Sabemos
que los progresos en biomedicina salvan miles de vidas y, por lo tanto,
contribuyen al bienestar general, mientras que los descubrimientos en
física cuántica y en computación determinan los canales de comunicación
que estamos utilizando actualmente.
Nada hace pensar que el futuro
próximo tenga que ser muy diferente. Pero las nuevas técnicas de edición
genética, que podrían permitir modificar el ADN de embriones humanos,
así como el desarrollo de la inteligencia artificial y la nanotecnología
en máquinas, que cada vez llevan a cabo tareas más complejas, abren un
abanico de posibilidades impensables hace pocos
años.
.
Estos y otros adelantos científicos continuarán modelando nuestro
futuro con un impacto creciente, hecho que requiere una inteligente y
cauta gestión de estas posibilidades.
Creo que la combinación de la
biotecnología, la nano tecnología y la Inteligencia Artificial, entre
otras tecnologías, es el gran reto tecnológico del siglo XXI.
Para
decidir cómo se utiliza la edición genética o si se ponen límites a la
inteligencia artificial y a la nanotecnología, hace falta una sociedad
muy informada y con una ética científica sólida.
Pero, ¿qué es la
biotecnología?
La Biotecnología se define como un área
multidisciplinaria, que emplea la biología, química y procesos varios,
con gran uso en agricultura, farmacia, ciencia de los alimentos,
ciencias forestales y medicina.
Probablemente el primero que usó este
término fue el ingeniero agrícola húngaro Karl Ereky, en 1919.
La
biotecnología se refiere a toda aplicación tecnológica que utilice
sistemas biológicos y organismos vivos, o sus derivados, para la
creación o modificación de productos o procesos en usos específicos. La
biotecnología, comprende investigación de base y aplicada que integra
distintos enfoques derivados de la tecnología y aplicación de las
ciencias biológicas.
La ingeniería genética puede definirse como “
La manipulación deliberada de la información genética, con miras al análisis genético, o al mejoramiento de una especie”.
La generación del ADNr, o ADN recombinante, puede tener diferentes
fines, siendo el más común determinar la función que tendría un gen en
un organismo. Por ejemplo, si asumimos que tenemos un fragmento de ADN y
creemos que es responsable de la producción del color rojo en flores,
podemos insertar ese fragmento en una planta que produce flores blancas.
Si al dejarla crecer esta planta genera flores rojas, entonces sabremos
que ese gen es el responsable de conferir el color rojo.
Las únicas
referencias públicas de las reuniones del Club Bilderberg son algunos
comunicados de prensa que reseñan muy brevemente los temas generales.
Pero curiosamente los más frecuentes en los últimos años son la energía
nuclear y la biotecnología.
Hay algunos investigadores que creen que la humanidad fue creada por
algún tipo de manipulación genética extraterrestre.
Hoy en día, con los
avances en genética y los conocimientos sobre el código ADN, hemos visto
que ello es posible.
Esta sería la esencia de las historias sobre la
creación, tal como se relatan en las antiguas tablillas sumerias y en
los posteriores escritos hebreos. Esta es la tesis que mantiene Zecharia
Sitchin (1920 – 2010), autor de una serie de libros que promueven la
teoría de los antiguos astronautas y el supuesto origen extraterrestre
de la humanidad. Sitchin utiliza los registros sumerios para argumentar
que el moderno Homo-Sapiens fue creado por seres provenientes del
espacio exterior llamados nefilim o anunnaki. Sitchin cree que los
anunnaki crearon a los humanos mediante la manipulación genética de,
probablemente, el Homo-Erectus.
Los nefilim (en idioma hebreo “
los caídos“) son seres que se mencionan varias veces en la Biblia. Según el Génesis serían los descendientes de los «
hijos de Dios», ángeles rebeldes, y las «
hijas de los hombres» (raza humana), que vivían antes del diluvio.
Los textos sumerios antiguos se refieren a los anunnaki como “
los que descendieron del cielo”,
una raza de seres extremadamente poderosos y avanzados que habrían
modificado genéticamente a la humanidad muchos miles de años atrás.
