26/01/2019
China compró recientemente tecnología que puede monitorear los niveles de atención de los estudiantes a escala masiva.
Los dispositivos tecnológicos Focus 1, desarrollados por la empresa
estadounidense BrainCo, pretenden monitorizar la concentración leyendo y
traduciendo las señales cerebrales.
BrainCo firmó un acuerdo con un distribuidor chino para suministrar 20.000 dispositivos.
El plan es equipar a los estudiantes para “capturar datos de 1,2
millones de personas”, dijo el fundador y director ejecutivo de BrainCo,
Bicheng Han, al diario The Independent.
Según la página LinkedIn de
Han, se graduó en la Universidad de Harvard y formó parte de la
Asociación de Académicos y Estudiantes de la Universidad de China, un
grupo para los estudiantes chinos en el extranjero.
La compañía llevó a cabo un estudio reciente en escuelas chinas en el
que 10.000 estudiantes de entre 10 y 17 años utilizaron el dispositivo,
según la revista científica New Scientist.
Estos dispositivos tecnológicos se comercializan como un producto
innovador que ayudaría a los profesores a identificar a los estudiantes
que puedan estar necesitando ayuda adicional en la clase, mediante el
uso de sensores de electroencefalografía (EEG) para detectar la
actividad cerebral.
Las luces incorporadas en los dispositivos parpadean con diferentes
colores, dependiendo de los diferentes niveles de concentración del
usuario. El sistema de código de colores, a su vez, alertaría al maestro
sobre la atención del estudiante en el salón de clases.
Neurocientíficos y psicólogos pusieron en duda la eficacia de esta tecnología.
En un artículo de octubre de 2017 sobre la tecnología de BrainCo, Sandra
Loo, profesora de psiquiatría de la Universidad de California en Los
Ángeles, dijo a EdSurge, un sitio web de noticias sobre educación, que
las variables como la variación natural en la actividad neurológica
entre humanos pueden llevar a suposiciones engañosas sobre cómo está
funcionando un individuo y lo que necesita.
En 2016, en el Consumer Electronics Show celebrado en Las Vegas, cuando BrainCo realizó su primera demostración pública de
los dispositivos Focus 1, los dispositivos no cumplieron con las
expectativas. Registraron ondas cerebrales a pesar de no haber sido
usadas en ese momento, poniendo en duda su funcionamiento en general.
“No he visto ningún dato que indique que se pueda disociar [en un examen
de EEG] si alguien está prestando atención al profesor o a su teléfono o
simplemente a sus propios pensamientos internos o sueñe despierto”,
dijo Theodore Zanto, profesor de neurología de la Universidad de
California en San Francisco, a EdSurge. Los estudiantes que usan los
auriculares “pueden estar increíblemente concentrados, pero enfocados en
lo incorrecto, y se pueden obtener las mismas medidas de EEG”.
Pero incluso si la tecnología proporcionara lecturas precisas, suscita
preocupaciones en lo que respecta a las cuestiones jurídicas relativas a
la protección de datos y la privacidad.
Además, el uso de esta tecnología desafía los límites éticos de la
medida en el que las escuelas deben ir a “entrenar” a los niños.
Los resultados de la prueba de China no se publicaron todavía en alguna revista académica.
El monitoreo de los estudiantes se generalizó con el apoyo del régimen
chino y el fomento del desarrollo de equipos de vigilancia de alta
tecnología. En diciembre de 2018, los internautas chinos se preocuparon
por la noticia que más de 10 escuelas de la provincia de Guizhou
tendrían que usar “uniformes inteligentes” con chips electrónicos que
rastrean sus movimientos.
Los chips pueden rastrear la ubicación exacta de cada estudiante y
pueden activar una alarma cuando el sensor detecta que un estudiante se
quedó dormido en clase.
La noticia suscitó preocupación por la violación de la privacidad de los estudiantes.
En mayo de 2018, una escuela secundaria
de la ciudad de Hangzhou empleó cámaras con tecnología de
reconocimiento facial para seguir la atención de los estudiantes en las
clases. Estas cámaras escanean las caras de los estudiantes cada 30
segundos para analizar sus expresiones faciales y detectar su estado de
ánimo. A cada estudiante se le asignó un puntaje basado en qué tan bien
parecía estar prestando atención durante la clase.
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