Este experimento es muy
fácil de hacer, y la verdad, a pesar de la aparente sencillez del asunto
me ha mantenido expectante, ya que aunque todos sabemos cómo se obtiene
sal marina a partir del agua de mar, es algo que nunca había seguido en
directo, y me interesaba ver cómo evolucionaba.
Esto, además de un
experimento, puede tener una componente práctica como es el
auto-abastecerse de sal para todo el año. Hay quienes claman que el mar
(o la mar, yo prefiero esta última denominación) está muy
contaminado y dicen que es una temeridad elaborar tu propia sal, así, en
un tono bastante tremendista y apocalíptico, pero quizás olviden que el
pescado, el marisco, las algas y...la sal que compran también vienen
del mar.
Necesitamos muy pocas cosas para este experimento:
- Agua de mar. La cantidad que tú quieras o puedas manejar.
- Recipientes para contener esa agua y dejarla evaporar
- Buen tiempo, Sol y... paciencia.
La principal pega para
mas de uno sé que será acceder al agua de mar. Si no vives cerca del
mar, habrá que esperar a la próxima vez que lo visites...
Procedimiento:
Recolecta el agua de mar
que vayas a procesar. Es obvio: Procura recogerla en un lugar limpio,
alejado de focos de suciedad y cuando el mar esté en calma para que no
lleve materia en suspensión. A la hora de llenar las garrafas o envases
sumerge el envase lo suficiente para no recoger agua de la superficie:
muchas impurezas flotan y están en la superficie. Evítalas. En este
experimento recolecté tres garrafas de ocho litros cada una, en total 24
litros de agua. Algo más de 800 gramos de sal.
Por término medio hay 35
gramos de sal por cada litro de agua de mar. Esto puede variar, y
mucho, en lugares en condiciones extremas. Pero lo normal es eso: 35
gramos / litro. Con treinta litros de agua te aseguras prácticamente un
kilo de sal.
Una vez en casa:
Elige un lugar que
reciba cuantas más horas de Sol, mejor. La terraza me pareció un buen
sitio. He utilizado tres barreños mas bien grandes. En cada uno de ellos
vacié una garrafa, ocho litros de agua. La razón de poner tres barreños
en lugar de uno es ofrecer mayor superficie. Cuanta mas superficie,
mayor es la velocidad de evaporación.
Al principio cubrí cada
barreño con una tela mosquitera para evitar que entraran bichos o las
probables visitas de los pájaros. Pero ocurrió un fenómeno que ya me
sospechaba que iba a ocurrir: El vapor de agua no atravesaba esa
mosquitera, y el agua no se evaporaba o lo hacía a un ritmo
desesperante.
Este es un fenómeno
curioso pero real: La tensión superficial de los fluidos hace que el
vapor de agua no atraviese fácilmente algo como una tela mosquitera.
Aunque las moléculas y átomos que componen el aire y el vapor de agua
son inmensamente mas pequeños que los intersticios de esa mosquitera, el
aire y el vapor de agua no pasan tan fácilmente. Es como si una masa de
aire (la que hay dentro del barreño) tuviese una especie de membrana
invisible, como una burbuja, y dicha membrana no se rompe fácilmente
para pasar a través de algo como una mosquitera a no ser que produzcamos
agitación mecánica y rompamos esa membrana.
Resolví cambiar los barreños de sitio, ponerlos mas altos y quitar la mosquitera.
El ritmo de evaporación aumentó notoriamente. No en vano estábamos en septiembre con un buen Sol...
Al principio no notarás nada, simplemente ves que el nivel del agua disminuye.
Bueno, quizás esté simplificando demasiado. Sí que se puede percibir algo (yo lo noté y con bastante claridad): Antes de alcanzar la saturación y comience a depositarse sal en el fondo, pueden verse en la superficie pequeños cristales de sal flotando. Es lo que se conoce como Flor de Sal. Es la forma de sal mas sibarita y cotizada que se conoce.
Bueno, quizás esté simplificando demasiado. Sí que se puede percibir algo (yo lo noté y con bastante claridad): Antes de alcanzar la saturación y comience a depositarse sal en el fondo, pueden verse en la superficie pequeños cristales de sal flotando. Es lo que se conoce como Flor de Sal. Es la forma de sal mas sibarita y cotizada que se conoce.