Sitchin reinterpretó las traducciones en lenguas modernas de los textos
escritos en miles de tablillas de arcilla que se encuentran en distintos
museos del mundo y en las que se encuentra escrita la historia, según
los Sumerios, que fueron la primera civilización conocida de la historia
posterior al Diluvio Universal. Según la reinterpretación que hizo
Sitchin de tales traducciones, habría que hablar de una nueva versión de
la creación humana, según la cual seres extraterrestres serían los
responsables de la evolución de la especie humana con la manipulación
del ADN mediante la ingeniería genética. Según la interpretación de
Sitchin, los “
cabeza negra” de Sumeria fueron creados por esos
seres, al mezclar genéticamente el ADN del hombre/mujer homínido y de
algún anunnaki. El proceso consistía en «
fijar» sobre la
criatura ya existente la composición genética de los anunnaki; es decir,
implementar mejoras en el hombre/mujer homínido mediante manipulación
genética, adelantándose así al proceso evolutivo, dando vida al Homo
Sapiens. El término cabezas negras es el que utilizaban los sumerios
para referirse a ellos mismos. Se veían a sí mismos como esclavos al
servicio de los “
dioses“, que los habrían creado para que trabajaran para ellos.
Situémonos ahora en el año 632 después de Ford, en Londres, en el
Centro de Incubación y Condicionamiento.
Así arranca la novela Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, ubicándonos de lleno en el corazón del nuevo Estado Mundial, con su central reproductora, cuya divisa es “
Comunidad, Identidad, Estabilidad“.
El director del centro, el DIC, junto con Mr. Foster, explica a los
estudiantes y futuros trabajadores el funcionamiento de la central.
Allí
se producen los seres humanos; niños fabricados y embriones manipulados
y alterados para dar lugar a las cinco castas existentes en el nuevo
mundo, además de a las distintas profesiones. No es el mismo
entrenamiento el que necesitan los trabajadores del trópico que un
mecánico espacial.
Allí, desde antes de nacer, se les manipulará y
enseñará a amar aquello que están destinados a hacer, condicionándolos
para que, de este modo, no puedan ser felices si no se dedican a ello.
Los humanos Delta, Gamma y Epsilon se producen a partir del método
Bokanovsky, que permite fabricar decenas de mellizos en apenas unos
meses. Estas son las clases más bajas, que no necesitan un especial
sentimiento de individualidad.
Poco a poco se nos introduce en la
sociedad fordista,
donde mediante la hipnopedia, que es un tipo de enseñanza durante el
sueño, y el condicionamiento neopavloviano, en honor del fisiólogo y
psicólogo ruso Iván P. Paulov.
Las observaciones originales de Pávlov
eran simples. Si se ponen alimentos o ciertos ácidos diluidos en el
hocico de un perro hambriento, éste empieza a segregar un flujo de
saliva procedente de determinadas glándulas. Este es el reflejo de
salivación, pero eso no es todo. Pávlov observó que el animal también
salivaba cuando la comida todavía no había llegado al hocico: la comida
simplemente vista u olida provocaba una respuesta semejante. Además, el
perro salivaba ante la mera presencia de la persona que por lo general
le acercaba la comida o cualquier otro estímulo que sistemáticamente la
anunciara. Esto llevó a Pávlov a desarrollar un método experimental para
estudiar la adquisición de nuevas conexiones de estímulo-respuesta.
Con estas técnicas Huxley nos cuenta que se van formando los intereses y
las fobias de sus habitantes con el fin último de asegurar la
estabilidad social y, por supuesto, que ésta lleve al consumo. En fin,
una mezcla de aplicación de la biotecnología, control mental y realidad
virtual.
