Antes de tratar
el tema enunciado vamos a estudiar la importancia del sistema nervioso y
de la piel, considerados como órganos del cuerpo humano hacia los que
se dirige la acción de mi Doctrina Térmica.
Sistema nervioso
El sistema
nervioso no sólo es el órgano de la sensibilidad y del movimiento, sino
que también es la fuerza que dirige toda la economía orgánica en los
procesos de nutrición y eliminación. Si la sangre es el fluido vital, el
sistema nervioso constituye la energía que mantiene el
funcionamiento normal de la máquina humana. El sistema nervioso es para
el cuerpo como el buen padre de familia que está pendiente de todas las
necesidades, todo lo sabe, todo lo previene, todo lo ve, ordena, ayuda,
repara y siempre está listo para la defensa contra los enemigos de la
salud y la vida.
Del mismo modo,
cuando hay algún peligro, el sistema nervioso instintivamente lo
advierte y presenta la defensa adecuada. Si el proceso digestivo
degenera en putrefacción intestinal, la defensa nerviosa expulsa lo
malsano mediante diarreas. Si algún cuerpo extraño penetra por la boca o
nariz, para expulsarlos, se excitan los nervios correspondientes
produciendo tos, estornudos o vómitos. Si la sangre se carga de materias
malsanas o humores corrompidos, la defensa nerviosa procura su
expulsión mediante erupciones de la piel, llagas supurantes, postemas o
chancros. El dolor es también una forma de defensa que debemos atender,
buscando su causa sin sofocarlo con venenos que deprimen la energía
nerviosa.
Es así como
desde la actividad de la célula hasta el maravilloso funcionamiento de
los aparatos respiratorio, digestivo y circulatorio, todo es obra del
sistema nervioso, atento cada segundo a la satisfacción de las
exigencias de la economía orgánica para mantener la salud y la vida.
Pero el sistema
nervioso depende de la sangre que lo nutre y vivifica. Sangre pura es
sinónimo de nervios sanos y la sangre impura debilita la vitalidad y la
energía nerviosa. La sangre tóxica entorpece la actividad de los
nervios, conduciendo a la parálisis y la muerte. Y, digámoslo una vez
más, este es el peligro de todas las medicinas y drogas que paralizan
las defensas naturales.
Sabemos que la
sangre se elabora en el aparato digestivo, se purifica en los pulmones y
a través de la piel y los riñones. También el hígado y el bazo son
filtros de la sangre. Así pues, proteger la salud de nuestro sistema
nervioso es un medio seguro para mantener la salud y alcanzar una larga
vida.
Esto se
consigue con buenas digestiones, respirando aire puro y, pasados los
cuarenta años, activando cada día la eliminación cutánea con mi Lavado
de la Sangre.
La piel
La piel humana
posee millones de orificios llamados poros, a través de los cuales se
absorben materias externas que sirven a la nutrición del organismo o, en
caso de ser tóxicas, que la envenenan. La función absorbente de la piel
le permite actuar como un tercer pulmón. Además de la función
absorbente, los poros también sirven para eliminar, lo cual permite a la
piel servir de tercer riñón.
Por eso, es necesario mantener la superficie del cuerpo permanentemente
ventilada a toda hora y en toda época del año. Las camisetas y otras
prendas adheridas a la piel son perjudiciales porque sofocan la
actividad de los poros.
Es indispensable que la circulación sanguínea en la piel sea buena a fin de asegurar sus funciones nutritiva y eliminadora.
Para esto, existe en la piel una doble red de capilares sanguíneos y de
terminaciones nerviosas, conectada con una organización similar en las
mucosas al interior del cuerpo. Y para que la circulación sanguínea sea
normal en todo el cuerpo, es necesario que haya un Equilibrio Térmico
entre la piel y las mucosas. Como la circulación sanguínea es accionada
por el sistema nervioso, para que sea la adecuada en todo el cuerpo, es
necesario que los nervios de la piel y las mucosas se encuentren
activos.
Los alimentos
indigestos, al excitar prolongadamente los nervios de la mucosa
intestinal provocan congestión sanguínea de las entrañas con la
consecuente fiebre interna. Así, simultáneamente se debilita el flujo de
sangre hacia la superficie del cuerpo, provocando un descenso en la
temperatura de la piel y las extremidades.
Podemos decir, entonces, que donde hay más sangre hay más calor, pues
toda plétora sanguínea es resultado de mayor actividad nerviosa y ésta
es la causa de la mayor temperatura porque aumenta la combustión
orgánica. Como lo explico en mi libro El iris de tus ojos revela tu
salud, el disco iridal de todo enfermo siempre demuestra congestión
variable en la zona digestiva y deficiente circulación sanguínea en su
superficie y extremidades.
De donde se desprende el Desequilibrio Térmico común a toda dolencia y
la necesidad de recuperar el Equilibrio para recobrar la salud. Así
pues, además de las importantes funciones de tercer pulmón y tercer
riñón, la piel, mediante su actividad, permite actuar sobre toda la
economía del organismo, porque su red nerviosa está en conexión directa o
indirecta con todos los órganos internos.
Es así como una
congestión pulmonar o bronquial desaparece cuando se congestiona la
superficie y las extremidades del cuerpo; lo mismo que cualquier otra
inflamación interna. La congestión de la piel, por otro lado, también
permite purificar la sangre gradas a la simple exhalación o
transpiración cutánea. Es por esto que el sabio Priessnitz decía:
"Las
enfermedades se curan mejor por fuera que por dentro del cuerpo." El
éxito de los métodos de Kneipp, Rikli, Just y el Padre Tadeo se debe a
que estaban destinados a activar el trabajo de la piel. Se comprende,
pues, la razón del éxito de mi Doctrina Térmica, que se dirige a
provocar fiebre curativa en la piel para sacar del organismo la fiebre
destructiva de las entrañas a fin de alcanzar el Equilibrio Térmico.
Cómo obtener Equilibrio Térmico
Para equilibrar
las temperaturas del cuerpo es preciso despertar reacción nerviosa y
circulatoria en el exterior y descongestionar su interior, lo cual se
obtiene mediante las aplicaciones que siguen.
Para afiebrar
la piel tenemos la reacción que produce el frío del aire y, mejor aún,
del agua en forma de frotaciones, chorros, envolturas y compresas. La
irritación nerviosa que despiertan las ortigaduras es todavía más
enérgica. Finalmente, mi Lavado de la Sangre, con el choque de calor y
frío sobre la piel, alternativamente atrae y rechaza la sangre del
interior a la superficie del cuerpo, y viceversa.
Ahora bien,
para descongestionar directamente las entrañas, además de las
aplicaciones anotadas que llevan la sangre a la piel y extremidades,
tenemos los baños genitales, de tronco, de asiento y de Just. Además,
especialmente en enfermos incapacitados para moverse de su
lecho, disponemos de los fajados y cataplasmas de lodo, siempre cuidando
la reacción con la piel y pies calientes.
Finalmente, la
dieta cruda de frutas, semillas de árboles y ensaladas son
refrescantes. Una vez obtenido el Equilibrio Térmico, el organismo
normaliza sus funciones de nutrición y eliminación, vale decir, su salud
integral, mediante la acción de su propia fuerza vital, que es la
ley de la vida.
Sudor y reacción
Como hemos
visto, la condición indispensable para que la piel realice adecuadamente
sus vitales funciones de nutrición y eliminación es que la sangre
circule activamente en ella. Ahora, analizaremos otro aspecto de la
actividad funcional de la piel que se manifiesta por sudoración o
reacción térmica. Ambos fenómenos constituyen actividad nerviosa,
determinante en la circulación de la sangre en la piel.
