miércoles, 10 de diciembre de 2014

Cómo sanarse a sí mismo.....




Desde un principio, se debe puntualizar que toda creación, por su origen divino, tiende, por propia condición natural, a equilibrarse y sanar por sí misma. Así ocurre, por ejemplo, con el propio Universo Cósmico que siempre ostenta la querencia innata de adoptar siempre los estados de mayor equilibrio que sean posibles en cada instante, el Cosmos y todos los microcosmos que lo componen (galaxias, planetas, procesos, seres vivos, realidades, situaciones y eventos), y del mismo modo procede y reacciona el cuerpo físico y todos los cuerpos energéticos (etérico, emocional, mental y espiritual) de que dispone el ser humano.

Una enseñanza importante argumentada en los contenidos e informaciones de los Mensajes Canalizados, que nos desvelan un conocimiento trascendental acerca de los procesos de sanación, radica en que todo desequilibrio o dolencia que aparece reflejándose en el cuerpo físico parte previamente de desajustes existentes producidos ya en el cuerpo emocional o astral, y no desde el cuerpo mental directamente, sino desde el campo de las emociones. Más bien desde el mental se plasmarían dichos desfases en el emocional y desde este pasarían al plano físico, puesto que si la realidad física se manifestase en la 3D directamente desde el mundo de los pensamientos, con lo dispares que estos pueden llegar a ser en este plano existencial, la vida en este planeta se volvería, tal vez, demasiado caótica.

Cuando cierta dolencia hace su aparición, sucede como con el resto de procesos que acontecen y se manifiestan en este mundo. Se recuerda que todo potencial antes de ser manifestado en la realidad física ya existe en el cuerpo astral en esta dimensión, del cual es seleccionado y atraído para acabar tomando forma, dependiendo, en la mayoría de los casos, fundamentalmente, de las señales vibratorias emitidas por cada ser humano que estas posibilidades puedan llegar a materializarse.

No obstante, sean cuales fueren las características o causas externas que estén vinculadas con el bloqueo del cuerpo físico que se experimente, bien se enfatice en los denominados microorganismos, virus o bacterias, bien se trate de dolencias de cualquier índole, consideradas musculares, óseas, nerviosas, etc., bien se identifiquen entes, energías o los así también llamados espíritus, que, en cualquier caso, puedan provocar una desaplicación o disfunción del organismo, en todos los supuestos posibles, habidos o por haber, cualquiera de estos potenciales son atraídos y propiciados por los propios aspectos internos que el ser humano mantiene consigo y que requieren de su atención y revisión, que guardan un orden, lógicamente, con su estado evolutivo y su plan de evolución, y que van a ir marcando, así, sus experiencias y cuestiones de vida, y que, por tanto, son los que van a ir dando forma a todo su entorno exterior y que, en las circunstancias de disfunción o deterioro físico que se mencionan, estos no guardan del todo armonía y equilibrio respecto a la sintonía vibratoria de la energía del Amor, llegando estos desajustes a reflejarse en la realidad física, en este caso en el cuerpo físico en forma de achaques, afecciones, molestias o trastornos varios, como reflejos palpables de la existencia de dichos aspectos resistentes que impiden la liberación del ser, traspasando finalmente todas las capas y el entramado energético de los cuerpos más sutiles hasta alcanzar forma visible y apreciable en el cuerpo físico.

Otra forma de expresarlo podría resultar de desvelar que, en realidad, todas las formas de energía y conciencia (pensamientos, emociones, palabras, acciones, actitudes y hábitos) coexisten en planos y estratos de vida junto con otras configuraciones existenciales semejantes a estas en vibración (amistades, economía, virus, energías, entes y espíritus) en un movimiento continuo de reagrupación y reunificación, y que la constitución de cada uno de estos mundos representa en sí un mismo proceso.

Si se trata de aspectos emocionales no alineados o fuera de la armonía que establece el Amor, ellos mismos atraen situaciones igualmente desajustadas, ya que todo lo que vibra energéticamente en la misma frecuencia se atrae y se configura ordenándose así, como lo dispone la Ley Universal de la Atracción Divina, tanto en lo que al estado de salud respecta como a lo referido a cualquier otro orden de la vida.

Esta explicación expresa una vez más la causa por la cual las emociones susceptibles de revisión y transformación aparecen como reflejos externos que provocan malestar, dolor o bloqueo en el cuerpo físico, según ahora se está tratando, añadiendo que, en general, todo nuestro entorno, pues, hace referencia, sin excepción, a reflejos de nosotros mismos o a reflejos de todos y cada uno de nuestros aspectos internos, equilibrados o sin equilibrar.