Las familias tal y como se conocían antes de Ford ya no existen, y
conceptos como “madre”, “hogar” o “monogamia” se consideran
obscenidades. Se fomentan los juegos eróticos desde que son pequeños. La
promiscuidad es socialmente deseable, y salir durante varios meses con
una misma persona está mal visto. No hay Dios, sino Ford. No hay
cristianismo, sino que hay soma, una droga de diseño sin efectos
secundarios capaz de curar sentimientos de tristeza y a la que recurren
los humanos cada vez que desean unas vacaciones o cuando experimentan
emociones negativas, lo que les permite evadirse de la realidad.
Las
actividades de ocio implican una tecnología muy sofisticada, como el
Sensorama,
la televisión del futuro, que permite no sólo ver sino sentir. John, el
Salvaje, es el personaje más humano del libro.
Se refugia en la
literatura y en la religión para aislarse del exterior. Choca con la
cultura civilizada, reclamando el derecho a sufrir, para tener la
felicidad como recompensa. Aldous Leonard Huxley (1894 – 1963) fue un
escritor británico que emigró a los Estados Unidos. Pertenecía a una
reconocida familia de intelectuales, y es conocido por sus novelas y
ensayos, aunque también publicó relatos cortos, poesías y libros de
viaje.
A través de sus novelas y ensayos ejerció como crítico de las
convenciones, normas e ideales sociales.
Asimismo se interesó por los
temas místicos, así como por la parapsicología, acerca de cuyos temas
escribió varios libros. Se le considera uno de los más importantes
representantes del pensamiento moderno.
Aldous Huxley, autor de Un Mundo Feliz,
publicado en 1932, habla sobre las amenazas a la libertad, de la
sobrepoblación, de la burocracia, las propagandas, las dictaduras
informáticas, las drogas, la publicidad y la televisión.
Parece que
Aldous Huxley estaba muy relacionado con la agenda del
Nuevo Orden Mundial,
un plan de gobierno mundial basado en la eugenesia y el transhumanismo,
así como para la deshumanización y la eliminación de los sentimientos
mediante la tecnología.
Un Mundo Feliz es extremadamente
preciso al tratar sobre el sistema de control mundial que se está
imponiendo. El que tuviese tal información no es extraño ya que era
miembro de la Sociedad Fabiana, que estaba muy relacionada con la red
Illuminati, en donde conoció el plan a largo plazo de la élite mundial,
que no es otro que el
Nuevo Orden Mundial.
Un Mundo Feliz no fue fruto de su imaginación, sino de su conocimiento sobre lo que iba a suceder en un próximo futuro.
Aaron Traywick (1989 – 2018) fue un activista estadounidense de lo que podríamos llamar extensión de la vida, que
se generó en las comunidades de transhumanismo y biohacking.
Buscó
desarrollar terapias génicas para hacer tratamientos baratos y
disponibles para enfermedades incurables como el SIDA y el virus del
herpes simple. Su falta de formación médica y sus métodos poco
convencionales, como la de transmitir en directo mientras estaba
inyectándose una “
terapia genética experimental no probada“,
generó una crítica generalizada.
Aaron Traywick saltó a las portadas del
mundo de la ciencia por una atrevida jugada. El biohacker y CEO de la
compañía de biotecnología
Ascendance Biomedical se inyectó una
terapia genética experimental y nunca probada en humanos. Al cabo de
cierto tiempo Traywick apareció muerto.
La policía comunicó el
fallecimiento del biohacker, que fue hallado en el interior de un tanque
de privación sensorial en un spa de Washington. Este biohacker acababa
de inyectarse un tratamiento casero contra el VIH a través de
Facebook Live. La
policía metropolitana explicó que de momento no hay indicios de que la
muerte del biohacker haya sido provocada.
La idea que surge
inmediatamente es que Traywick pudo fallecer debido a alguna
complicación derivada del tratamiento que él mismo se inyectó. De
momento no hay ningún dato que avale esta hipótesis. Aaron Traywick
logró llamar la atención de medio mundo sobre el movimiento de
biohacking. Durante una conferencia, el emprendedor se bajó los
pantalones y se inyectó en la pierna una terapia génica desarrollada por
su compañía, cuyo objetivo era curar para siempre el herpes. El
tratamiento no había pasado por el circuito habitual de ensayos clínicos
a que obliga la ley.
