Los productos de limpieza, detergentes, perfumes, colorantes, insecticidas, pinturas
pesticidas y otros productos químicos de consumo contribuyen a la contaminación del aire casi tanto como el sector del transporte.
Son pequeñas partículas que pueden producir enfermedades respiratorias u otras incluido el cáncer
Sin embargo la mala fama contaminadora la tienen el tráfico rodado y las grandes industrias.
Sin embargo, un estudio científico apunta a detergentes, perfumes, pinturas.......entre otros, como los grandes contribuyentes a la contaminación del aire, casi tanto como el sector del transporte.
Parece una verdad inamovible que nuestro mayor enemigo a la hora de combatir la contaminación de las grandes ciudades es el coche. El tráfico rodado se ha convertido en el objeto de las más ambiciosas medidas para mejorar la calidad del aire: restricciones de la circulación, impuestos a coches contaminantes, peatonalización de las calles…
Pero un estudio publicado en la revista «Science» podría hacer tambalear esta idea tan asentada.
¿Y si el coche no fuera el malo (o al menos el único malo) de la película?
Un trabajo liderado por National Oceanic and Atmosferic Administration de Estados Unidos, algo así como la NASA del medio ambiente afirma que, el uso de pinturas, pesticidas, detergentes y perfumes contribuyen a la contaminación del aire casi tanto como el sector del transporte.
En el caso de un tipo concreto de contaminación (la de pequeñas partículas que pueden dañar los pulmones) la formación de contaminantes provocada por estas sustancias es el doble de grave que la que generan los automóviles.
La razón es obvia, pero parece que nadie hasta ahora se ha atrevido a evidenciarla.
El trabajo se centra en el estudio de los compuestos orgánicos volátiles que pueden escapar a la atmósfera y reaccionar con los componentes del aire para formar ozono o partículas tóxicas.
Se ha demostrado que el ozono provoca alteraciones respiratorias y las micropartículas penetran en los alveolos pulmonares y son fuente de graves daños tras su acumulación.
Los autores del trabajo han querido conocer la respuesta analizando el aire de una gran ciudad contaminada: Los Ángeles.
Y lo han hecho midiendo las cantidades de partículas halladas en el aire exterior y en el de las casas.
Tras analizar la calidad de las muestras se ha detectado que la cantidad de volátiles contaminantes emitidos por los productos de consumo es dos o tres veces mayor que la que hasta ahora se había estimado.
Además, los inventarios de contaminación actuales sobreestiman el impacto de los vehículos.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente asume que el 75 por ciento de los compuestos volátiles orgánicos de la atmósfera están producidos por el tráfico.
El nuevo estudio cree que realmente los coches producen el 50 por ciento.
La otra mitad corresponde al uso de productos de limpieza, detergentes, perfumes, colorantes, pesticidas, insecticidas, pinturas y otros productos químicos de consumo.
Los técnicos se han dado cuenta de que es imposible justificar las grandes concentraciones de estas partículas en el aire de algunas ciudades solo por la presencia de emisiones de tubos de escape. También se ha comprobado que las concentraciones relativas de algunas de estas partículas son mayores en el interior de los edificios que en el ambiente exterior.
Es evidente que dentro de las casas no circulan coches, de manera que el origen de estos contaminantes debe buscarse en otras fuentes. La mayoría de estos productos pueden ser derivados del petróleo, es decir, ejercen al volatilizarse efectos que se asemejan a los de los combustibles fósiles. El trabajo es demoledor.
Pero éste no es el único estudio sobre el uso de productos de limpieza.
La Universidad de Bergen (Noruega) ha realizado una investigación en el que sugiere que utilizar productos de limpieza es casi tan malo para los pulmones como fumar. Revela que puede producir tanto daño como 20 cigarrillos al día.
«Las mujeres que limpiaban en casa o trabajaban como limpiadoras sufrieron una disminución de la función pulmonar, lo que sugiere que las exposiciones relacionadas con las actividades de limpieza pueden constituir un riesgo para la salud a largo plazo».
Sin embargo, un estudio científico apunta a detergentes, perfumes, pinturas.......entre otros, como los grandes contribuyentes a la contaminación del aire, casi tanto como el sector del transporte.
Parece una verdad inamovible que nuestro mayor enemigo a la hora de combatir la contaminación de las grandes ciudades es el coche. El tráfico rodado se ha convertido en el objeto de las más ambiciosas medidas para mejorar la calidad del aire: restricciones de la circulación, impuestos a coches contaminantes, peatonalización de las calles…
Pero un estudio publicado en la revista «Science» podría hacer tambalear esta idea tan asentada.
¿Y si el coche no fuera el malo (o al menos el único malo) de la película?
Un trabajo liderado por National Oceanic and Atmosferic Administration de Estados Unidos, algo así como la NASA del medio ambiente afirma que, el uso de pinturas, pesticidas, detergentes y perfumes contribuyen a la contaminación del aire casi tanto como el sector del transporte.
En el caso de un tipo concreto de contaminación (la de pequeñas partículas que pueden dañar los pulmones) la formación de contaminantes provocada por estas sustancias es el doble de grave que la que generan los automóviles.
La razón es obvia, pero parece que nadie hasta ahora se ha atrevido a evidenciarla.
El trabajo se centra en el estudio de los compuestos orgánicos volátiles que pueden escapar a la atmósfera y reaccionar con los componentes del aire para formar ozono o partículas tóxicas.
Se ha demostrado que el ozono provoca alteraciones respiratorias y las micropartículas penetran en los alveolos pulmonares y son fuente de graves daños tras su acumulación.
Los autores del trabajo han querido conocer la respuesta analizando el aire de una gran ciudad contaminada: Los Ángeles.
Y lo han hecho midiendo las cantidades de partículas halladas en el aire exterior y en el de las casas.
Tras analizar la calidad de las muestras se ha detectado que la cantidad de volátiles contaminantes emitidos por los productos de consumo es dos o tres veces mayor que la que hasta ahora se había estimado.
Además, los inventarios de contaminación actuales sobreestiman el impacto de los vehículos.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente asume que el 75 por ciento de los compuestos volátiles orgánicos de la atmósfera están producidos por el tráfico.
El nuevo estudio cree que realmente los coches producen el 50 por ciento.
La otra mitad corresponde al uso de productos de limpieza, detergentes, perfumes, colorantes, pesticidas, insecticidas, pinturas y otros productos químicos de consumo.
Los técnicos se han dado cuenta de que es imposible justificar las grandes concentraciones de estas partículas en el aire de algunas ciudades solo por la presencia de emisiones de tubos de escape. También se ha comprobado que las concentraciones relativas de algunas de estas partículas son mayores en el interior de los edificios que en el ambiente exterior.
Es evidente que dentro de las casas no circulan coches, de manera que el origen de estos contaminantes debe buscarse en otras fuentes. La mayoría de estos productos pueden ser derivados del petróleo, es decir, ejercen al volatilizarse efectos que se asemejan a los de los combustibles fósiles. El trabajo es demoledor.
Pero éste no es el único estudio sobre el uso de productos de limpieza.
La Universidad de Bergen (Noruega) ha realizado una investigación en el que sugiere que utilizar productos de limpieza es casi tan malo para los pulmones como fumar. Revela que puede producir tanto daño como 20 cigarrillos al día.
«Las mujeres que limpiaban en casa o trabajaban como limpiadoras sufrieron una disminución de la función pulmonar, lo que sugiere que las exposiciones relacionadas con las actividades de limpieza pueden constituir un riesgo para la salud a largo plazo».
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