En caso de que sean detectados bloqueos a nivel del cuerpo físico o en otro nivel de experiencia, se podrá evidenciar la correspondencia que cualquiera de estos sucesos tendrá con la falta de alineación de ciertas emociones que puedan estar sustentándose al mismo tiempo.

De esta forma, es como estos aspectos, no tratados y expuestos aún a la luz y a la transformación del Amor, van a poder salir al estado consciente para que puedan ser identificados, reconocidos y abordados como precisan para elevar su estado energético, que en estado de bloqueo es básicamente denso y pesado desde el punto de vista de su frecuencia vibratoria. Es decir, en muchas ocasiones, a través de las propias realidades no alineadas que estos mismos aspectos atraen, será como ellos pueden llegar a ser sentidos y percibidos emocionalmente en formas reconocibles como el miedo, el dolor interior, las dudas, la ansiedad, la alteración, la rabia, las resistencias, los bloqueos, las faltas de aceptación, etc., y que de otra forma cabe la posibilidad de que no hubiera sido detectada o advertida su existencia.

Será así como, en primer lugar, en ciertos casos puedan ser descubiertos y reconocidos estos modos energéticos internos, pues, no es descartable que la persona en cuestión desconociera, en verdad, la permanencia de estas emociones, hasta que, experimentado cierto suceso, son sacadas a la palestra. En cambio, si se acometen actividades de meditación e introspección con dedicación y constancia diariamente, los desajustes pueden llegar a ser percibidos o distinguidos con antelación antes de que lleguen a manifestarse en la realidad física, pudiéndose subsanar desenlaces no deseados, incluso antes de que hagan su aparición.

Con el conocimiento de la existencia de aspectos emocionales no refinados en la nueva energía del Amor, albergados en el campo emocional, tal circunstancia tan solo requiere de que, a través del permiso y la atención que les otorguemos, sin límites e incondicionalmente, para que de este modo puedan permanecer el tiempo que demanden en nuestro nivel consciente, expresándose, haciendo libre y total uso de su derecho de manifestación, en la serenidad y la calma que nos permita percibirlos, sin involucrarnos o dejarnos llevar por sus impulsos o inercia, tan solo contemplando y sintiendo su expresión emocional (dolor, miedo, ansiedad, resistencia, no aceptación, bloqueo, etc.) como partes energéticas nuestras que son y que únicamente solicitan no ser censuradas, obviadas o reprimidas, acaben, de esta forma, recibiendo las energías del amor incondicional y la aceptación total que necesitan incorporar e integrar para alcanzar la elevación e iluminación que merecen para sumarse a la ascensión junto con el resto de partes de nuestro ser en su conjunto.

Este entendimiento y las actitudes que de él se deriven, por supuesto, gozarán de independencia a la hora de ser aplicados, sean cuales fueren los escenarios planteados y tanto si dichos aspectos han traspasado al plano físico o no, o de si, en caso de que ya se hayan manifestado, se hayan podido magnificar en mayor o menor grado, es decir, la puesta en práctica de este nivel de maestría es exactamente la misma en cualquier de los casos. Todo parte de la voluntad firme, de la introspección, de la quietud, de la paciencia para que todo se desenvuelva al ritmo adecuado, de la confianza de que la energía del Amor funciona así y de la humildad de que en manos de la divinidad que Dios nos otorga y nos dedica todo es posible.

En la tesitura de realidades en desequilibrio o bloqueo, en el estado de salud o en otra faceta de vida, la actitud necesaria y suficiente es siempre la misma como se ha descrito. De igual modo, otros posibles escenarios (relaciones, economía y propiedades), así como sus respectivos aspectos asociados, serán merecedores del mismo amor y aceptación inconmensurables, propios de la permisividad por una apertura hacia ellos de todo corazón.

Así es como las emociones menos lumínicas y densas saldrán desde el fondo más profundo del ser humano, guardando cierto orden o no, y es justamente, en esos momentos, cuando ha de ser permitida la salida de dichas energías para que así sean liberadas, sin que, bajo ningún concepto, haya que reaccionar ante la impronta de estas. Esta es la forma en cómo el proceso de Transmutación y Purificación Divinas tiene lugar en la Creación de una manera totalmente natural, espontánea y automática sin mayores requisitos.