Al elegir voluntariamente convertirse en conejillo
de indias de su nueva terapia, Traywick no solo lograba dar un golpe de
efecto sino que también evitaba enfrentarse a una posible sanción.
Desde
Ascendance Biomedical explican que Traywick se había
distanciado de la compañía en los últimos meses debido a diferencias con
la dirección y que no sabían nada de él desde hacía semanas. A pesar de
estas diferencias, que tenían que ver sobre todo con los métodos del
biohacker, la compañía ha recalcado su compromiso con los ideales de
Traywick.
El transhumanismo es un movimiento cultural e intelectual
internacional que tiene como objetivo final transformar la condición
humana mediante el desarrollo de tecnología que ayude a mejorar las
capacidades humanas, tanto a nivel físico como psicológico.
Los
pensadores transhumanistas estudian los posibles beneficios y perjuicios
de las nuevas tecnologías tendentes a superar las limitaciones humanas,
así como también la tecno ética adecuada a la hora de desarrollar y
utilizar esas tecnologías. Estos pensadores sostienen que los seres
humanos pueden llegar a ser capaces de transformarse en seres con
extensas capacidades, merecedores de la etiqueta de post humanos.
Influenciada por la ciencia ficción, la visión transhumanista de una
futura y diferente humanidad ha atraído a muchos partidarios y
detractores.
El transhumanismo ha sido descrito por Francis Fukuyama, un
influyente politólogo estadounidense de origen japonés, como «
la idea más peligrosa del mundo», mientras que Ronald Bailey, editor de ciencias de la revista
Reason, considera que es un «
movimiento que personifica las más audaces, valientes, imaginativas e idealistas aspiraciones de la humanidad».
Algunos autores consideran que la humanidad ya es transhumana, porque
los progresos médicos en los últimos tiempos habría alterado de manera
significativa, en su opinión, nuestra especie. Según Nick Bostrom,
filósofo sueco de la Universidad de Oxford, los impulsos
transcendentales del transhumanismo se han expresado desde la misma
búsqueda de la inmortalidad relatada en
La Epopeya de Gilgamesh,
así como también en la búsqueda legendaria de la fuente de la eterna
juventud, el elixir de la vida, y otros esfuerzos para tratar de vencer
al envejecimiento y la muerte.
El biólogo Julian Huxley es generalmente
considerado como el fundador del transhumanismo, término acuñando en un
artículo escrito en 1957: ”
Hasta ahora la vida humana ha sido,
en general, como Hobbes la describió, ‘desagradable, brutal y corta’. La
gran mayoría de los seres humanos (si no han muerto jóvenes) han sido
afectados con la miseria. Podemos sostener justificadamente la creencia
de que existen estas posibilidades y que las actuales limitaciones y
frustraciones de nuestra existencia podrían ser en gran medida
sobrellevadas. La especie humana puede, si lo desea, trascenderse a sí
misma, y no sólo de forma esporádica e individual, sino en su totalidad,
como Humanidad“.
En la década de 1960, el científico informático Marvin Minsky
escribió sobre las relaciones entre el ser humano y la inteligencia
artificial.