El sudor es el
líquido secretado por las glándulas sudoríparas como resultado del
estímulo del calor o de la impresión nerviosa. La reacción térmica, es
el resultado de la actividad nerviosa y circulatoria provocada por el
conflicto térmico del calor o frío sobre la piel. El sudor enfría la
piel como consecuencia de la evaporación, en cambio, la reacción
térmica, que es obtenida por el conflicto con el frío, la calienta.
Si bien el
sudor puede ser benéfico para el organismo, porque se eliminan materias
de desecho cuando es producido en la piel congestionada y con activo
riego sanguíneo, generalmente es perjudicial, porque enfría la piel
alejando de ella al torrente circulatorio por vasoconstricción de
capilares. Así es como se produce el desequilibrio térmico, ya que la
sangre que lleva el calor se dirige a congestionar la entrañas dejando
la piel anémica.
En cambio, la
reacción de calor producida por el conflicto térmico del frío del agua o
del aire sobre la piel, favorece la exhalación cutánea de las impurezas
contenidas en la sangre, mediante el trabajo de los poros que actúan en
una piel caliente. La reacción atrae la sangre a la superficie
del cuerpo por vaso dilatación.
La piel pálida y
fría está incapacitada para purificar la sangre, como tercer riñón,
debido a su deficiente circulación a través de los poros. En cambio, la
congestión de la piel, característica de la reacción, por simple
exhalación favorece expulsar de las impurezas de la sangre. Mientras que
el sudor es efecto del calor, la reacción térmica favorable se obtiene,
mediante la acción del frío del aire o del agua adecuadamente aplicada
sobre la piel.
Atacando la
piel con frío, la obligamos a defenderse con el calor de las entrañas
que extrae la sangre para llevarla a la superficie del cuerpo por
reacción nerviosa y circulatoria. Así se crea la "fiebre curativa" que
favorece la circulación y purificación del fluido vital.
El calor sobre
la piel provoca una reacción de frío una vez que deja de actuar. Es por
esto que los baños calientes, debilitan el calor de la piel al aumentar
la temperatura interior del cuerpo, provocando "fiebre destructiva". Los
baños calientes o de vapor no son, por lo tanto, aconsejables.
En cambio, recomiendo mi Lavado de la Sangre, en que el calor del vapor o
del sol se combina con frecuentes abluciones de agua fría para provocar
alternadamente vasoconstricción y vaso dilatación de la red de
capilares sanguíneos de la piel. Así se favorece la circulación de la
sangre y su purificación a través de los poros.
Este bombeo de
la sangre del interior hacia la superficie y de afuera hacia adentro del
cuerpo, es el medio más eficaz para favorecer su circulación y
purificación, por lo cual basta con la reacción después de cada ablución
fría, aunque no se sude. Para conservar la reacción después de
una ablución fría es preciso evitar la transpiración porque el sudor, al
enfriar la piel, la descongestiona poniendo fin a la benéfica actividad
circulatoria y purificadora de la sangre.
Para asegurar
una buena reacción después de una ablución o chorro de agua fría, lo
mismo que después de una envoltura húmeda o un baño cíe bajo vientre, se
debe hacer un moderado ejercicio físico para evitar el sudor que
destruiría los beneficios buscados. A fin de evitar el enfriamiento de
la piel recomiendo que cuando se sude procedamos a lavar el sudor
pasando rápidamente por todo el cuerpo una toalla mojada en agua fría, y
vestirnos en seguida sin secar o volver a la cama.
Tengamos
presente que el objetivo de las aplicaciones de agua fría no es enfriar
la piel, sino calentarla mediante la reacción, la fiebre curativa ya
mencionada.
El agua fría
Después del
aire, el mejor nutriente y "medicamento" es el agua fría. El hombre
puede vivir cuarenta o más días sin comer, pero no puede resistir mucho
tiempo sin beber. Nuestro cuerpo en más de dos terceras partes es agua,
de modo que al renovarse este líquido, se favorece la renovación
orgánica.
Así como no
todo aire es favorable para nuestro organismo, tampoco lo es cualquier
agua. El agua de mar, cargada de substancias minerales corrosivas,
intoxica, lo mismo que el agua detenida en un pantano, la cual llamamos
"agua muerta"; en comparación con el "agua viva" de la vertiente, estero
o río y especialmente la que, naciendo de la montaña, se despeña
golpeándose en su camino, es la mejor agua para mantener la salud, pues
en su elemento lleva disueltos aire, energías magnéticas, solares y
eléctricas.
Estos elementos
energéticos del agua son absorbidos por el organismo, principalmente en
la boca, por cuyo motivo debemos bebería a pequeños sorbos, como
masticándola, nunca de golpe porque puede producir trastornos en los
pulmones y en el estómago por reacción nerviosa y térmica. Por sus
propiedades absorbentes, la piel aprovecha, además de los elementos
químicos del agua, sus energías en disolución. Por eso es tan importante
no secar el cuerpo después de mojarse parcial o totalmente.
El agua más
pura y al mismo tiempo vitalizada es la que contienen las frutas y
verduras crudas. Es por esto que los crudívoros nunca sienten sed. Pero
por ahora, vamos a hablar del agua aplicada exteriormente como medio
para mantener y recuperar la salud.
Como agente
externo el agua fría es estimulante de la fuerza vital porque, al
colocar al organismo en conflicto térmico, lo obliga a desarrollar mayor
actividad para defenderse del frío. Sabiamente aplicada, el agua fría
estimula al organismo en su tendencia curativa.
El aire, el
agua y la tierra son los elementos más a nuestro alcance como agentes
vitales. Para servirse del agua no hace falta sino un depósito que la
contenga y una toalla o la misma mano para aplicarla sobre la piel,
siendo por tanto la "medicina" al alcance de todos. Por último, el agua
debe actuar parcialmente sobre el cuerpo, porque la piel está hecha para
estar en permanente contacto con el aire y la luz, no para ahogarse en
el agua de la tina, piscina, río, mar o termal.
Cómo el agua fría conserva y restablece la salud
El campesino
austriaco Vicente Priessnitz, es el hombre genial cuyo espíritu de
observación descubrió las propiedades salutíferas del agua fría. Para
Priessnitz todas las maneras de usar el agua se justifican con esta idea
directriz: "Cuando se emplea agua fría, no es el frío el que cura, sino
al contrario, es el calor producido por reacción contra el frío; el
agente curativo es la misma Naturaleza." El mecanismo de la curación se
efectúa "eliminando" los residuos y "asimilando" nuevos elementos por
medio del calor, o sea, activando el cambio orgánico. Debidamente
aplicada sobre la piel, el agua fría normaliza:
- Porque despierta la actividad funcional del organismo.
- Porque mediante la reacción térmica saca a la superficie la congestión de las entrañas, la fiebre destructiva.
- Porque favorece la expulsión de las impurezas de la sangre por los poros.
Para
simplificar, podemos decir que la reacción producida por una aplicación
fría sobre la piel equivale al efecto de una ventosa que saca la
congestión e impureza interna al exterior. Además, las respiraciones
profundas después del baño favorecen el cambio orgánico.
El baño frío de
inmersión total y violenta representa un peligro porque se produce una
súbita congestión de los órganos internos, especialmente para los
pulmones y el corazón. Para evitar esos inconvenientes, como regla
general, toda aplicación de agua fría debe hacerse por líneas y
rápidamente, mojando e) cuerpo por los pies en primer lugar, para ir
ascendiendo hasta el cuello sin tocar la cabeza que se deja libre, salvo
indicación contraria.