Esto, por otro lado, es independiente de que haya, obviamente, además, una intención importante de partida en cuanto a lo que al enfoque se refiere, pues la contemplación y el enfoque de lo que se desea indicará desde un principio la dirección que la energía debe seguir para plasmar y manifestar la resolución de lo que se está demandando, y que, sin incompatibilidad alguna con todo lo anterior, ciertas acciones puedan acometerse también de forma directa, sencilla, fácil y rápida, porque, de este modo, así, las situaciones en concreto lo vayan requiriendo y precisando, procurando abstenerse de caer en lo dificultoso, enrevesado e inalcanzable como indicio de potencial, tal vez, inaccesible, aclaración que también convenía especificar y que, en realidad, es bien distinta a que, una vez que son conocidas las indicaciones para la atracción y creación consciente de los potenciales más favorables y propicios, se emprendan una serie de decisiones, elecciones o actuaciones en sentido contradictorio, y que, en definitiva, se salgan fuera del guión establecido para la existencia en dimensiones superiores a la 3D, que acaben empeorando notoriamente las realidades de enquistamiento y bloqueo ya existentes.

Enfocando de nuevo el campo de la salud del cuerpo físico, no habría que añadir conceptos nuevos a lo ya dispuesto en los renglones anteriores, ya que todo lo referido antes constituye el medio y las pautas decisivas que hacen factible la instauración de un nuevo equilibrio de los aspectos y códigos energéticos internos, acordes con una nueva energía, con una nueva forma de vivir y con una nueva dimensión en el planeta, así como de todas las situaciones externas asociadas a dichos aspectos, incluyendo, por supuesto, todo lo concerniente al estado del cuerpo físico y a lo que a su salud se refiere.

Por esto mismo, no resulta novedoso añadir que los pasos a seguir en un proceso de equilibrio y sanación son bien simples y sencillos a la hora de abordar el alineamiento de toda situación limitante y carente de abundancia en la vida. Son totalmente válidos para toda forma de vida, existencia y conciencia, aspectos internos y externos, que formen parte del ser humano y de su realidad.

Por otra parte, conviene resaltar el panorama y la trama que con cierta frecuencia se genera y desencadena cuando son detectadas algunas dolencias físicas. En primer lugar, las reacciones que se suelen despertar en la persona vienen a responder a un estado de impaciencia más o menos acentuado por solventar una situación incómoda y de incertidumbre con la mayor antelación, y enfocado, generalmente, en suprimir y en erradicar en la mayor brevedad de tiempo posible esa coyuntura que provoca un estado no amado y no aceptado, caracterizado globalmente por un malestar físico, emocional y psíquico.

Se suele presentar enseguida en estas situaciones un cuadro emocional interno de resistencia considerable a que suceda lo que está ocurriendo, de bloqueo ante una realidad que incomoda notablemente, de no aceptación a estar viviendo dicho trance, de rechazo de una parte interna que está empezando a ser percibida y, por supuesto, de mucho miedo si la dolencia es etiquetada o catalogada como grave.

Este, desde luego, es un caso típico que se pretende resaltar en este capítulo, en cuya argumentación se procura hacer énfasis, en particular, en la posible carencia de salud del cuerpo físico, pero que, igualmente, el desajuste o desequilibrio puede ser manifestado a través de otros escenarios de vida que únicamente se limitan a reflejar aspectos inconclusos que necesitan ser completados. Conflicto en las relaciones humanas, precariedad económica y embargos, entre otros. ¿O acaso estas realidades individuales no demandan también sanación y, por tanto, la obtención en las mismas de alineamiento y abundancia no forman parte de la sanación del mismo individuo?

Se va a hacer un inciso más para mencionar que el miedo incitado por la desconfianza a que, verdaderamente, las energías del Amor ejerzan su acción reconstituyente y milagrosa, que, al igual que acentúa con celeridad, actualmente, las heridas y limitaciones interiores poniéndolas de manifiesto interior y exteriormente, pueden atraer con la mayor prontitud la abundancia, el equilibrio y la sanación en los conflictos o, lo que es lo mismo, atraer, asimismo, los medios y soluciones que faciliten el restablecimiento y la armonía de todo estado vital, puede acabar desembocando en la duda, el desconcierto y en la toma de decisiones que abran puertas que conduzcan a potenciales bastante más angostos y complicados.