En las décadas siguientes, este tema siguió generando
pensadores influyentes, como Hans Moravec y Raymond Kurzweil, que
oscilaban entre el ámbito técnico y las especulaciones futuristas
transhumanistas. La consolidación de un claro movimiento transhumanista
comenzó en las últimas décadas del siglo XX. En 1972, el académico
estadounidense Robert Ettinger contribuyó al concepto de transhumanismo
en su libro
Man into Superman. En 1986, el ingeniero estadounidense Eric Drexler publicó
Engines of Creation: The Coming Era of Nanotechnology, que discutía las posibilidades de la nanotecnología junto con los ensambladores moleculares, para lo que fundó el
Foresight Institute. Las oficinas de
Alcor Life Extension Foundation,
sede de la primera organización sin ánimo de lucro destinada a la
investigación y el fomento de la criónica, pasaron a ser un centro de
importancia para los futuristas. La criónica se ocupa de la preservación
a bajas temperaturas (criopreservación) de seres humanos que la
medicina contemporánea ya no puede mantener con vida, con el objetivo de
tratarlos médicamente y reanimarlos en el futuro. En 1988, durante el
auge de la
cibercultura, cultura asociada al mundo de las redes informáticas y de la realidad virtual, el filósofo Max More fundó el
Instituto Extropiano y posteriormente fue el responsable principal de una doctrina formal transhumanista, bajo la denominación de
Principles of Extropy. En 1990 estableció los fundamentos del transhumanismo moderno dándole una nueva definición: “
El
transhumanismo es una clase de filosofías que buscan guiarnos hacia una
condición post humana. El transhumanismo comparte muchos elementos del
humanismo, incluyendo un respeto por la razón y la ciencia, un
compromiso con el progreso, y una valoración de la existencia humana (o
transhumana) en esta vida. […] El transhumanismo difiere del humanismo
en reconocer y anticipar las alteraciones radicales en la naturaleza y
las posibilidades de nuestras vidas resultado de varias ciencias y
tecnologías […]“. Algunos teóricos, como el inventor estadounidense
Raymond Kurzweil, piensan que el ritmo de la innovación tecnológica se
está acelerando y que en los próximos 50 años se puede producir no solo
radicales avances tecnológicos, sino posiblemente una singularidad
tecnológica que puede cambiar la naturaleza de los seres humanos y, tal
vez, la reaparición de animales mitológicos, como el legendario
Minotauro.
Los transhumanistas que prevén este cambio tecnológico masivo
sostienen que ello es deseable. Pero otros analistas plantean los
posibles peligros de un cambio tecnológico extremadamente rápido, por lo
que proponen acciones para asegurar que la tecnología se utilice de
manera responsable. Por ejemplo, Bostrom ha escrito mucho sobre los
riesgos para el futuro bienestar de la humanidad, incluyendo los riesgos
creados por las tecnologías emergentes. Los transhumanistas apoyan la
utilización de nuevas tecnologías y la convergencia de tecnologías como
la nanotecnología, la biotecnología, la tecnología de la información y
la ciencia cognitiva, así como futuras tecnologías, incluyendo la
realidad simulada, la inteligencia artificial, la superinteligencia, la
transferencia mental, la preservación química cerebral y la criónica.
Los transhumanistas creen que los seres humanos pueden y deben utilizar
estas tecnologías para convertirse en superhumanos. Por lo tanto,
defienden la protección de la libertad de conocimiento, a fin de
garantizar a los particulares la posibilidad del uso de tecnologías de
mejoría humana en sí mismos y en sus hijos. Algunos especulan que las
técnicas de mejoría humana y otras nuevas tecnologías pueden facilitar
la evolución humana más radical a mediados del siglo XXI, si no antes.
El libro de Raymond Kurzweil,
La singularidad está cerca, y también el libro del físico teórico estadounidense Michio Kaku,
La física del futuro,
promueven diversas tecnologías de mejora humana y especulan sobre como
estas tecnologías pueden impactar en la raza humana. El ambientalista
estadounidense Bill McKibben, por ejemplo, cree que las tecnologías de
perfeccionamiento humano estarían desproporcionadamente a disposición de
los que tuviesen más recursos financieros, ampliando, por tanto, la
brecha entre ricos y pobres y creando además una brecha genética. Lee
Silver, biólogo y divulgador científico, que acuñó el término
reprogenética y que ha apoyado su utilización, ha mostrado, no obstante,
su preocupación de que tales métodos pudiesen crear una sociedad
profundamente dividida entre los que tienen acceso a tales tecnologías y
los que no, a menos que las reformas sociales no avancen en paralelo al
avance tecnológico.