Agua evaporándose. Aún no se ha alcanzado el límite de saturación. No hay sal depositada |
Para que la sal se precipite debe alcanzarse lo que se conoce como límite de saturación.
Es la cantidad máxima de soluto (en este caso, sal) que puede acoger un
disolvente (en este caso agua). Cada combinación soluto/disolvente
tiene su propio límite de saturación. Para esta disolución sal/agua el
valor es de aproximadamente 360 gramos de sal por litro de agua. Es
decir, si intentamos disolver mas de 360 gramos de sal en un litro de
agua no lo conseguiremos: El exceso por encima de esos 360 gramos se
depositará rápidamente en el fondo por mucho que lo agitemos, no se
disuelve. Pero los restantes 360 gramos de sal sí permanecerán disueltos.
Curiosamente, ésta es
una proporción prácticamente igual a diez veces mas que la que tiene el
mar (35 gramos sal / litro agua). Esto quiere decir que para ver
depósitos de sal, el agua debe evaporarse hasta quedar sólo la décima parte
de la inicialmente puesta. En mi caso fueron ocho litros por barreño,
así que habría que esperar a que sólo hubiese en cada barreño 0,8 litros
para alcanzar la saturación.
Y esa saturación acudió
puntual a su cita. Aquí podemos ver el aspecto que tenía el barreño
cuando quedaba un poco menos de un litro de agua después de haberse
evaporado la restante:
Alcanzado el límite de saturación. Primeros depósitos de sal |
El resto de la sal está
disuelta en el agua, invisible, a razón de 360 gramos sal / litro de
agua. Sólo hay que esperar a que se evapore esa agua para ver esto:
Toda el agua evaporada. Toda la sal recolectada |
El proceso de evaporación llevó aproximadamente 10 días.
Acerca de la formación
de cristales, es algo bastante habitual en la naturaleza. Cuando las
moléculas de sal se van agrupando, hay unas débiles fuerzas entre
ellas que las disponen en una orientación espacial determinada,
siguiendo un patrón. Hay muchos patrones. La sal común sigue una
estructura cúbica. Y se forman cristales con esa forma. Pero esto sólo
ocurre si la evaporación es lenta como la resultante de exponer al Sol
esa agua. Si por el contrario la hervimos, el tumulto de la ebullición
impide que esas débiles fuerzas puedan ordenar las moléculas de sal y en
su lugar quedan dispuestas al azar, sin estructura, es decir, en forma
de polvo. Lo que se conoce como forma "amorfa".
Otro fenómeno que nos
vamos a encontrar es que hay una pequeña cantidad de agua por debajo de
la sal que se resiste a evaporarse por mucho calor y Sol que haya, a no
ser que la atmósfera esté excepcionalmente seca. Esto se debe a que la
Sal es higroscópica: Absorbe la humedad de la atmósfera. Podemos
descartar esa agua simplemente inclinando el barreño con cuidado.
Y ya podemos recolectar la sal y guardarla en un envase hermético para que se conserve lo mejor posible
A
pesar del mimo con que me veis producir mi propia sal, desde hace
varios años decidí prescindir de ella en la cocina y rara vez la uso.
Pienso que los alimentos ya contienen -de forma natural- la que
necesitamos y no es necesario añadir más. Pero de hacerlo, al menos que
sea sal de verdad.
La sal marina contiene
aproximadamente un 85% de cloruro sódico. El resto son minerales que son
necesarios en nuestra dieta entre los que se encuentra el magnesio...y
el yodo en una proporción adecuada. Esta es la sal que los alimentos
llevan de forma natural. La sal está en todas partes.
Por contra, está la sal refinada.
La que nos venden. Contiene casi el 100% de cloruro sódico, y
prácticamente ningún mineral. No aporta nada. Sólo sodio y en exceso.
Para colmo, lleva por añadidura un buen número de aditivos que puede que
hagan que la sal luzca mas bonita, mas blanca, no se apelmace, pero...
Dentro de lo malo, lo
menos malo. La sal marina es muy de lejos -dietéticamente- mejor opción
que la sal refinada, y además, al paladar tiene matices que la sal
refinada no puede aspirar a conseguir. Aunque todo es cuestión de
gustos...
Salinas de Torrevieja (Alicante. España) |
... os dejo el vídeo:
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