer en las glándulas salivales.
Otros estudios muestran que el uso prolongado de celulares aumenta hasta
240% el riesgo de desarrollar tumores del lado de la cabeza en que se
usa el teléfono. También se sabe que los individuos que viven dentro de
un diámetro de 400 mts alrededor de una torre de transmisión por 10 o
más años, desarrollan cáncer tres veces más frecuentemente.
Otras
investigaciones han demostrado que utilizar un teléfono celular entre 2 y
4 horas al día lleva a una baja del 40% en la cuenta de esperma y que
los espermatozoides sobrevivientes muestran reducidos niveles de
viabilidad.
La
radiación electromagnética no solo afecta a los humanos, sino a toda la
naturaleza. Se sabe que puede afectar la habilidad de aves y abejas para
navegar. Se cree incluso que el aumento de la radiación está vinculado
con el colapso masivo de colonias de abejas en todo el mundo. En un
estudio, colocar un sólo teléfono celular frente a un panal llevó a la
rápida y completa desaparición de toda la colonia.
La Dra.
Reba Goodman ha encontrado que campos relativamente débiles de fuentes
comunes pueden afectar la habilidad de las células para generar
proteínas. Siempre se había creído que solo las formas ionizadas de
radiación, como los rayos-X o los rayos ultravioleta, eran dañinos para
los humanos, pero que las formas no-ionizadas, por ser más débiles, eran
inofensivas. Se sabía que la radiación electromagnética podía generar
un aumento en la temperatura del cuerpo, pero fuera de esto se creyó
largo tiempo que era benigna.
El problema
es que ahora toda la investigación adquiere un tinte político. Así como
ha sucedido con el tabaco, los pesticidas o el fracking, las industrias
pagan a los científicos para generar “ciencia” que avale la seguridad
de sus productos, además de acosar y bloquear sistemáticamente a todos
los científicos que opinan lo contrario. Como señala el Dr. Henry Lai
(quien junto con el Dr. Narendra Singh realizó la investigación que
demostró los daños causados al ADN por la radiación electromagnética):
“muchos de los estudios son hechos solamente para servir como
herramientas de relaciones públicas para la industria.”
No sólo las
industrias presionan para ocultar los verdaderos efectos de la
radiación, sino que la gente misma parece dispuesta a ignorarlos. El
gran problema es que actualmente el uso de dispositivos que emiten
radiación electromagnética es irreversible. Toda la sociedad posterior
al siglo XIX se basa en su uso y el mundo como lo conocemos colapsaría
el momento en que todo el mundo apagara sus computadoras y sus
teléfonos.
Nadie
quiere regresar al oscurantismo, la solución no está en eliminar los
dispositivos móviles, sino en regular a la industria y obligarla a
generar tecnología que reduzca sus emisiones de radiación. Es
fundamental tener conciencia a nivel personal de lo que nos pueden
causar estos dispositivos, así controlaremos su utilización y nos
daremos cuenta de que no tenemos que ser tan dependientes de ellos.
fuente/Pijamasurf
fuente/Pijamasurf