Gloria Gastaminza

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1. Crea un espacio en tu cintura
- Agarra tus antebrazos por encima de la cabeza, "a la cosaca", y envuelve con ellos la cabeza. Te ayudará a levantar y abrir tus costillas.
- Separa un poco los pies doblando las rodillas. Busca sentirte muy sólida en las piernas y las caderas, y liviana en la parte de arriba de tu cuerpo. Mira ligeramente hacia arriba. Pon atención en tu cintura: todo el contorno y espacio entre tus costillas y tus caderas.
- Realiza movimientos lentos y sinuosos que te permitan sentir la ampliación y el suave estiramiento en longitud de diferentes zonas de todo el contorno. Experimenta con la orientación de tus codos y tus rodillas para lograrlo.
- Déjalo ampliarse, alargarse, desplegarse, moviéndote como un dragón chin2 / 6
2. Estira el abdomen por delante
A menudo los abdominales anteriores
están acortados por pasar demasiado tiempo sentados, por un exceso de
series abdominales en el gimnasio sin estirar luego o porque el estrés
se nos agarra a la boca del estómago… Vamos a ponerle remedio:
- Sitúate frente a una pared con una pelota. Hazla rodar por el antebrazo hacia el codo por la pared empujándola lo más alto posible, como si estuvieras pintando con un rodillo. Siente y permite el estiramiento de toda la parte anterior del abdomen.
- Mira hacia la mano y deja que tu columna se arquee suavemente en toda su longitud. Empújate hacia arriba desde los pies.
- Hazlo con cada brazo..

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3. Viaje al entorno visceral
- Túmbate boca arriba y apoya las pantorrillas sobre una silla. Tu vientre debe estar relajado.
- Pon las manos a la altura del ombligo y repasa mentalmente: debajo de tus manos está la ropa, luego la piel y, por debajo, la grasa subcutánea. El abdomen es un lugar de atesoramiento de reservas para tiempos de necesidad.
- Imagina ahora los músculos abdominales anteriores. Por debajo de ellos se encuentra el mundo submarino de tu sistema visceral: sumérgete hacia tu sistema digestivo. Pon en él tu atención y tu intención de transmitirle el calor de tus manos.
- Si subes las caderas podrás sentir cómo ese mundo se desplaza un poco hacia arriba en el cuerpo.

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4. Masaje suave del abdomen
Es un ejercicio para trabajar los abdominales por zonas, masajear y bombear diferentes partes del sistema digestivo.
- Túmbate de lado sobre el suelo. Busca estar confortable, como para echarte una siestecita: instala la cabeza sobre el brazo de abajo y dobla las rodillas. Deja que el vientre se derrame sobre el suelo como el contenido de un cofre del tesoro recién volcado. Tu abdomen se relaja y puedes sentir que se cae un poco hacia el suelo.
- Ahora, con los abdominales vas a recoger de nuevo hacia el interior de tu cuerpo.
- Relaja y vuelve a empezar varias veces. Es un masaje fantástico que te permite abordar el trabajo abdominal y visceral de un modo diferente.

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5. Torsión para las caderas
- Túmbate sobre el suelo formando con los brazos y las piernas la figura de una X muy alargada vista desde el aire.
- Coloca una pelota bajo la pelvis para facilitar su movilidad. Siente los talones apoyados y ruédalos de lado a lado. Los pies se moverán como un limpiaparabrisas (lentamente).
- Puedes dejar que las rodillas se adapten doblándose un poco cuando sea cómodo. Deja que este movimiento de los pies se transmita por las piernas hasta las caderas.
- Orienta tu cuerpo para sentir un estiramiento suave en diferentes lugares de tu cintura. Disfruta de la torsión visceral. Usa tu respiración de diferentes formas.

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6. Moverse desde las entrañas
- De pie, de espaldas a una pared, apoya la pelvis sobre una pelota no muy dura y hazla rodar de lado a lado sobre la pared presionándola un poco y guiándola con las caderas, que a su vez estarán guiadas por el deseo de movilizar tu sistema visceral. La intención cambia el movimiento.
- ¡Suelta la respiración y sonríe! Puedes abrir los brazos a los lados y apoyar los dedos sobre la pared para fijar un poco la parte de arriba de tu cuerpo y abrir y subir el pecho.
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