LA INDUSTRIA NO QUIERE ADMITIRLO, PERO CADA VEZ EXISTEN MÁS PRUEBAS DE QUE LA RADIACIÓN ELECTROMAGNÉTICA PRODUCIDA POR LOS APARATOS ELECTRÓNICOS QUE UTILIZAMOS DAÑA NUESTRO CUERPO.
Puede que nunca lo hayas
pensado de esta manera, pero estas formando parte del experimento
biológico más grande que haya existido. Por primera vez, la gran mayoría
de la población mundial está sosteniendo transmisores de microondas de
alto poder (en forma de teléfonos celulares) contra sus cabezas,
exponiéndose a niveles de radiación que no conocíamos antes. Los riesgos
parecen evidentes, señala Martin Blank en un artículo para Salón, pero
aún no sabemos con certeza qué tan grandes son.
Los teléfonos celulares
generan campos electromagnéticos y emiten radiación electromagnética.
Aún no se tiene claro cuáles serán los efectos de esta radiación, pero
sabemos que nos afecta. Entre los potenciales efectos negativos están el
Alzheimer y varios tipos de cáncer, el problema es que son enfermedades
que pueden tardar muchos años en desarrollarse.
Pero esta radiación no
solo se genera a través de dispositivos electrónicos. De hecho toda la
red eléctrica es un generador de radiación electromagnética en la cual
está sumergida el 75% de la población mundial de forma continua.
La ciencia de los
bioefectos causados por la radiación electromagnética está en ciernes y
los científicos ni siquiera han sido capaces de definir qué constituye
un nivel seguro de exposición a esta radiación. Lo que sí se sabe es que
toda radiación electromagnética afecta a los seres vivientes. Numerosos
estudios han demostrado que la radiación puede causar mutaciones en el
ADN. Un estudio israelí encontró que la gente que utiliza teléfonos
celulares más de 22 horas al mes tiene un 50% más de probabilidades de
desarrollar cáncer en las glándulas salivales. Otros estudios muestran
que el uso prolongado de celulares aumenta hasta 240% el riesgo de
desarrollar tumores del lado de la cabeza en que se usa el teléfono.
También se sabe que los individuos que viven dentro de un diámetro de
400 mts alrededor de una torre de transmisión por 10 o más años,
desarrollan cáncer tres veces más frecuentemente.
Otras investigaciones
han demostrado que utilizar un teléfono celular entre 2 y 4 horas al día
lleva a una baja del 40% en la cuenta de esperma y que los
espermatozoides sobrevivientes muestran reducidos niveles de viabilidad.
La radiación
electromagnética no solo afecta a los humanos, sino a toda la
naturaleza. Se sabe que puede afectar la habilidad de aves y abejas para
navegar. Se cree incluso que el aumento de la radiación está vinculado
con el colapso masivo de colonias de abejas en todo el mundo. En un
estudio, colocar un sólo teléfono celular frente a un panal llevó a la
rápida y completa desaparición de toda la colonia.
La Dra. Reba Goodman ha
encontrado que campos relativamente débiles de fuentes comunes pueden
afectar la habilidad de las células para generar proteínas. Siempre se
había creído que solo las formas ionizadas de radiación, como los
rayos-X o los rayos ultravioleta, eran dañinos para los humanos, pero
que las formas no-ionizadas, por ser más débiles, eran inofensivas. Se
sabía que la radiación electromagnética podía generar un aumento en la
temperatura del cuerpo, pero fuera de esto se creyó largo tiempo que era
benigna.
El problema es que ahora
toda la investigación adquiere un tinte político. Así como ha sucedido
con el tabaco, los pesticidas o el fracking, las industrias pagan a los
científicos para generar “ciencia” que avale la seguridad de sus
productos, además de acosar y bloquear sistemáticamente a todos los
científicos que opinan lo contrario. Como señala el Dr. Henry Lai (quien
junto con el Dr. Narendra Singh realizó la investigación que demostró
los daños causados al ADN por la radiación electromagnética): “muchos de
los estudios son hechos solamente para servir como herramientas de
relaciones públicas para la industria.”
No sólo las industrias
presionan para ocultar los verdaderos efectos de la radiación, sino que
la gente misma parece dispuesta a ignorarlos. El gran problema es que
actualmente el uso de dispositivos que emiten radiación electromagnética
es irreversible. Toda la sociedad posterior al siglo XIX se basa en su
uso y el mundo como lo conocemos colapsaría el momento en que todo el
mundo apagara sus computadoras y sus teléfonos.
Nadie quiere regresar al
oscurantismo, la solución no está en eliminar los dispositivos móviles,
sino en regular a la industria y obligarla a generar tecnología que
reduzca sus emisiones de radiación. Es fundamental tener conciencia a
nivel personal de lo que nos pueden causar estos dispositivos, así
controlaremos su utilización y nos daremos cuenta de que no tenemos que
ser tan dependientes de ellos.
fuente/Pijamasurf
fuente/Pijamasurf
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