Libérate de toda atadura para que tu cuerpo pueda relajarse en los ritmos del universo.
Mueve
tu cuerpo, ejercítalo y mantenlo en movimiento. Comprométete a
mantenerlo libre de toxinas, tanto físicas como emocionales.
No
lo contamines con bebidas o alimentos muertos, químicos tóxicos,
relaciones o emociones tóxicas. Asegúrate de alimentar tus relaciones
saludables y no albergues rencores ni resentimientos. La salud de cada
célula contribuye directamente a tu estado de bienestar, ya que cada
célula es un punto de conciencia en el campo de conciencia que tú eres.
Cuerpo
y mente son la danza del universo y, cuanto más bailen con el universo,
más alegría, vitalidad, energía, creatividad, sincronicidad y armonía
experimentarás.
Puedes
permanecer sintonizado a tu cuerpo siendo consciente de cómo bailas con
el universo. Si prestas atención a los ritmos y ciclos de tu cuerpo y
mente, verás cómo puedes sincronizar con los del universo. No tienes que
ser ningún experto, simplemente presta un poco de atención a esto.
Observa cómo te sientes en diferentes momentos del
día y del mes dependiendo del ciclo lunar. Mira al cielo y fíjate en los
ciclos de la luna. Siente tu cuerpo y observa cómo se relaciona con
cada estación.
Entre
las seis y las diez de la mañana y las seis y las diez de la noche es
cuando tu cuerpo está en su fase de metabolismo más baja. Lo ideal sería
meditar al inicio de esta fase y hacer ejercicio en la mitad de ella.
Entre
las diez de la mañana y las dos de la tarde es cuando el fuego
metabólico se encuentra al máximo. Es el momento de hacer la comida
principal porque tu cuerpo metabolizará mucho mejor. Entre las dos y
las seis de la tarde es un buen momento para estar activos, aprender
nuevas actividades mentales o emprender actividades físicas.
Entre las dos y las seis de la mañana es buen momento para soñar.
Alrededor
de las seis de la tarde, preferiblemente antes de la puesta del sol, es
un buen momento para cenar. Es mejor cenar algo ligero y dejar al menos
dos o tres horas de intervalo entre la cena y el sueño.
Por lo tanto, intenta acostarte hacia las diez o diez y media de la noche y tendrás un descanso ideal con grandiosos sueños.
Por lo tanto, intenta acostarte hacia las diez o diez y media de la noche y tendrás un descanso ideal con grandiosos sueños.
Estas
son recomendaciones muy básicas pero, una vez que empezamos a
sintonizar nuestros ritmos con los ritmos cósmicos, el cuerpo se siente
bastante diferente. Se siente vital; no se cansa.
Empezamos
a experimentar ese estado de conciencia en el que todas las cosas de
nuestra vida fluyen con facilidad. Una salud vibrante no es solo la
ausencia de enfermedad; es esa alegría que debería estar en nuestro
interior todo el tiempo.
La
tecnología no va a hacernos más sanos. Lo que va a hacernos más sanos
es que estemos alineados con las fuerzas del universo, que sintamos que
nuestro cuerpo es parte del cuerpo de la naturaleza, comulgar con ella y
con nuestra alma pasando tiempo en silencio.
El
poeta hindú Rabindranath Tagore resume el milagro de la vida de una
manera más hermosa de lo que la ciencia puede hacerlo. Dice: “La
misma marea de la vida que corre por mis venas día y noche corre por el
mundo y baila con métrica cadenciosa. Es la misma vida que se dispara
con alegría por el polvo de la tierra en innumerables briznas de hierba,
rompiendo en olas tumultuosas de hojas y flores. Es la misma vida a la
que mece el mar, cuna de nacimiento y muerte, en su flujo y reflujo".
Los
mares y ríos de esta biosfera son la sangre de la vida que circula por
nuestro corazón y nuestro cuerpo. El aire es el aliento sagrado de vida
que da energía a cada célula de nuestro cuerpo, a fin de que sea posible
vivir, respirar y participar en la danza del cosmos. Tener la
experiencia de “el latido vital que baila en este momento en nuestra
sangre” es vivir la alegría, la conexión con el cosmos.
Esta es la experiencia sanadora; es la experiencia de estar completo. Y estar completo es vivir en la gracia.
Bailando con el universo de D. Chopra.
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