Los críticos que expresan tales preocupaciones no aceptan
necesariamente la tesis transhumanista de que la modificación genética
sea un valor positivo. Al parecer de algunos analistas debería ser
controlada, o incluso prohibida, puesto que dotaría de aún más poder a
aquellos que ya son poderosos. Tanto el sociólogo, economista, escritor,
orador, asesor político y activista estadounidense Jeremy Rifkin como
el biólogo Stuart Newman aceptan que la biotecnología tiene el poder de
llevar a cambio profundas modificaciones en la identidad de los
organismos vivos. Sin embargo, se oponen a la modificación genética de
los seres humanos ante el temor de que se difumine la frontera entre el
hombre y sus creaciones. El filósofo Keekok Leeve considera estos
cambios como el producto de una acelerada modernización en la que la
tecnología se ha usado para transformar lo natural en artefactual, o
referido a un artefacto. En la revista
Reason, Ronald Bailey ha
acusado a estos críticos de la investigación en animales de caer en el
alarmismo, especialmente cuando creen que tales experimentos llevarán a
la creación de criaturas subhumanas con una inteligencia parecida a los
del ser humano. Bailey insiste en que el único objetivo de dichas
investigaciones es lograr avances médicos que ayuden a la Humanidad. Una
respuesta diferente procede de los teóricos de la personalidad, un
grupo de transhumanistas que objetan contra lo que consideran una
antropomorfobia, o la atribución de características humanas a cualquier
cosa, animada o inanimada, al estilo de lo que el escritor Isaac Asimov
llamó el síndrome de Frankenstein. El síndrome de Frankenstein hace
referencia al temor de que las misma fuerzas utilizadas por el ser
humano para controlar la naturaleza se vuelvan contra nosotros,
destruyendo a la humanidad.
El escritor y divulgador científico de origen ruso Isaac Asimov (1920 – 2002) acuñó la expresión “
síndrome de Frankenstein”
para describir el miedo de los hombres a que las máquinas se rebelen
contra sus creadores, en clara alusión al legendario monstruo de la
novela
Frankenstein o el moderno Prometeo, de Mary W. Shelley. La novela de Mary Shelley, publicada en 1818, recoge esa inquietud. “
Tú eres mi creador, pero yo soy tu señor”
le dice el monstruo a Víctor Frankenstein al final de la obra. Se trata
de la misma inquietud expresada décadas después por H. G. Wells en su
novela
La isla del Dr. Moreau, donde hace referencia a un
científico que trataba de crear una raza híbrida de hombres y animales
en una isla remota, ya que consideraba estar trabajando al servicio de
la ciencia y la humanidad. Pero sus engendros acaban volviéndose contra
él, destruyéndolo. Con la idea de contrarrestar este peligro, Asimov
ideó las famosas
Tres leyes de la robótica, una especie de
código moral de conducta para los robots que les impidiera alzarse
contra sus creadores. Aunque este argumento haya inspirado cientos de
relatos y películas de ciencia ficción, no se trata de una idea nueva. A
lo largo de toda la historia ha estado presente una cierta inquietud
ante la autonomía de los artilugios fabricados por el ser humano, sobre
todo si escapan a su comprensión. Innovaciones recientes, como los
ordenadores personales o el boom de Internet, ya provocaron la
desconfianza o el temor en miles de personas, hasta que comenzaron a
entender su funcionamiento.. Según esta visión transhumanista ,
cualquier clon humano, animal modificado o inteligencia artificial que
demostrase ser autoconsciente, sería considerado una persona merecedora
de respeto, dignidad y derechos de ciudadanía. Consecuentemente
argumentan que el problema no estaría en la creación de supuestos
monstruos, sino en el hecho de que juzguemos y tratemos a tales seres
como monstruosos.