Como el
principal efecto que se persigue con la aplicación de agua fría sobre la
piel es la reacción de calor, que elimina la calentura y suciedad
internas, es preciso que el baño sea corto, buscando en seguida la
reacción con abrigo o ejercicio físico que favorezca la producción de
calor, sin llegar a sudar, pues esto anularía el buen efecto de la
reacción.
Mientras mayor
calor acumule el cuerpo y más fría sea el agua, la reacción será más
enérgica y duradera, lo que equivale a decir que los beneficios
obtenidos serán superiores. Los mejores resultados de una aplicación de
agua fría se obtienen reuniendo estas condiciones:
- Que el cuerpo esté con el mayor calor posible, mejor sudando.
- Que el agua sea lo más fría que se pueda, como la de un pozo.
- Que la aplicación sea breve, de uno a cinco minutos máximo.
Naturalmente en
invierno se debe ser más estricto que en verano en la observación de
estos preceptos. Las señoras y jovencitas se abstendrán de estos baños
tres días durante la menstruación para no perturbar ese proceso de por
sí purificador. El agua tibia o caliente no produce reacciones
favorables y es sedativa o calmante. Mientras el agua fría activa el
calor de la piel, el agua caliente produce reacción fría sobre ella y
aumenta la fiebre interna.
Las
aplicaciones de agua fría no limitan sus efectos a las funciones-de la
piel, sino que repercuten profundamente por la reacción nerviosa que
despiertan en todo el cuerpo. Cualquiera ha podido comprobar el poder
estimulante del agua fría, cuando con unas gotas
de ésta tiradas al rostro de una persona desmayada se logra que vuelva en sí. La impresión
del frío sobre
las terminaciones nerviosas de la piel produce una verdadera descarga
eléctrica en todo el organismo que, multiplicada, acelera las funciones
vitales y, por esa vía, el cambio orgánico.
Al poder
estimulante en la circulación sanguínea y de las eliminaciones que
produce el agua fría bien aplicada, se agrega también un efecto calmante
de la sobreexcitación del sistema nervioso y del corazón. Esto se
comprueba cuando hay sueño intranquilo, bastando con una frotación de
agua fría a todo el cuerpo para gozar de reposo agradable y reparador.
De aquí que, contrariamente a lo que piensa la gente, a los enfermos del
corazón el agua fría bien aplicada les resulta muy benéfica.
El beneficio
obtenido por el agua fría aumenta al dejar el cuerpo sin secar, salvo
los pliegues de la piel, pues el agua que queda le permite al organismo
aprovechar los elementos energéticos mencionados. Por otra parte, el
agua misma, combinación de hidrógeno y oxígeno, es descompuesta en sus
elementos por la reacción eléctrica de la aplicación, se absorbe el
oxígeno que va a aumentar la oxidación orgánica y se combina el
hidrógeno con los productos del carbono expulsados del cuerpo.
El hielo al
interior del cuerpo o aplicado prolongadamente sobre la piel es siempre
nocivo y de efectos malsanos, porque paraliza la circulación sanguínea y
nerviosa. Condenamos, pues, el uso de bolsas de hielo sobre el vientre,
la cabeza o cualquier otra parte del cuerpo.
Reglas comunes a toda aplicación de agua fría al exterior del cuerpo
Para obtener resultados positivos para la Salud, mediante el Equilibrio Térmico, se deben
observar las siguientes reglas:
- El cuerpo debe estar en condiciones de reaccionar con el frío del
agua. Para ello es necesario comprobar antes de la aplicación de agua
fría, que la piel y los pies del sujeto estén calientes. Si están frío
no puede hacerse dicha aplicación, sin antes calentarlos, mediante
ejercicio físico, abrigo, ortigaduras, fricciones de trapo seco de lana,
frotación con la mano, en posición al sol o al vapor y hasta con el uso
de la bolsa de agua caliente. Por el contrario, si la piel denuncia
fiebre al termómetro, las aplicaciones de agua fría prescritas en tales
circunstancias serán siempre oportunas, Una sola excepción presenta esta
regla: el baño de pies, que puede hacerse con los pies fríos, pero
siempre observando las normas indicadas para dicho baño.
- Debe obtenerse que el cuerpo reaccione con calor después de hecha la
aplicación de agua fría. Las aplicaciones de agua fría no son para
enfriar, sino para despertar la reacción de calor. Además de observar la
regla anterior, hay que buscar la reacción con abrigos adecuados o
ejercicios moderados como caminar, barrer, etc. Enfriamientos y
resfriados sólo vendrán como consecuencia de contravenir esta regla.
- Las aplicaciones de agua fría se harán con el estómago desocupado, o
sea, después de hecha la digestión estomacal que demora tres horas, más
o menos, cuando se ha ingerido alimento cocinado o conservado. Si sólo
se ha comido fruta, ensalada o semilla, la digestión se hace en menos
tiempo. Como única excepción a esta regla debe anotarse la faja húmeda, o
compresa derivativa al vientre que puede hacerse, así como la
cataplasma de lodo, inmediatamente después de comer.
- Observar los plazos indicados en la duración de cada aplicación y
ejecutar éstas con las modalidades determinadas y detalladas en esta
obra.
Observaciones: Las mujeres suspenderán las aplicaciones durante tres días cuando haya
menstruación. Pero pueden practicar el lodo en el vientre.
El agua fría
puede aplicarse a sanos y enfermos desde el momento en que la criatura
bota el ombligo, a los pocos días de nacido. En climas muy cálidos
conviene enfriar el agua con un poco de hielo.
Frotación o baño de toalla
"Nunca puede hacerse nada mejor a un enfermo que una frotación de agua fría.” Padre Tadeo
Se designa con
este nombre, aunque inapropiadamente, ya que no se restriega la piel, la
aplicación de agua fría es más sencilla e importante. Consiste en mojar
rápidamente toda la superficie del cuerpo desde el cuello hasta la
planta de los pies deslizando una toalla más o menos empapada en agua
fresca según sea mayor o menor el calor del cuerpo.
Para este
efecto, lo más práctico es usar un trapo de hilo o algodón doblado en
seis u ocho hojas, las que se van desdoblando en cada pasada a fin de
que la parte que se ha calentado y ensuciado en contacto con la piel no
vuelva a actuar sobre ella.
Sanos y enfermos diariamente y toda la vida deberán darse frotación de
agua fría al despertar, con la que mantendrán activas todas sus
funciones orgánicas, evitando resfriados y dolencias, o estarán en
camino de curarlas si se ha caído en ellas. Si uno se ha desvelado o
despierta con alguna molestia, lo mejor es aplicar una o varias
frotaciones de agua fría con intervalo de una hora o más entre una y
otra. El mal sueño acusa anormalidad funcional y esta frotación, al
normalizar la circulación sanguínea y favorecer las eliminaciones,
produce bienestar general que se manifiesta como sueño tranquilo y
profundo.
Esta frotación
puede aplicarse parados a un lado de la cama, colocando papeles o
impermeables para no mojar el piso, ya que es innecesario que el paño
chorree agua. El sujeto volverá a la cama sin secar la piel o, en esas
condiciones, se vestirá rápidamente para hacer algún ejercicio o
paseo. Cuando el enfermo no se pueda levantar, la frotación se aplicará
en su cama, abrigándolo en seguida sin secarlo.
Para que la frotación sea más eficaz, conviene seguir el orden que vamos
a exponer, a fin de evitar inconvenientes al corazón, incluso en caso
de que éste sea el órgano más enfermo.
