Lo que sentimos ante la belleza de la naturaleza, es tan potente como los medicamentos.
La belleza natural de un paisaje, la espiritualidad, escuchar música
inspiradora, admirar una obra de arte o experimentar una sorpresa
agradable.
Todas estas sensaciones y las emociones que despiertan en nosotros, son
poderosos antiinflamatorios, tan potentes como los medicamentos.
La inflamación se asocia con enfermedades del corazón, la diabetes tipo 2, artritis e incluso el Alzheimer y la depresión.
Las emociones positivas, sobre todo las que surgen de contemplar la
belleza de la naturaleza, estimulan el sistema inmunitario y disminuyen
los niveles de citoquinas, las proteínas causantes de la inflamación en el cuerpo.
Esto sugiere que, cuando nos conectamos con algo más grande que nosotros y que nos llena de buenas sensaciones, "tienen una influencia directa sobre la salud y la calidad de vida".
Para evaluar el impacto de las emociones positivas sobre la inflamación,
los investigadores contaron con 200 adultos que debían comunicar la
frecuencia con la que experimentaban diversión, asombro, compasión,
alegría y amor en días determinados.
Los que tenían una mayor cantidad de estas experiencias, también tenían
los niveles más bajos de citoquina, un biomarcador de la inflamación.
UC Berkeley