Actualmente podemos constatar un movimiento llamado DIY (“
Do It Yourself”, “
Hazlo tú mismo”),
desconocido por la mayoría de la gente, pero que cada vez acumula más
fuerza, además de estar rodeado de gran polémica. Se trata de la
biología de garaje,
en referencia a los comienzos de la revolución informática que se
efectuaba en garajes. Es un movimiento internacional de ciencia
ciudadana que trata de crear una versión accesible y distribuida de la
biología a través de soluciones tecnológicas de bajo coste que, en
cierto modo, es ajena a los entornos convencionales en los que podemos
encontrar la investigación y desarrollo de la biología, tal como pueden
ser las universidades y las empresas de biotecnología, que se supone
funcionan en un entorno controlado. Como muestra de ello, a diferencia
de la biología institucional, muchos de los desarrolladores de esta
biología DIY no poseen una formación académica en esta ciencia, sino que
adquieren sus conocimientos y práctica gracias a redes sociales,
Internet y el apoyo de una comunidad internacional. Al democratizar la
experimentación de las prácticas biológicas, ha surgido un fenómeno
paralelo a este DIY, el biohacking. Tras este concepto encontramos todo
un movimiento de acercamiento de la ciencia a la ciudadanía, que ha
conseguido trasladar los laboratorios de investigación a los “
garajes”
de todo aquel que quiere acercarse a esta ciencia y sumarse a la
experimentación colectiva y en un sistema abierto y público. Los
participantes de esta biología casera se identifican por una estética
biopunk, por su pertenencia al movimiento transhumanista y por su
tecno-progresismo. Para aunar no sólo esta estética sino también sus
principios fundacionales, cuentan incluso con un
Manifiesto Común,
en el que podemos encontrar algunas de sus reivindicaciones, como son,
por ejemplo, la alfabetización científica de la sociedad para que esta
pueda ser colaboradora activa de su propia salud, interaccionar con sus
propios cuerpos y con el medio ambiente, incluyendo la calidad de su
comida, del agua o del aire que respiramos. Pero el biohacking va mucho
más allá y aspira a la gestión de la propia biología utilizando una
serie de técnicas médicas, nutricionales y electrónicas, con el objetivo
de ampliar las capacidades físicas y mentales del sujeto. Si a nivel
casero se ha llegado a este punto, imaginemos lo que pueden hacer las
grades corporaciones, los gobiernos totalitarios o los estamentos
militares. Es como abrir la caja de Pandora.
Esto puede sonar a pura ciencia ficción, pero ya hay ejemplos reales que se han podido llevar a la práctica, como por ejemplo
Circadia,
un dispositivo de código abierto que puede implantarse en el cuerpo
humano y que puede leer datos biomédicos del receptor y transmitirlos a
Internet. En efecto, Circadia 1.0 es un dispositivo subcutáneo que
transmite información biométrica a cualquier aparato con Android. Los
cyborgs han sido parte de la ciencia ficción desde hace muchas décadas.
La idea de un ser humano potenciado por la tecnología es el sueño de
muchos potenciales inventores. En los últimos años, hemos ido
presenciando grandes avances en la materia: casi todos, producto de años
y años de investigación. Otros, sin embargo, son más impacientes, como
el biohacker Tim Cannon, quien se implantó una verdadera computadora
miniaturizada en el brazo sin la ayuda de médicos ni de anestesia. Este
biohacker decidió implantarse en el antebrazo un chip sellado en una
caja, alimentado por una batería de recarga inalámbrica. En lugar de
hacerse la cirugía en alguna institución médica, Cannon llamó a otro
biohacker, Steve Haworth, para que le hiciera un corte bajo la piel y le
introdujera el dispositivo. La computadora, denominada
Circadia 1.0, fue creada por la empresa de Cannon,
Grindhouse Wetware.
Servirá para guardar la información biométrica de su portador, la cual
se podrá mandar a cualquier dispositivo Android. Además, es un proyecto
de código abierto, por lo que cualquier usuario podrá manipular los
datos de la manera que desee.
Grindhouse Wetware promete liberar pronto una versión de
Circadia
por solo 700 dólares, implante incluido. Quién sabe si tal vez dentro
de poco hablaremos de dispositivos dentro de nuestro cuerpo. Pero
Circadia
es solo un pequeño ejemplo. Estos nuevos biohackers experimentan en
todos los campos imaginables de la biología genética, tales como la
extracción de ADN a domicilio con fines didácticos, pero también
planteando polémicos problemas de bioseguridad. ¿Qué problemas
relacionados con el biohacking nos podemos encontrar en el futuro?