Se empezará primero por el frente, con una pasada de la toalla mojada
que irá desde el cuello a la punta del pie derecho; otra desde el cuello
a la punta del pie izquierdo; y la siguiente desde el cuello por el
centro y entrepiernas hacia abajo. Luego los costados, con una pasada
desde el cuello por encima y debajo del brazo derecho, costado y pierna
hasta el pie de ese lado y una pasada igual al costado izquierdo; por
último, el centro sobre la espina dorsal y entrepiernas abajo, cambiando
siempre alguna hoja de la toalla y majándola
nuevamente, escurriendo el exceso de agua para no mojar la cama.
Cuando la frotación es de pie, la espalda se moja de una sola pasada,
desplegando la toalla y tomándola de las dos extremidades para recorrer
el plano posterior de arriba hacia abajo. Esta sencilla frotación tiene
los siguientes efectos:
- Estimula las defensas naturales del organismo.
- Favorece las eliminaciones, al activar riñones,pulmones, piel e intestinos.
- Despierta fiebre curativa en la piel disminuyendo la fiebre destructiva de las entrañas.
- Calma la excitación nerviosa y tranquiliza la excesiva actividad del corazón,mejora el pulso y el sueño.
- Normaliza la circulación de la sangre.
- Activa la función digestiva favoreciendo la nutrición.
Incluso para
morir tranquilo es útil la frotación de agua fría, y con su aplicación
se evita una agonía dolorosa pasando el trance final sin las angustias
del intoxicado por drogas y medicamentos. En caso de que no sea posible
practicar la frotación entera, puede hacerse parcialmente en piernas,
brazos,
vientre, pecho, espalda, etc., según el efecto deseado. Aquí conviene
distinguir frotación de ablución. La diferencia consiste en que en esta
última la toalla se aplica chorreando agua en cada pasada, para lo cual
el cuerpo debe estar sudando como en mi Lavado de la Sangre. En la
frotación basta con mojar la toalla sólo una vez, cambiando sus caras en
cada pasada.
Las seis frotaciones
Una de las
prácticas más eficaces para promover la actividad funcional del
organismo y favorecer la purificación y circulación de la sangre es la
aplicación de seis frotaciones en la cama. Se aplica una cada hora,
cuidando la reacción de calor bajo las frazadas o cobijas, sin moverse y
de espaldas para favorecer la circulación sanguínea.
En caso de
fiebre muy alta con gran calor en la piel, las frotaciones pueden
hacerse más seguidas. Cada media hora e incluso cada cuarto de hora si
es necesario. El efecto de las seis frotaciones es fácil de comprobar en
el agua que ha servido para la aplicación, pues se enturbiará a pesar
de haber limpiado perfectamente la piel del enfermo previamente con un
baño de vapor o jabón; lo que nos demuestra que las impurezas del
interior han sido expulsadas por los poros, logrando el verdadero aseo
fisiológico de la limpieza interior.
El poder eliminador de las seis frotaciones también se comprueba en la
diferencia de peso del sujeto antes y después de la aplicación, análogo a
lo que se experimenta después de mi Lavado de la Sangre, cuyos efectos
purificadores son comparables. Generalmente, después de la segunda o
tercera frotación el cuerpo empieza a sudar. Si no hay sudor, bastará
con reaccionar, recuperando el calor normal después de cada frotación.
Para favorecer esta reacción en los enfermos de piel fría y cadavérica,
conviene irritar previamente la piel con ortigas u ortiguillas.
Las seis frotaciones constituyen, por lo general, el mejor tratamiento
de enfermedades agudas, para las cuales habrá que acostar al enfermo y,
después de calentarle los pies, empezar con frotaciones cada hora o
menos si hay mucha calentura. Si ésta no cede con las seis
frotaciones, habiendo suficiente calor de la piel, se pueden hacer otras
tantas en el curso de los días siguientes, aun en la noche si el
enfermo no logra dormir. La alimentación debe reducirse a frutas y
verduras crudas.
Cuando el enfermo está incapacitado para moverse de la cama, para
hacerlo reaccionar mediante las seis frotaciones de agua fría, se
calienta su cuerpo frotando la piel con ortigas inmediatamente antes de
cada frotación, desde los pies hasta el cuello, por el frente, los
costados y la espalda, abrigándolo sin secar. Si la piel está muy fría
repetir las ortigas en seco hasta obtener el calor necesario para que
haya reacción con el agua fría. Esto se puede hacer cada hora, cada
media hora y aun cada 15 minutos en casos de difícil reacción.
Los niños que, por regla general, llegan debilitados al mundo debido a
que heredan sangre viciada por la vida antinatural y urbana de sus
padres, deben practicar diariamente al despertar la frotación de agua
fría por todo el cuerpo. La frotación de agua fría debe ser nuestra
compañera inseparable de toda la vida, a lo menos al iniciar cada día.
Envoltura o paquetes
Como su nombre
lo indica, la envoltura o paquete consiste en envolver el cuerpo total o
parcialmente con un lienzo de hilo o de algodón mojado en agua fría,
previamente estrujado. La envoltura total o paquete entero comprende
todo el cuerpo desde el cuello hasta la planta de los pies. Paquete
largo es la envoltura húmeda que cubre desde los sobacos hasta la planta
de los pies.
- Medio paquete es la envoltura húmeda que cubre desde los sobacos hasta las rodillas.
- Paquete de piernas es el que abarca desde la cintura hasta la planta de los pies.
- Paquete de rodillas es el que cubre desde encima de las rodillas hasta la planta de los pies.
- Paquete de cintura o faja derivativa es la que envuelve vientre y riñones, dejando doble lienzo sobre el vientre.
En todo paquete
la parte correspondiente del cuerpo queda con doble envoltura; primero
el lienzo húmedo pegado a la piel y después, encima de éste, un paño
seco o manta de lana bien ajustado.
Segunda fase del paquete largo.
Como en toda
aplicación fría, para hacer un paquete hay que calentar previamente los
pies si están fríos, haciendo ejercicios y, si esto no es posible,
friccionándolos de la rodilla hacia abajo con un paño seco y áspero de
lana o con ortigas.
El modo de
proceder es el siguiente: la ropa de la cama se echa hacia los pies y
sobre la sábana de abajo colocamos un hule o plástico que impida que la
humedad pase al colchón; sobre el hule o plástico se extiende una manta
de lana más o menos ancha, según sea el tamaño del paquete, y sobre la
manta va el lienzo o sábana mojada de la dimensión necesaria, humedecida
en proporción al grado de calor del cuerpo del enfermo.
En
seguida éste se acuesta sobre el lienzo mojado, el cual se envuelve
alrededor del cuerpo, cubriendo y ajustando encima la manta de lana que
deberá impedir que entre airé abrigándose y se abriga bien con la ropa
de cama.
Si
hay fiebre alta el paquete entero puede aplicarse dos o tres días
seguidos, pero por regla general no conviene más de una vez por semana,
de las 11 a las 12 del día. En la tarde se practicarán de 3 a 6
frotaciones, una cada hora. Los otros paquetes se pueden usar con más
frecuencia, sobre todo los más pequeños, pero hay que ser prudentes en
todo caso para evitar enfriamientos.
El
efecto de un paquete es análogo al de una aplicación de vapor, pues en
ambos obra el agua por su humedad, el paquete entero puede reemplazar al
baño de vapor con la ventaja de que en lugar de excitante es calmante,
por lo cual conviene a las personas nerviosas.
