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Jose Antonio Campoy:
"La medicina convencional no es una disciplina científica
basada en la evidencia por mucho que los médicos al servicio de la gran
industria farmacéutica lo repitan como un mantra ya que solo el 11% de
los 3.000 protocolos que se utilizan en los hospitales y clínicas son
claramente beneficiosos. Lo constató y publicó hace ya años –sin que
nadie lo haya refutado– el British Medical Journal –órgano oficial de la
Asociación Médica Británica– añadiendo que un 24% podrían ser “algo
beneficiosos”. Y eso implica que la eficacia del 65% de lo que hacen los
médicos no está avalada y no se justifica". Así lo afirma el periodista español Jose Antonio Campoy, director de la revista Discovery DSALUD (www.dsalud.com), en el Editorial del número de octubre.
"Lo increíble es que unos datos tan contundentes -agrega- no
hayan llevado a la realización de una inmediata investigación teniendo
en cuenta que cada año mueren en los hospitales españoles mientras son
tratados con ellos más de 400.000 personas y de que los tratamientos
médicos son ya considerados en Estados Unidos la tercera causa directa
de muerte tras el cáncer y los problemas cardiovasculares. Es hora pues
de que intervengan de una vez la Fiscalía General del Estado, la
Fiscalía Anticorrupción, las Fuerzas de Seguridad del estado y la
Judicatura porque se trata de datos –no de especulaciones– que exigen
una inmediata investigación y la adopción de medidas. No es tolerable
que mueran anualmente en España más de 400.000 personas mientras se les
aplican protocolos médicos de dudosa o nula eficacia y nadie haga nada.
Como no es tolerable que los médicos sigan afirmando que en los últimos
años se ha avanzado muchísimo en la curación de enfermedades gracias a
los recientes avances y descubrimientos de la Medicina cuando es
rotundamente falso".
Afirmaciones que Jose Antonio Campoy documenta: "En Discovery DSALUD
hemos consultado los datos de defunciones del Instituto Nacional de
Estadística (INE) y según los mismos las muertes achacables a
“enfermedades” aumentan año tras año por encima del incremento de la
población. Luego en la curación de enfermedades la Medicina no ha
avanzado NADA; al contrario, cada vez muere más gente en nuestros
hospitales. El número de defunciones por enfermedades ha pasado de las
304.850 del 2000 a las 407.489 del 2015 (último año del que hay datos
publicados). Cifras que incluyen los fallecimientos por senilidad solo
que éstas oscilan entre las 2.875 muertes del 2000 y las 1.986 del 2015.
En pocas palabras, en España mueren cada año más personas por
enfermedades a pesar de los avances de los que los médicos presumen.
Esta es la secuencia de muertes entre 2000 y 2015: 304.850, 344.132,
352.687, 368.131, 354.890, 370.453, 355.339, 375.437, 371.035, 370.437,
367.981, 373.678, 388.946, 375.741, 380.927 y 407.489. Luego la
incidencia de las supuestas mejoras de los tratamientos médicos de los
tres últimos lustros es no ya NULA sino NEGATIVA. Mueren ahora por
“enfermedades” muchas más personas que 15 años antes; dato que
–insistimos– no explica siquiera el aumento de la población ya que en 15
años se ha pasado de 304.580 personas fallecidas a 407.489 y eso
significa ¡un aumento de casi un 25% en solo 15 años! Los datos son
contundentes, dejan en entredicho al colectivo médico y hacen que la
Proposición no de ley que presentara en el Congreso de los Diputados el
grupo parlamentario de Ciudadanos para que los médicos denuncien a los
propios compañeros que opten por tratar a sus enfermos de otra manera
sea algo manifiestamente ridículo dada la ineficacia de los protocolos
oficiales".
El Editorial de Jose Antonio Campoy termina diciendo: "Es hora pues
de actuar y de investigar a los dirigentes de la Organización Médica
Colegial (OMC) que llevan tiempo afirmando falazmente que lo que ellos
propugnan es válido y las demás terapias son ineficaces y peligrosas.
Además si así fuera llevarían años permitiendo que cientos de miles de
personas –si no millones– hayan sido estafadas y puesto en peligro su
salud y sus vidas y eso es un delito grave y si no tienen razón estarían
poniendo gratuita e injustificadamente en duda la imagen, el honor y la
profesionalidad de quienes las ejercen –decenas de miles de ellos
médicos– y eso también es un delito grave; de calumnias, injurias,
difamación y atentado contra el honor y la propia imagen. Como lo es su
decisión de pedir el cierre de entre 90 y 100 webs por entender que a su
juicio se hacen eco de “contenido pseudocientífico”. Lo dije hace meses
y lo reitero: si los dirigentes de la OMC –que no son elegidos por sus
méritos académicos y científicos– creen que un medio de comunicación
está perpetrando un delito o pone en riesgo la salud o la vida de las
personas lo que deben hacer es acudir a los tribunales. Su propuesta es
inaudita en un Estado de Derecho y constituye un intolerable atentado
contra la libertad de expresión, la libertad de información y la
libertad de prensa".
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