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¿Alguna vez te han dicho que eres demasiado sensible? Parece
que todo te afecta mucho más que a los demás. Cualquier situación o
circunstancia, por intrascendente que pueda parecer, provoca en ti una
reacción que muchos considerarían exagerada. Parece que siempre tengas
las emociones a flor de piel, quizás poseas hipersensibilidad emocional.
“Nunca pidas disculpas por ser sensible o emocional. Mostrar tus emociones es un signo de fortaleza no de debilidad”
-Ignacio Novo-
Las personas que se enmarcan dentro de esta hipersensibilidad emocional tienen como un sexto sentido, un grado de empatía muy desarrollado con el que logran reconocer diferentes emociones en los demás. Por ejemplo, si alguien está sufriendo lo detectarán antes que nadie, si alguien no es feliz lo sabrán.
El gran problema es que esto les afecta y como sienten mucho más que el resto de personas sufren en sus carnes también el dolor ajeno. Por eso, no es raro que gocen de una impulsividad emocional que sorprenda a los de su entorno.
Todo es una cuestión de perspectiva
Nuestra perspectiva ante las situaciones tiene mucho que ver en el desarrollo de la hipersensibilidad emocional, aunque bien es cierto que hay un claro componente biológico. Al menos así se constató en un estudio realizado por los psicólogos de la Universidad de Stony en Nueva York.
En el mismo se realizaron fotografías del funcionamiento cerebral que dejó en evidencia que las personas más sensibles mostraban una mayor activación de la corteza frontal ante caras alegres o tristes, por ejemplo. Sin duda, captaban y comparaban los detalles con más precisión que las personas menos sensibles.
Pero, a pesar de esto, también el entorno tiene mucho que ver. De hecho, es una combinación de los factores genéticos y ambientales los que darán lugar a la hipersensibilidad emocional. Un ejemplo podría ser el de un niño que nace en un ambiente familiar inestable en el que tiene serias carencias afectivas. A medida que crece desarrollará serios problemas para regular sus emociones y, debido a lo vivido en su niñez, se encontrará mucho más sensible a todo.
A veces te sientes inundado de sentimientos a tu alrededor y esto te impide que puedas escucharte a ti mismo
Este niño puede que desarrolle una gran vergüenza, timidez, inseguridad, etcétera, pero a pesar de todo esto, la perspectiva juega un papel importante. Con esfuerzo y viendo la situación de otra forma diferente se puede mejorar esta circunstancia. De esta manera, aunque se continúe siendo una persona hipersensible, sabremos gestionar nuestras emociones expresándolas y reaccionando a ellas de una manera mucho menos exagerada.
Ver los árboles, pero no el bosque
La hipersensibilidad emocional puede ser muy positiva. Puedes apoyar a aquellas personas que lo necesitan, gozas de una gran empatía y adaptas tu comportamiento a aquellos que no están pasando por un buen momento. Pero, al centrarte demasiado en los detalles puedes dejar de lado una visión más global de todo.
Por eso es tan importante ver las cosas desde diferentes perspectivas. Al centrarte en los detalles, tu perspectiva está influenciada por tus propios sentimientos, focalizada en algo concreto, por lo que le darás demasiada importancia y reaccionarás exageradamente a cosas que los demás no perciben.
Por ejemplo, una palabra o frase dicha con determinada intención puede provocarte una gran agresividad, enfado o rabia, mientras que los demás no se han percatado de la pretensión y, si así fuera, no la consideran tan relevante.
Tu hipersensibilidad se ve potenciada por los problemas pasados. Es decir, si en el pasado has carecido de afecto, te han mentido y hecho daño. Así, el hecho de encontrarte en una situación similar a ésta -o anticiparla- te afectará de una manera mucho más profunda.
¿Puede ser positiva la hipersensibilidad emocional? Por supuesto que sí, de hecho, nos permite conectar mejor con los demás y ayudarles si así lo necesitan. El gran problema es que también existe un lado oscuro cargado de inseguridad, dificultad para gestionar emociones y susceptibilidad.
Siento más que los demás, parece que todo me lo tomo más a pecho. Mis poros supuran emociones que soy incapaz de controlar y gestionar
La ansiedad, el estrés y la depresión son enfermedades que afectan a las personas con hipersensibilidad emocional. La dificultad que les impide sentir menos, dejar de preocuparse en exceso, evitar centrarse en lo que los demás ignoran, provoca que este “don”, considerado así por algunos, se convierta en el peor enemigo para quienes lo tienen.