Para
quitar un paquete hay que tener cuidado de no enfriar el cuerpo del
enfermo que está con los poros abiertos, debiendo retirar el lienzo
húmedo por debajo de las cobijas, para evitar la entrada de aire frío y
luego dejar al enfermo cubierto con la envoltura de lana unos veinte
minutos más, retirando con el mismo cuidado.
El
paquete entero conviene cuando hay fiebre o calentura intensa o
intoxicación. El paquete largo reemplaza con ventajas al paquete entero
por ser más fácil su aplicación El paquete medio es el más recomendable,
pues sus efectos son profundos, descongestionando pulmones, hígado,
riñones, corazón y entrañas en general, con lo que favorecemos el
refrescamiento y la purificación interna.
El
paquete de piernas tiene como objetivo atraer la congestión del pecho y
la cabeza hacia las extremidades inferiores. El paquete de rodillas,
además del efecto anterior, actúa sobre los órganos del bajo vientre. El
paquete de cintura o faja derivativa tiene por objeto obrar sobre el
hígado, los riñones, intestinos, bazo, vejiga y los órganos genitales,
pues los descongestiona y purifica. Favorece la digestión y asegura
sueño tranquilo cuando se aplica en la noche.
Tercera fase del paquete largo
Para
volver a usar el lienzo de hilo o algodón que se emplea en los
paquetes, debe ser lavado y ponerse al sol a fin de librarlo de las
impurezas que se le impregnan. También conviene asolear la manta de
lana. Dormir con calzoncillos húmedos y cubiertos con paño seco de lana,
también es una buena práctica para descongestionar la cabeza, el
cuello, el pecho y los órganos genitourinarios.
Compresas
Un
lienzo más o menos húmedo, abrigado con paño seco de lana y aplicado a
una parte del cuerpo es lo que constituye una compresa. Hay tantas
clases de compresas como partes tiene el cuerpo, pero aquí nos
referiremos a las principales.
Compresa dorsal:
Un lienzo de dos a cuatro hojas, según sea el calor del cuerpo,
previamente mojado y escurrido se aplica desde la cabeza hasta el
extremo de la espina dorsal, abarcando ésta en toda su extensión y con
un ancho de 15 a 20 centímetros, abrigado con paño seco de lana. £1
sujeto se acostará de espaldas sobre la compresa, cambiándose el lienzo
húmedo cada 15 o 20 minutos hasta llegar a una duración total de una
hora. Por lo general, conviene que la compresa no se caliente demasiado
porque su objeto es refrescar y descongestionar los centros nerviosos.
El
efecto de esta compresa es calmante ya que descongestiona el cerebro y
la espina dorsal. Puede aplicarse dos a tres veces al día, sobre iodo
antes de la frotación de la mañana y al acostarse, logrando aplacar la
excitación nerviosa y provocar un sueño tranquilo.
Compresa abdominal:
Como lo indica su nombre, abarca todo el vientre desde el pecho hasta
las ingles y costados. Puede ser de dos a cuatro hojas. Su objeto es
refrescar y descongestionar el aparato digestivo, al combatir su fiebre.
Conviene dormir diariamente con ella y aplicarla recién comido,
cuidando de mantenerse bien caliente con la cubierta seca de lana, lo
que se asegura con faja de lienzo alrededor de toda la cintura.
En
los golpes, heridas y en general en todo accidente de esta naturaleza
que afecte al cuerpo exterior e interiormente, las compresas de agua
fría renovadas en cuanto se calientan, por espacio de una o dos horas,
descongestionan la parte afectada y favorecen su restablecimiento.
Naturalmente el lodo es mejor.
Paquete al sol:
Cuando se quiera producir una activísima eliminación por la piel, en
lugar de la sudoración al vapor, se puede sudar al sol empaquetado desde
las axilas hasta los pies, haciendo frotación fría después. Es preciso
calentar bien el cuerpo previamente al sol y en seguida aplicar la
envoltura.
Chorros
Las
aplicaciones más enérgicas de agua fría son los chorros y especialmente
el llamado chorro fulgurante o de pitón. Es por esto que con mayor
razón se necesita acumular calor antes y después del baño, a fin de
asegurar una reacción térmica duradera en la piel para así equilibrar
las temperaturas del cuerpo.
Chorro
fulgurante o de pitón. Este tipo de chorro, al sacudir profundamente al
cuerpo, despierta una reacción térmica enérgica y duradera, con lo que
se combate la fiebre interna y se favorece una activa eliminación de la
suciedad interior. Su efecto estimulante lo hace de incomparables
beneficios en temporada de calor. Quien lo prueba una vez, difícilmente
lo olvida.
Se
recomienda para toda persona, sana o enferma y, especialmente, en
anemias y casos de fuerte recargo de grasas, las que poco a poco van
desapareciendo bajo su acción, que Kniepp compara con la de una varilla
que, azotada sobre un vestido, hace salir el polvo acumulado.
Se
aplica con una manguera que dé salida con fuerza a un chorro delgado de
agua que se proyecta a cinco o seis metros de distancia.
Tanto
en los chorros de pitón como en los parciales se deben seguir más o
menos las mismas indicaciones dadas para la frotación, siendo
convenientes empezar siempre por el talón derecho, desde donde el chorro
lentamente sube hasta la parte posterior de la rodilla para seguir a la
cadera, bajando nuevamente al punto de partida. Lo mismo se hace en la
pierna izquierda y luego al frente, abarcando las otras partes del
cuerpo. El llamado chorro de perro, en cambio, comienza por la mano
derecha regando únicamente los brazos y la espalda.
Todos
los chorros exigen tener bastante calor en el cuerpo e inclusive estar
sudando y su duración será de dos a cuatro minutos cuando más. La
técnica del pitón, según la enseñaba el Padre Tadeo, es la siguiente:
El
chorro tiene que ser delgado y no debe durar más de tres minutos. La
distancia a la que se proyecta el agua será como de cuatro metros. Se
coloca al paciente de espaldas a la manguera y se empieza por mojarle la
planta de los pies, primero la derecha y luego la izquierda. En seguida
se aplica el chorro en forma de herradura y de fuera para dentro, con
una línea que empieza del pie derecho y sube hasta la cintura, volviendo
a bajar al mismo pie. Se hace lo mismo en la pierna izquierda.
Nuevamente
desde el pie izquierdo, se sube hasta la cintura y, sin levantar el
chorro, se pasa al lado derecho. Por el costado derecho se sube en línea
recta hasta el hombro, para bajar por el brazo hacia la mano derecha.
Se vuelve por la misma mano y brazo al hombro derecho bajando en línea
recta a la cintura, donde se desvía para el lado izquierdo y repetir la
operación de ese lado.
Cuando
se está nuevamente en la cintura, el chorro sube y baja varias veces
por la espalda, hasta recorrerla por entero de un lado a otro en sentido
vertical y describiendo del mismo modo otras líneas en forma de S que
cruzan la espalda de arriba abajo en sentido transversal, para bajar por
la pierna derecha hasta el pie.
Hecho
esto se pone el paciente frente al chorro y se empieza otra vez desde
el pie derecho, siguiendo las mismas líneas que se siguieron en la parte
posterior. Después se presenta el costado derecho con el brazo bien
levantado y se aplica agua desde el pie, por la pierna, costado y parte
inferior del brazo.
Al
llegar a la mano, se baja el brazo hasta juntarse con el cuerpo y se
sigue por la parte superior de la mano y brazo hasta el hombre desde
donde baja en línea recta por todo el costado hasta el pie. Se hace lo
mismo del lado izquierdo y, finalmente, con el paciente de espalda, el
que maneja la manguera cierra un poco el orificio de la misma con el
dedo y aplica una lluvia menuda en forma de abanico, desde los pies
hasta la cabeza, repitiendo la operación por la parte anterior, con lo
cual termina esta baño cuyas explicaciones parecen más difíciles de lo
que en realidad son. En la práctica se vuelve algo muy sencillo.