Sin ir más lejos, y así lo indican las propias canalizaciones, los mismos procesos cancerosos, que pueden gestarse desde hace años, principalmente, por los hábitos, conductas y actitudes que han ido adoptándose, sin provocar la muerte absolutamente a nadie en el transcurso de estos períodos, cuando toman cierto tamaño por el cúmulo reiterado de estas energías no armónicas y densas y se hacen notar físicamente, pueden provocar un estado de desconcierto tan absoluto y generalizado que pueden postrar a los pacientes directamente a los pies de cirugías y tratamientos tan agresivos para el organismo que pueden conducir a potenciales de gran dificultad, por la condición de no caer en la verdad de que en la energía del Amor todo puede ser subsanado por sí mismo o a través de las soluciones que desde la acción de esta nueva energía se puedan atraer y manifestar de forma rápida y directa.

El cáncer es el medio por el cual el cuerpo físico del ser humano amortigua las energías distorsionadas que ciertos aspectos, adicciones o comportamientos del individuo generan, proporcionado el adecuamiento necesario, en la medida de lo posible, para que, aun con la insistencia de estas energías, se pueda seguir prolongando el funcionamiento orgánico del cuerpo. Es una reacción que atiende a un proceso natural de compensación como puede suceder, por ejemplo, con el mismo sudor cuando se realiza un ejercicio físico o con la fiebre cuando se presenta alguna alteración del organismo.

Es por ello por lo que el cáncer puede ser sanado cambiando ciertos parámetros de vida:

1- Tomando conciencia de todas las partes del ser, incluidas las partes del cuerpo físico, que presenten dificultad o bloqueo y de todos los aspectos emocionales y mentales que, a la vez, reclaman revisión y transmutación, percibiéndolos y permitiendo que se expresen, sin represión, con amor incondicional y aceptación total hacia sus estados y manifestaciones, incluidas las dolencias o desajustes físicos que se padezcan.

2- Identificando y cambiando los hábitos que se reconozcan como no apropiados y no beneficiosos para el tránsito de vida, aspirando para ello a la mayor perfección e impecabilidad en cuanto a las posibles mejoras y a la mejor de las evoluciones.

3- Apertura y abandono en la energía del Amor y en la Luz Divina que equilibran y sanan los cuerpos con el aumento de la vibración energética en estos mediante la oración y meditación diarias.

4- Llevar una alimentación adecuada, basada especialmente en nutrientes vegetales idóneos cocinados y preparados de forma adecuada, evitando, así, las bajas frecuencias vibratorias de la comida de origen animal, sobre todo, carne y pescado, que acaban encontrando aposento en los cuerpos energéticos y que pueden reflejarse posteriormente en el cuerpo físico.

5- Incentivar el estado interior con estímulos externos como música, libros, vídeos, películas y relaciones adecuadas que eleven el espíritu, evitando, por ejemplo, espacios televisivos dramáticos, cruentos y polémicos, y conversaciones que generen violencia y mermen un estado de armonía y paz.

6- Pasar momentos en espacios naturales (bosques, parques, parajes, zonas ajardinadas, etc.).
7- Etc.

Pero si, por el contrario, se adoptan decisiones y actitudes que pretendan eliminar el estado de disfunción o deterioro de alguna parte física, a toda costa, que solo está indicando con amor, mediante los medios de los que dispone, que se debe de producir un replanteamiento de las condiciones de vida del individuo y dar un giro que garantice la mejora de estas, y si, por definición, además, este clase de opciones presenta no aceptación, resistencia, hostilidad o agresividad hacia estas partes del cuerpo, ya se ha comentado, que, si se pretende suprimir o rechazar los aspectos internos y las situaciones que estos atraen, estos se pueden acabar rebelando y magnificando en mayor medida, con cierta probabilidad, porque lo único que están pidiendo es que se les ofrezca el amor que necesitan para transmutar, equilibrar y sanar.

Reconozcamos, pues, que la clave de nuestro bienestar, desde una visión general, se halla en apreciar y comprender cómo funciona el Universo, todas las formas de vida que este alberga, incluido el ser humano, y también las Leyes Divinas que lo rigen y lo hacen funcionar, evolucionar y expandirse, para que, de esta forma, podamos propiciar conscientemente las realidades siempre más beneficiosas y favorables para desplegar, en las mejores condiciones, el tránsito por las respectivas experiencias tridimensionales que estemos llamados a vivir en la actual encarnación en la Tierra.


Extracto de 21 PREGUNTAS
LIBRO DE LA AUTOMAESTRIA
AUTOR: RAFAEL MONTAÑO CARMONA

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