En nuestro cuerpo hay toxinas, y si
la sangre no circula bien, estas toxinas se acumularán en determinados
lugares.
Para conservar la salud, nuestro organismo necesita expulsar esas toxinas. Los masajes estimulan la circulación sanguínea. Cuando la sangre circula bien, alimenta órganos como los riñones, el hígado y los pulmones para que puedan expulsar las toxinas del cuerpo. Por eso es importante que la sangre circule bien. Beber mucha agua y hacer la práctica de respirar profundamente ayuda también a expulsar las toxinas del cuerpo a través de la piel, los pulmones, la orina y los excrementos.
Para conservar la salud, nuestro organismo necesita expulsar esas toxinas. Los masajes estimulan la circulación sanguínea. Cuando la sangre circula bien, alimenta órganos como los riñones, el hígado y los pulmones para que puedan expulsar las toxinas del cuerpo. Por eso es importante que la sangre circule bien. Beber mucha agua y hacer la práctica de respirar profundamente ayuda también a expulsar las toxinas del cuerpo a través de la piel, los pulmones, la orina y los excrementos.
Todas las prácticas que nos ayudan a
eliminar las toxinas del cuerpo son muy importantes. Supón ahora que en
mi cuerpo hay una zona muy dolorosa, porque las toxinas se han acumulado
en ella. Cada vez que la toco, me duele; esto equivaldría a tocar un
nudo interior que se hubiera formado en la mente.
La energía de ser consciente, la práctica de ser consciente,
es como la práctica de dar un masaje a una formación interior. Quizá
tengas un bloque de sufrimiento, dolor, pesar o desesperanza en ti, algo
que constituye un veneno, una toxina en tu conciencia. Has de practicar
el ser consciente para abrazar y transformar esa toxina.
Abrazar el dolor y el pesar que sientes
con la energía de ser consciente es exactamente la práctica de dar un
masaje, aunque no a tu cuerpo sino a tu conciencia, que también puede
tener una mala circulación. Cuando la sangre no circula bien, los
órganos no funcionan adecuadamente y enferman. Cuando la psique no
circula bien, la mente también enferma. Ser consciente es una energía
que estimula y aumenta la circulación en los bloques de dolor.
Nuestros bloques de dolor, pesar, ira y
desesperanza siempre quieren subir a nuestra mente consciente, a nuestra
sala de estar, porque han crecido mucho y necesitan nuestra atención.
Quieren emerger, pero nosotros no queremos que lo hagan porque nos
resultan dolorosos, así que les bloqueamos el camino. Deseamos que sigan
durmiendo en el sótano. Como no queremos afrontarlos, nuestro hábito es
llenar la sala de estar con éstos huéspedes (mente).
Pero siempre que tenemos diez o quince
minutos de tiempo libre y no sabemos qué hacer, estos nudos interiores
surgen y nos ponen inhabitable la sala de estar.
Para evitarlo, cogemos un libro,
encendemos la televisión, salimos a dar una vuelta con el coche o
hacemos cualquier otra cosa para que la sala de estar esté ocupada,
porque de ese modo las formaciones interiores no entran en ella.
Todas las formaciones mentales necesitan
circular, pero nosotros no queremos que afloren porque no deseamos
sentir el dolor que nos producen. Queremos que sigan encerradas en el
sótano. Tenemos mucho miedo, porque creemos que si las dejamos subir,
sufriremos enormemente. Por eso nuestro hábito diario es llenar la sala
de estar con huéspedes como la televisión, los libros, las revistas y
las conversaciones, para impedir que estas formaciones interiores
afloren. Cuando persistimos en ello, creamos una mala circulación en
nuestra psique y empiezan a aparecer síntomas de algún trastorno mental y
de depresión. Se manifiestan en nuestro cuerpo o en nuestra mente.
Thich Nhat Hanh-
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