- Chorro de rodilla.
- Chorro de piernas.
- Chorro de espaldas.
- Chorro de perro.
- Baño de Just.
- Baño de Asiento.
- Baño de Tronco.
- Baño genital masculino.
Salvo el de pitón, los chorros se aplican con regadera, como se observa en las figuras, o con manguera.
Chorro de rodillas:
Este chorro se aplica desde las rodillas hacia abajo por delante y por
detrás, siendo el único que no necesita empezar por el talón derecho. Su
efecto es descongestionante del bajo vientre, cuello y cabeza y está
indicado en los casos en que hay afecciones de los órganos de esas
regiones.
Chorro de piernas:
Comprende sólo las piernas, obra como derivativo del pecho y la cabeza,
actuando en forma muy favorable y eficaz sobre el estómago, los riñones
y la vejiga.
Chorro de espaldas:
Esta aplicación abarca todo el plano posterior, desde los talones hasta
los hombros y promueve una enérgica reacción circulatoria.
Chorro de perro:
Para tomar este baño basta con descubrir el tronco y colocar las manos
en el fondo de una tina o bañera para recibir el agua fría desde la mano
derecha, regando un brazo y después el otro, para luego derramar el
agua sobre la espalda sin mojar la cabeza. Este baño es especialmente
tónico para los órganos del pecho, los pulmones y los riñones.
Por
regla general los chorros parciales deben alternarse entre sí y
combinar con el de pitón o frotación, tomando la aplicación parcial en
la mañana y la total en la tarde. La razón de esta advertencia es que,
si se repite diariamente un chorro local, puede perturbar la normalidad
circulatoria de la sangre atraída continuamente a la zona que recibe el
baño.
Baños
Baño de Just:
En las tinas que comúnmente se dispone en el hogar, el único baño
recomendable es el que lleva este nombre. El bañista se sienta en el
fondo de la. bañera que contiene sólo diez centímetros de agua fresca,
de modo que las nalgas, los talones y los genitales queden casi
sumergidos. En el fondo de la tina tocan las nalgas y ¡os talones
solamente, las piernas están
encogidas y ambas rodillas se encuentras por encima del agua.
Con
el cuerpo en esta postura se atrae el agua hacia el vientre con el
hueco de las manos, friccionándolo con fuerza y de manera continua, lo
mismo que ambos lados de las caderas, entrepiernas, región inguinal y
órganos genitales externos, especialmente las mujeres. La duración del
baño varía y puede llegar hasta cinco minutos en épocas de frío y diez
en tiempos cálidos.
Para
terminar, el bañista estirará sus piernas, majándolos rápidamente con
las manos, lo mismo que su pecho, espalda y brazos. Ya fuera de la tina,
de pie, se fricciona todo el cuerpo hasta mojarlo completamente. En
seguida se viste y busca la reacción sin llegar a sudar, ya sea con una
caminata, algún trabajo manual o exponiéndose al sol. Si esto no es
posible, el sujeto procurará abrigo con mantas o en la cama. Este baño
puede tomarse diariamente e incluso varias veces al día cuando hay
fiebre. Es aún más saludable si se toma el baño al aire libre, en
cualquier río, arroyo o en la playa a la orilla del mar.
Baño frío de pies:
Este consiste en introducir los pies hasta las pantorrillas en el agua
contenida en una cubeta durante un tiempo de medio a dos minutos,
buscando la reacción con un paseo o envolviendo sin secarlos pies en un
paño seco de lana. Sus efectos son descongestionantes de la cabeza,
cuello, pecho y vientre, como el chorro de rodillas.
Está
indicado en los resfríos, tos, catarro, afecciones de la cabeza, oídos o
garganta. Puede tomarse en la cama al acostarse o en la noche cuando
uno se desvela, ya que favorece el sueño. Se recomienda especialmente a
las personas nerviosas y que padecen frío en los pies, puede darse con
la frecuencia que se deseemos y es mejor alternarlo con, chorro de
rodillas.
Baño frío de asiento: Este
baño se toma introduciendo en el agua sólo las asentaderas. Su duración
es de uno a cinco minutos durante los cuales es necesario friccionar el
bajo vientre con las manos mojadas. Su efecto es descongestionante de
las entrañas y favorece la función digestiva; es muy recomendable para
quien sufre de estreñimiento, en cuyo caso se puede aplicar dos, tres o
más veces al día, hasta obtener la evacuación.
Baño de tronco:
Se toma en una tina especial como la que muestra la figura, abarcando
no sólo las caderas, sino buena parte del tronco y la espina dorsal. Su
duración va de cinco a quince minutos, y debe friccionarse el bajo
vientre con la mano o una toalla todo el tiempo a fin de derivar el
calor interior.
Esta
aplicación es de gran efecto derivativo y refrescante de las entrañas.
Atrae z los desaguaderos naturales las materias morbosas acumuladas en
todo el cuerpo. Como refrescante interno, este baño supera a los otros
porque es muy eficaz para bajar la fiebre. Se puede repetir varias veces
en el día hasta lograr que el pulso baje de cien por minuto.
Cuando
hay fiebre alta conviene que el agua esté a una temperatura de 28 a 30
grados. Continuamente se debe agregar agua fresca sobre el vientre del
enfermo, con una jarra en forma de chorro delgado que desparrame la
fricción. Al mismo tiempo se va sacando el agua que se calienta.
Baño genital:
Este sencillo y muy eficaz baño, ideado por Kuhne, compone la
digestión, con lo cual aseguramos el restablecimiento integral de todo
enfermo. Su éxito se explica porque estimula la mayor actividad de los
intestinos y riñones, sin causarles ninguna fatiga.
Al
mismo tiempo, refresca inmediatamente el interior del cuerpo siempre
consumido por el calor de la fiebre gastrointestinal. En este baño sólo
se moja la pequeña parte del cuerpo correspondiente a los órganos
genitales externos, por lo cual el enfermo no siente frío con el agua
fresca, sino agradable tibieza en su piel y extremidades, gracias a la
descongestión de sus entrañas.
Baño
genital masculino. La figura del recipiente se encuentra incompleta
para dejar a la vista la forma en que se practica la fricción del
prepucio dentro del agua. No es necesario desnudarse como muestra el
dibujo; basta con los genitales. Obsérvese cómo el nivel del agua llega
al ras del asiento y cubre el órgano sexual
La
mujer debe sentarse de manera que su cuerpo no toque el agua, sobre un
balde, tina o bañera con unos treinta o cuarenta litros de agua. En esa
posición, lava suavemente sus órganos genitales externos empapando un
paño grueso en el agua. Hay que cuidar de lavarse sólo el exterior, no
hay que frotar con violencia sino suavemente y con mucha agua. No hay
problema si moja también otra parte del cuerpo, pero estos baños no
deben realizarse durante los tres o cuatro días de la menstruación. Los
flujos vaginales, las erupciones y las llagas son manifestaciones
favorables de la defensa orgánica.
Estos baños son más eficaces cuanto más fría está el agua, pero no tanto como para que resulte incómoda para las manos.
