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Por Patricia Fernández de Lis
El
autor asegura que hay una decena de razones por las que se sabe que la
dieta Dukan no solo no es eficaz, sino que puede ser peligrosa para la
salud, pero duda de que la expulsión del médico del Colegio francés
logre frenar su popularidad
En 2010, antes de que la dieta
Dukan irrumpiera en España, y antes de saber de su existencia, publiqué
junto a la periodista María José Mateo, el libro No más dieta. En él aconsejé apartar la vista de cualquier libro relacionado con la nutrición
humana en cuya portada leyéramos lo siguiente: “El método de…, y aquí
invéntate un nombre o apellido nada español, y que tenga alguna
consonante oclusiva en su interior”.Y ahí tienen el método Dukan, con esa oclusiva en el justo medio y partiendo la pana en el top ventas. Y es que no falla: nos gustan las promesas de eficacia sin esfuerzo, pero más todavía si vienen refrendadas por un gurú con un apellido poco común (todavía hoy la mayoría de gente le llama “Duncan”).
Ayer, tres amigos médicos e innumerables colegas de profesión me llamaron para darme la noticia de la expulsión de Dukan del Colegio de Médicos de Francia. A mi amigo Juan Revenga le pasó algo similar. Tanto él como yo (además de decenas de profesionales sanitarios, periodistas y un largo etcétera) hemos denunciado públicamente en varias ocasiones el nada desdeñable peligro que puede suponer creerse las declaraciones que realiza el señor Dukan cada vez que coge un micrófono o, sobre todo, un teclado.
Cuatro años después de iniciar esta dieta, el 80% de las personas que la habían seguido pesaba lo mismo o más que antesEl método Dukan promete tres cosas que nunca ha logrado probar. La primera es que, gracias a él, la obesidad ha disminuido en Francia, cuando cuatro años después de iniciar esta dieta, el 80% de las personas que la habían seguido pesaba lo mismo o más que antes, según una encuesta publicada en 2011. Además, dice que su método hace adelgazar de forma inmediata y mantener el peso estable durante el resto de la vida y que los productos que llevan su apellido “queman de forma específica las calorías procedentes de proteínas y grasas”, algo que no ha demostrado ningún estudio. Nuestra primera denuncia aparece todavía en página web del Ministerio de Sanidad. No le criticamos, como él responde, “porque perdemos clientes”. Uno de los principales (por no decir el más importante) objetivos de los dietistas-nutricionistas es incorporarnos en la Sanidad Pública, como pueden comprobar aquí. Le denunciamos por probables perjuicios para la salud de la población. De hecho, estamos obligados a ello, según el código deontológico de la profesión de dietista-nutricionista.
No le criticamos “porque perdemos clientes”; le denunciamos por probables perjuicios para la salud de la poblaciónHay una decena de razones por las que seguir esta dieta puede ser peligroso para la salud. Entre ellas, porque se basa en unas normas alimentarias arbitrarias, porque bajar de peso rápidamente no significa bajarlo para siempre, y porque una dieta debe basarse, según los consensos de verdaderos expertos en el tema, en priorizar el consumo de frutas, hortalizas, cereales integrales y alimentos de origen vegetal, y no en “proteínas puras”.
En un texto que apareció en Formación Médica Continuada en Atención Primaria, junto con Maria Manera y Eduard Baladía (vean la opinión de este último sobre Dukan, por cierto), quisimos dar a entender que si alguien se inventa un nuevo método para arreglar edificios, debería demostrar antes que es eficaz y que no hará que se derrumbe el edificio años más tarde. Así funciona la salud pública. ¿Saben cuántos estudios hay centrados en la eficacia y seguridad de la dieta Dukan? Ninguno. Compruébelo haciendo clic aquí. ¿Qué ha escrito un libro muy vendido? Entonces olvidémonos del método científico para curar enfermedades y miremos qué libro es el más vendido para tratar la hepatitis, o el párkinson, o el cáncer.
¿Saben cuántos estudios hay centrados en la eficacia y seguridad de la dieta Dukan? NingunoLa noticia de la expulsión de Dukan del Colegio de Médicos de Francia no nos sorprende. Se le acusa de promover la discriminación de los niños que sufren obesidad, y de hacer de la medicina un negocio: según detalló en 2012 Le Figaro, Dukan factura 100 millones de euros anuales.
Nos alegramos, sin duda, de la expulsión, es un gran paso y necesario. A ver si tomamos nota de los médicos franceses. Pero algo me dice que Dukan se estará carcajeando de risa en su yate de 50 metros de eslora o en su Lamborghini nuevo, mientras responde por teléfono a los periodistas diciendo cosas como que la decisión de sus pares le da “un impulso para seguir avanzando” o, más importante, que sus colegas no quieren avanzar. ¿Qué es avanzar en medicina? ¿Escribir libros inventándose un método en unos cuantos pasos escogidos al azar? ¿O es más bien diseñar un protocolo, llevarlo a cabo, y publicarlo en una revista indexada antes de exponer a toda la población a un tratamiento novedoso? No es una tarea fácil, desde luego. Vean, si no, un protocolo sobre si señalar al melón causa su pudrimiento. Pero Dukan, tal y como señaló en una entrevista, “no tiene tiempo para esas cosas”.
¿Qué es avanzar en medicina? ¿Escribir libros inventándose un método en unos cuantos pasos escogidos al azar?Acabo instándoles a que lean (o relean) y, ante todo, difundan el estupendo texto del periodista Luis Alfonso Gámez, denominado Las cinco claves para identificar a un científico chiflado. Dichas claves aparecen en el genial libro Fad and fallacies in the name of science (“modas y falacias en el nombre de la ciencia”), escrito por el fallecido Martin Gardner en 1952. A ver si aprendemos.
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