“Nunca pidas disculpas por ser sensible o emocional. Mostrar tus emociones es un signo de fortaleza no de debilidad”
-Ignacio Novo-
Las personas que se enmarcan dentro de esta hipersensibilidad emocional tienen como un sexto sentido, un grado de empatía muy desarrollado con el que logran reconocer diferentes emociones en los demás. Por ejemplo, si alguien está sufriendo lo detectarán antes que nadie, si alguien no es feliz lo sabrán.
El gran problema es que esto les afecta y como sienten mucho más que el resto de personas sufren en sus carnes también el dolor ajeno. Por eso, no es raro que gocen de una impulsividad emocional que sorprenda a los de su entorno.
Todo es una cuestión de perspectiva
Nuestra perspectiva ante las situaciones tiene mucho que ver en el desarrollo de la hipersensibilidad emocional, aunque bien es cierto que hay un claro componente biológico. Al menos así se constató en un estudio realizado por los psicólogos de la Universidad de Stony en Nueva York.
En el mismo se realizaron fotografías del funcionamiento cerebral que dejó en evidencia que las personas más sensibles mostraban una mayor activación de la corteza frontal ante caras alegres o tristes, por ejemplo. Sin duda, captaban y comparaban los detalles con más precisión que las personas menos sensibles.
Pero, a pesar de esto, también el entorno tiene mucho que ver. De hecho, es una combinación de los factores genéticos y ambientales los que darán lugar a la hipersensibilidad emocional. Un ejemplo podría ser el de un niño que nace en un ambiente familiar inestable en el que tiene serias carencias afectivas. A medida que crece desarrollará serios problemas para regular sus emociones y, debido a lo vivido en su niñez, se encontrará mucho más sensible a todo.
A veces te sientes inundado de sentimientos a tu alrededor y esto te impide que puedas escucharte a ti mismo
Este niño puede que desarrolle una gran vergüenza, timidez, inseguridad, etcétera, pero a pesar de todo esto, la perspectiva juega un papel importante. Con esfuerzo y viendo la situación de otra forma diferente se puede mejorar esta circunstancia. De esta manera, aunque se continúe siendo una persona hipersensible, sabremos gestionar nuestras emociones expresándolas y reaccionando a ellas de una manera mucho menos exagerada.
Ver los árboles, pero no el bosque
La hipersensibilidad emocional puede ser muy positiva. Puedes apoyar a aquellas personas que lo necesitan, gozas de una gran empatía y adaptas tu comportamiento a aquellos que no están pasando por un buen momento. Pero, al centrarte demasiado en los detalles puedes dejar de lado una visión más global de todo.
Por eso es tan importante ver las cosas desde diferentes perspectivas. Al centrarte en los detalles, tu perspectiva está influenciada por tus propios sentimientos, focalizada en algo concreto, por lo que le darás demasiada importancia y reaccionarás exageradamente a cosas que los demás no perciben.
Por ejemplo, una palabra o frase dicha con determinada intención puede provocarte una gran agresividad, enfado o rabia, mientras que los demás no se han percatado de la pretensión y, si así fuera, no la consideran tan relevante.
Tu hipersensibilidad se ve potenciada por los problemas pasados. Es decir, si en el pasado has carecido de afecto, te han mentido y hecho daño. Así, el hecho de encontrarte en una situación similar a ésta -o anticiparla- te afectará de una manera mucho más profunda.
¿Puede ser positiva la hipersensibilidad emocional? Por supuesto que sí, de hecho, nos permite conectar mejor con los demás y ayudarles si así lo necesitan. El gran problema es que también existe un lado oscuro cargado de inseguridad, dificultad para gestionar emociones y susceptibilidad.
Siento más que los demás, parece que todo me lo tomo más a pecho. Mis poros supuran emociones que soy incapaz de controlar y gestionar
La ansiedad, el estrés y la depresión son enfermedades que afectan a las personas con hipersensibilidad emocional. La dificultad que les impide sentir menos, dejar de preocuparse en exceso, evitar centrarse en lo que los demás ignoran, provoca que este “don”, considerado así por algunos, se convierta en el peor enemigo para quienes lo tienen.
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