El
hombre también emplea un depósito con la misma cantidad de agua, o bien
un bidé con agua corriendo. Su cuerpo queda fuera del agua y se sienta
sobre una tabla cuya superficie inferior toque el agua. En esa posición,
el sujeto lava suavemente bajo el agua el borde extremo o punta del
pene. Es necesario que el glande o punta del pene quede cubierto con el
prepucio, para lo cual se usan dos dedos de la mano izquierda, mientras
que con la derecha lava suavemente el miembro bajo el agua con un paño
de cáñamo o de hilo. Quienes no tienen prepucio, debido a que se les ha
hecho la circuncisión, no pueden beneficiarse con este baño.
Este
baño debe durar de veinte a sesenta minutos en los adultos, hombre o
mujer, según sean las necesidades que se revelen en el iris de sus ojos.
Niños y jóvenes reemplazarán esta aplicación por frotaciones, baños de
asiento, de tronco o de Just. Cuando la inflamación o fiebre interna es
muy acentuada, ocurre con frecuencia que desde el primer baño ésta baje y
se presente en los genitales o en sus inmediaciones, lo cual es buen
síntoma.
Sin
importar el nombre o la manifestación de la dolencia, el baño de los
genitales externos tiene un doble beneficio. En primer lugar refresca el
interior del cuerpo, con lo cual simultáneamente calienta la piel y las
extremidades. De este modo el baño genital sirve para reequilibrar las
temperaturas corporales. Además de esta acción térmica, los baños
genitales fortifican los nervios, activando así la fuerza vital y las
defensas naturales.
En
el prepucio del hombre y en los labios mayores del órgano genital
externo de las mujeres, se encuentran las terminaciones nerviosas de
todo el organismo, especialmente de los nervios de la médula espinal y
del nervio simpático, lo que por su conexión con el cerebro da lugar a
que se influya sobre todo el sistema nervioso. El momento más apropiado
para este baño es en ayunas en la mañana o una hora antes de las
comidas, dejando transcurrir a lo menos 20 minutos antes de ocupar el
estómago. Se puede tomar de una a tres veces al día.
Baño de aseo:
Se practica enjabonando todo el cuerpo con agua tibia o caliente. A
pesar de que se cree que esta es la forma de mantener limpio el
organismo al considerarla indispensable para la salud, esta limpieza
sólo es superficial.
A
la luz de mi Doctrina Térmica, el aseo del cuerpo debe realizarse desde
su interior hacia la superficie, refrescando sus entrañas y afiebrando
su piel, como lo hace el Lavado de la Sangre. En ese baño, la
alternancia de frío y calor permite extraer las impurezas del interior,
sin necesidad de jabón, el que resulta perjudicial en una piel con poros
abiertos. Salvo para las manos, la cara, pies y dobleces de la piel, el
jabón no se usa en el aseo del cuerpo propuesto por mi doctrina. Por lo
que a los baños calientes se refiere, son siempre perjudiciales porque
tienen reacción fría favoreciendo la fiebre destructiva de las entrañas.
Vapores
Según
mi Doctrina Térmica, el único baño caliente recomendable es el de
vapor, pues las desventajas de toda aplicación caliente están
compensadas por el efecto purificador del vapor, cuyos beneficios son
enormes en casos de intoxicación crónica de sifilíticos, diabéticos y
artrítico. Se puede decir que son su salvación si lo aplica según las
enseñanzas de mi Lavado de la Sangre. El vapor puede ser total o
parcial.
Cuando
hay gran aceleración del pulso, como en fiebres con más de 120
pulsaciones por minuto, son preferibles la envoltura húmeda o las seis
frotaciones en la cama. Sin embargo, el inconveniente de un pulso
acelerado desaparece si durante el vapor se aplican frotaciones de agua
fría cada 3 o 4 minutos, como en mi Lavado de la Sangre.
Esta
última aplicación por sí sola satisface las necesidades de todo enfermo
crónico, y su agente benéfico no es precisamente el vapor, sino el agua
fría. El frío del agua estimula provocando reacción nerviosa y
circulatoria que activa el cambio orgánico. El vapor sólo favorece la
rápida reacción de calor en la piel y la eliminación de impurezas por
sus poros. El vapor total produce fiebre curativa.
Lavado de la sangre
Así
llamo a la práctica más adecuada para conseguir la purificación del
fluido vital, siempre más o menos alterado en todo enfermo crónico. Mi
propia experiencia personal a lo largo de más de treinta años y los
resultados obtenidos en miles de pacientes incurables me autorizan para
llamar a esta aplicación: Lavado de la Sangre sistema Lezaeta. Mi Lavado
de la Sangre consiste en una serie de reacciones nerviosas y
circulatorias, provocadas por frecuentes abluciones de agua fría sobre
la piel calentada al vapor, al sol o previa ortigadura.
Esta
aplicación fundamenta! de mi sistema de salud y su práctica cotidiana
en los adultos constituye un seguro de bienestar y de larga vida. Su
acción en el organismo satisface la necesidad de purificar y normalizar
la circulación de la sangre. Se distingue de los baños de vapor de
Kneipp o de Kuhne y sobre todo de los baños de transpiración del sistema
ruso o turco. En la aplicación que recomiendo actúa el agua fría y no
el calor. Sabemos que el sistema nervioso es el motor que pone y
mantiene en acción las funciones de nutrición y eliminación en que
descansa todo el proceso vital.
La
energía nerviosa depende de la calidad de la sangre. La sangre impura
debilita la vitalidad nerviosa y, por lo tanto, deprime la actividad
funcional de todo el organismo. La sangre intoxicada paraliza la acción
del sistema nervioso, vale decir, las defensas orgánicas, conduciendo a
la muerte.
Ahora
bien, al congestionar la piel con vapor, el calor del sol o la
irritación producida por ortigas, los órganos interiores del cuerpo
trabajan con el mínimo necesario de sangre, lo que les proporciona gran
alivio y permite, aun a enfermos del corazón, de asma o de los pulmones,
aprovechar sus beneficios. Estas mismas ventajas hacen necesario este
baño para conservar la salud del habitante de las ciudades, que con las
ropas y abrigos debilita su piel y con alimentación indigesta afiebra
sus entrañas para producir el desequilibrio térmico de su cuerpo en que
se sustenta todo desarreglo funcional.
Así
pues, mi Lavado de la Sangre produce "fiebre curativa" de la piel y
combate la "fiebre destructiva" de las entrañas. Alternando calor y frío
sobre la piel se obtienen sucesivas congestiones y anemias en la
superficie e interior del cuerpo con lo que se produce un flujo y
reflujo de sangre, de donde resulta un verdadero "Lavado de la Sangre" a
través de los millones de poros de la piel. Para lograr esto es
necesario aplicar abluciones de agua fría rápidamente cada 3 o 4 minutos
durante los 40 o 60 minutos que dura el baño, terminando con pitón o
ducha fría.
Además
de normalizar la circulación de la sangre, esta aplicación es
eminentemente purificadora, pues expulsa todas las impurezas orgánicas a
través de los poros por exhalación o sudoración, librando al cuerpo de
todos los venenos que hay en su interior. Las personas que padecen de
sífilis, gonorrea, artritis, uremia, diabetes, reumas, al igual que los
enfermos de los riñones, del corazón, del sistema nervioso, etc.,
encontrarán su salvación en este baño diario.
Podemos
afirmar que sin su auxilio es imposible restablecer la salud de
enfermos crónicos y desahuciados por la medicina medicamentosa y
quirúrgica. Los adultos, en especial después de los 40 años, tanto
hombres como mujeres, pueden tomarlo cada día e indefinidamente, con la
seguridad de encontrar en él el recurso más seguro para mantener la
vitalidad; librando a su organismo de las impurezas que originan
alteraciones en la composición y circulación del fluido vital, que es la
única causa de la elevada presión arterial, de la arteriosclerosis y
otras dolencias tan comunes hoy en día en las ciudades. Así se explica
que los gordos adelgacen y los flacos engorden con este baño que
diariamente favorece la normalidad funcional del organismo.
