En el Budismo, la razón principal por la que estudiamos el Dhamma (el
Camino) es encontrar el camino para trascender el sufrimiento y lograr
paz. Estudiando los fenómenos físicos o mentales, la citta (mente o conciencia)
o cetasika (factores mentales), solo cuando haces que la liberación del
sufrimiento sea tu objetivo final, más que ninguna otra cosa, estarás
practicando de la forma correcta. Esto es porque el sufrimiento y sus
causas todavía existen aquí y ahora.
Al contemplar la causa del sufrimiento, deberías comprender que cuando
decimos que la mente está quieta, está en un estado de normalidad. Tan
pronto como se mueve, se convierte en sankhara (lo que es producido o
inventado). Cuando la atracción surge en la mente, es sankhara; cuando
la aversión surge es sankhara. Si existe deseo de ir aquí y allá, es
sankhara. Mientras no seas consciente de estos sankharas, tenderás a
correr tras de ellos y estar condicionado por ellos. Siempre que la
mente se mueve, se convierte en sammuti-sankhara – enredada en el mundo
condicionado – al momento. Y son estos sankharas – estos movimientos de
la mente – los que el Buddha nos enseño a contemplar.
Tan pronto como la mente se mueve, es aniccam (impermanencia), dukkham
(sufrimiento) y anatta (carencia de sustancia, no-yo). El Buddha nos
enseñó a observar y contemplar esto. Nos enseñó a observar los sankharas
que condicionan a la mente. Contémplalos a la luz de la enseñanza de
paticcasamuppada (origen dependiente): avijja (ignorancia) condiciona o
da lugar a sankhara (formaciones kármicas); sankhara condiciona o da
lugar a viññana (consciencia); viññana condiciona o da lugar a nama
(mente) y rupa (materia); y así sucesivamente.
Ya has estudiado y leído sobre esto en los libros, y lo que se expone en
ellos es correcto en cuanto a su funcionamiento, pero en la realidad tú
no eres capaz de practicarlo según va sucediendo. Es como caer de un
árbol: en un momento has caído desde lo alto del árbol y chocado contra
el suelo, y no tienes ni idea de cuantas ramas has atravesado en la
caída. Cuando la mente experimenta un arammana [1] (mente-objeto) y es
atraída hacia él, de repente te encuentras experimentando una sensación
agradable sin ser consciente de las causas y condiciones que te llevaron
a ello. Por supuesto, en principio el proceso sucede acorde a la teoría
descrita en las escrituras, pero al mismo tiempo va más allá de las
limitaciones de la teoría. En realidad, no hay señales que te digan que
ahora es avijja, ahora es sankhara, luego es viññana, ahora es nama-rupa
y así sucesivamente. Estos estudiantes que lo ven así, no tienen la
oportunidad de ir leyendo la lista según se va desarrollando el proceso.
Aunque el Buddha analizó un momento de consciencia y describió todas
las partes diferentes que lo forman, para mí es más como caer de un
árbol – todo pasa tan rápido que no tienes tiempo para considerar desde
que altura has caído y donde estas en un momento concreto. Lo que sabes
es que tú has golpeado el suelo con un sonido seco, y duele!
Lo que ocurre en la mente es similar. Normalmente, cuando experimentas
el sufrimiento, todo lo que ves es el resultado final, que hay
sufrimiento, dolor, pena y desesperación presentes en la mente.
Realmente desconoces de donde viene – es algo que no puedes encontrar en
los libros. No hay ningún sitio en los libros donde los intrincados
detalles de tu sufrimiento y sus causas estén descritos. La realidad
sigue el mismo camino que la teoría explicada en las escrituras, pero
aquellos que simplemente estudian los libros y nunca van más allá de
ellos, son incapaces de darse cuenta de estas cosas en el momento en que
suceden en la realidad.
Así el Buddha enseñó a tolerar como: ’él que sabe’ y simplemente
mantenerse como testigo de aquello que surja. Una vez que has entrenado
tu atención plena para tolerar como ‘él que sabe’, y has investigado la
mente y desarrollado el discernimiento sobre la verdad de la mente y los
factores mentales, veras la mente como anatta (carencia de sustancia,
no-yo).
Verás que al final todas las formaciones mentales y físicas son cosas
que hay que dejar pasar y tendrás claro que es una tontería aferrarse o
darles una importancia indebida.
El Buddha no nos enseñó a estudiar la mente y los factores mentales para
llegar a apegarnos a ellos, nos enseñó simplemente a conocerlos como
aniccam, dukkham, anatta.
La clave de la liberación (Extracto Por Ven. Ajahn Chah)
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FVuente: Loto blanco
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