Por desconocimiento, a muchas personas nos faltó mucho amor incondicional de pequeñas. Hoy esa “falta de amor” la seguimos reclamando en otr@s y buscando la paz, la seguridad, el amor y/o la tranquilidad que creemos que nos falta en un amor imaginado. Por eso, le exigimos al familiar, pareja, amig@ etc…que nos quiera, que nos haga caso, que nos valore, que nos escuche, que nos lleve al cine y eso no lo hacemos para disfrutar sino para sentirnos queridos. En muchas de nuestras relaciones hacemos cosas para gustarle a la otra persona y así ser merecedor@s de su amor; Viene de la educación basada en el castigo o recompensa: “Si haces lo que yo quiero te quiero, si no te castigo”. Cuando lo encuentras en ti dejas de pedir a las personas de tu alrededor que te amen, y dejas de actuar “diferente” haciendo cosas por y para la otra persona con la intención de buscar su amor y reconocimiento. Al hacer cosas para que otra persona te ame dejas de ser tú, y si dejas de ser tú, ¿A quién está amando la otra persona? Eso es muy distinto de casarse, tener hijos, ir a ver el fútbol, etc…porqué la otra persona quiere, ese: “lo hago por ella” es un claro miedo a perderla que te hace actuar de una manera diferente a tu auténtica esencia. Suena obvio: ¿Por qué ser otra persona para que te quieran si a quien van a querer es a otra persona? y ¿Cuánto durará eso? Un ego terco puede hacerlo durar muchos años y dejar al ser viviendo en una sensación de vacío que tarde o temprano manifiesta una ruptura superviviente. Dejamos de ser nosotr@s en busca de ese amor que no recibimos de pequeños. Ese amor no te lo va a dar otra persona, naciste con él y sigue estando en ti. Por educación y falsas creencias no se vio correspondido en la cuna pero está en ti.
Las relaciones esenciales se basan en el amor que cada persona tiene por si misma. Tu amor es lo que se refleja en la otra persona y ella corresponde porqué lo siente, no porqué quiere que la quieras. Lo mismo ocurre con algo tan sencillo como decir algo para gustarle a la otra persona; esas palabras llevan consigo una necesidad que las hace falsas. Y la intención es el lenguaje que entiende el ser. Si quieres decir algo, dilo desde tu esencia y con tu autenticidad, esas palabras vibran a tu frecuencia, es decir, representan quien tú eres y resuenan o no con otra persona. Cuando te amas a ti mism@ desde tu interior empiezas a reflejar el amor fuera, no necesitas pedir que alguien te quiera porqué ya lo hace. Habla, piensa y actúa desde tu esencia, libre de necesidades y faltas así conectas contigo mism@. Y cuando estás en contacto contigo y eres auténtic@ el amor está en todas partes.
Eva Sandoval,
"Pasé mucho tiempo haciendo lo que se suponía que debía hacer y mi vida tenía poco sentido. Como muchas otras personas, escondía mi infelicidad trabajando mucho, quejándome y anestesiandome con cualquier cosa que me hiciera olvidar la vida que llevaba o al menos lo que no me gustaba de ella. Aparentemente todo era normal pero interiormente era una especie de prisión de la que parecía no poder salir. Un día dije basta y lo dejé todo sabiendo que las cosas podían ser diferentes aunque aún no lo viera…me dije a mi misma: ¡Voy a estar siempre donde quiero estar! Y así lo hice. Cambié el patrón de víctima por el de creadora."
En su blog, evasandoval.es, hemos encontrado una entrada muy interesante que reproducimos aquí. Para contactar con Eva pincha aquí.
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