Mi
Lavado de la Sangre al vapor se toma en un cajón dentro del cual el
bañista se sienta dejando fuera su cabeza para respirar aire puro. El
resto del cuerpo desnudo recibirá el vapor que sale bajo sus pies,
controlando su intensidad con una llave al alcance de su mano derecha.
La temperatura en el interior del cajón será de 40 o 50 grados
centígrados. Ver la figura para comprender los detalles.
En
cuanto el bañista sienta todo su cuerpo caliente, aunque no sude,
saldrá para aplicar abundante ablución de agua fría con una toalla que
se empapa a cada pasada por la piel, volviendo al cajón sin secarse para
recibir nuevamente el vapor y salir al agua fría en la forma indicada
cada tres o cuatro minutos, hasta completar cuarenta o sesenta. El baño
termina con chorro, regadera o ducha fría general, vistiéndose sin secar
el cuerpo, sólo la cabeza.
Si
no disponemos de la instalación del cajón, este baño puede ser aplicado
en casa, sentándose desnudo en una silla de bejuco, cubriendo el cuerpo
desde el cuello hasta el suelo con mantas de lana gruesa para hacer una
especie de campana impermeable que retendrá el vapor sobre su piel.
Bajo el asiento se coloca un depósito con agua hirviendo cuyo vapor se
mantendrá activo echando en ella pedazos de ladrillos calientes cada vez
que el bañista se haya destapado para aplicar la ablución de agua fría.
Al poner fin al baño, después de seis u ocho abluciones, el sujeto se
abriga en su cama para reaccionar ahí. Sólo se deben comer frutas o
ensaladas crudas.
El
vapor bajo el asiento también se puede producir con una parrilla
eléctrica, pero en ningún caso colocar carbón u otro combustible porque
los vapores de la combustión son venenosos y se absorben por los poros.
Por
fin, el sol reemplaza ventajosamente al vapor, en especial en el campo y
en primavera o verano. Bastará con exponerse a la acción del sol del
mediodía desnudo y cubierto no envuelto con una o dos mantas de lana,
dejando la cabeza a la sombra, especialmente bajo el follaje de ramas
verdes. Las abluciones frías se aplicarán cada vez que moleste el calor,
dejando el cuerpo sin secar y volviendo a cubrirlo, para terminar con
agua fría, después de seis u ocho abluciones.
Conviene
advertir que el cuerpo debe descansar sobre el suelo, ya sea tierra
desnuda o pavimentada, previamente cubierta con mantas para mayor
comodidad. Es necesario que el calor sea uniforme, atacando al cuerpo
desde la atmósfera lo mismo que desde el suelo, Es un error emplear
sillas u otro artefacto.
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Cajón de vapor para el lavado de Sangre
Recordemos que la persona que no muere de accidente o vejez, sólo pude dejar de existir por "intoxicación" intestinal o medicamentosa, peligro que se aleja con mi Lavado de la Sangre practicado cada día.
Vapores parciales
Este
tipo de vapores no son útiles si se aplica mi Lavado de la Sangre cuya
acción llega a todo el cuerpo, que es un solo órgano.
Vapor del busto:
Como su nombre lo indica, el vapor en este caso se dirige a la parte
superior del cuerpo, obrando sobre la cara, cuello y pecho, para lo cual
el enfermo, sentado en una silla apoya los brazos cruzados sobre el
respaldo, afirma en ellos la frente mirando el depósito de agua
hirviente que tiene enfrente, sobre su mismo asiento, cubriendo la
cabeza con una manta de lana.
Este baño obra
como derivativo en las afecciones de la cabeza, del cuello y del pecho,
siendo recomendable en inflamaciones de la garganta, la tráquea y los
bronquios. Su duración será de 15 a 20 minutos, abrigándose en cama una
vez terminada la aplicación. De hecho este vapor se puede tomar en la
misma cama, colocando el depósito de vapor sobre las piernas con el
pecho descubierto. Terminado el baño se pasa un paño mojado en agua fría
para secar el sudor.
Además de las
aplicaciones apuntadas, el vapor puede obrar parcialmente en las
dolencias que afectan de preferencia un órgano determinado, como los
oídos, o en las lesiones externas, especialmente cuando se trata de
afecciones de la piel o los huesos. En esos casos el vapor deberá ser de
un cocimiento de limpia plata o cola de caballo, flores de árnica y
fenogreco, substancias que tienen propiedades purificaderas.
Enemas o lavativas
Puesto que toda
dolencia se caracteriza por el proceso febril del estómago e intestino,
la curación se dirige a refrescar el interior del vientre, de modo que
los enemas o lavativas constituyen medios adecuados para conseguir este
objetivo. El procedimiento consiste en introducir en el recto una cánula
que, unida a un tubo de hule, descarga de un depósito el agua natural
que contiene. El agua al tiempo es la más indicada para refrescar y
hacer reaccionar el intestino.
En casos de
calentura o fiebres rebeldes, acompañadas de estreñimiento, pueden
hacerse dos y aun más lavativas cada 24 horas. El efecto de éstas es
refrescante, descongestionante y purificador. La cantidad de agua que se
emplea varía desde una taza en una criatura hasta un litro en un
adulto.
Para hacer más
estimulante la acción de la lavativa se puede agregar al agua una
cucharada de aceite o glicerina o jugo de limón. El cocimiento de la
hierba conocida con el nombre de natre favorece la acción refrescante de
los lavados intestinales en fiebres altas.
El enema se
aplica con el enfermo recostado sobre el lado derecho o izquierdo, según
se desee actuar sobre el intestino más o menos profundamente. En los
casos rebeldes, lo más eficaz es aplicar medio litro de agua natural en
el recto con una sonda.
Cuando el
enfermo evacue esa agua, inmediatamente se aplica, también con sonda, un
litro más. A esto seguramente seguirá una abundante descarga de
excrementos, con lo que bajará la fiebre y se aliviará el enfermo. El
ayuno o dieta de frutas será el complementó de esta aplicación que pude
repetirse diariamente.
Resumen
Recordemos que
en mi Doctrina Térmica no existen remedios. Las aplicaciones de agua
fría o de vapor en combinación con ella carecen de toda virtud curativa,
pues ésta sólo reside en el sistema nervioso. La acción de los agentes
vitales como el aire, el agua, la luz, la tierra y el sol solamente
sirve para despertar y mantener la actividad defensiva y renovadora del
organismo, que se encuentra en el sistema nervioso. A su vez, los
nervios dependen de la calidad de la sangre que los nutre y purifica.
Finalmente, la sangre depende de la digestión que requiere temperatura
normal en el aparato digestivo.
Quien cura es
la Naturaleza al restablecer la normalidad funcional del organismo
cuando éste se encuentra en Equilibrio Térmico. Para lograr esto hay que
producir fiebre curativa en la piel y combatir la fiebre destructiva en
las entrañas. Para producir la fiebre curativa en la piel disponemos de
ortigaduras, frotaciones de agua fría, baños de aire frío, envoltura
húmeda, chorros de agua fría parciales o totales, especialmente de
pitón, y de mi Lavado de la Sangre. Para combatir la fiebre interna
tenemos: baños genitales, de tronco, fajados de lodo alrededor de la
cintura, cataplasma de lodo sobre el vientre, dieta cruda de frutas y
ensaladas y enemas o lavativas con agua natural.
Fuente: Manuel Lezaeta Acharan
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