Estandarizar los protocolos de seguridad ha de ser una obligación para
cualquier investigador, a fin de garantizar que los experimentos
ofrezcan resultados satisfactorios y no perjudiciales en el futuro.
Según Markus Schmidt, fundador y CEO de Biofaction, la filosofía hacker
aplicada a la biología debe ser segura, no perjudicar a nadie ni nada,
tanto física, como mental o emocionalmente.
El movimiento de biología DIY, al igual que la biología sintética, ha
sido el objeto de numerosos artículos de prensa en los que se utilizan
argumentos como el
síndrome de Frankenstein para crear un
estado de alarma alrededor de él, asociándolo a veces a un posible
bioterrorismo. En realidad los principales laboratorios de biología DIY
son vigilados por las agencias del estado de diferentes países para
asegurarse de que sus actividades no presentan ningún peligro, llegando a
veces a colaborar con ellas. En junio de 2013 el laboratorio
estadounidense
BioCurious propuso un proyecto en la plataforma de financiamiento participativo
Kickstarter
, con el objetivo de crear plantas modificadas genéticamente que
brillaban en la oscuridad. A raíz de la polémica que se generó sobre los
usos apropiados de la biotecnología, la plataforma
Kickstarter decidió
prohibir las campañas que prometieran organismos genéticamente
modificados. Otra de las polémicas parte de los movimientos
grinder,
que consiste en la modificación corporal destinada a aumentar las
capacidades sensoriales del ser humano, y del movimiento transhumanista,
que también se han apropiado del término biohacker, que entienden como
la experimentación biológica sobre uno mismo por medio de diferentes
implantes electrónicos y de nuevos sistemas de alimentación. Sin
embargo, la mayoría de laboratorios de biología DIY tiende a
desvincularse de estas corrientes ideológicas debido a los riesgos sobre
la salud humana que pueden provocar. Los biohacker también están
organizándose para desvelar las prácticas poco éticas del mundo
empresarial. En particular, los miembros de
Four Thieves Vinegars
se definen como un grupo de biohackers cuyo objetivo es desarrollar
métodos que permitan a cualquier ciudadano, con unos conocimientos
básicos, fabricar sus propios medicamentos.
Antes nos hemos referido al ADN. Pero, ¿qué es el ADN? El ADN es la
sigla empleada para denominar el ácido desoxirribonucleico, que
corresponde al material genético que está presente en cada célula de los
organismos vivos. También está presente en algunos virus, aunque otros
virus solo tienen ARN, algas, plantas, árboles, animales y el ser
humano. El ADN se compone de cuatro nucleótidos, que son como letras en
un texto, que son la Adenina (A), la Guanina (G), la Citosina (C) y la
Timina (T). Esta información se encuentra en el núcleo de la célula y es
lo que conocemos como genoma. Una característica de gran interés es que
las bases del ADN son las mismas en todos los organismos vivos, pero
varía el orden en que se disponen estas letras y la cantidad de ellas
que están presentes en el núcleo. Es de esta manera que los virus tienen
muy poco ADN comparado con el hombre. Dentro del ADN hay diferentes
funciones, ya que algunas letras y sus secuencias son responsables que
existan los genes. Por ejemplo la insulina es una proteína cuya
información se encuentra en el núcleo. Del total del ADN de un
organismo, se cree que sólo un 20% es funcional, es decir está
involucrado en generar proteínas o cumplir una función en la célula. A
medida que se vaya descifrando un mayor número de genomas será posible
conocer la función de las diferentes partes del genoma. Asimismo, ¿qué
es el ADNr o ADN recombinante? El año de 1970 marca una etapa importante
en la historia de la biotecnología, ya que representa el comienzo de la
manipulación enzimática del material genético y, por consiguiente, la
aparición de la biotecnología moderna, que constituye la más reciente
evolución de la manipulación genética. Los procedimientos que se
utilizan reciben el nombre de métodos del ADN recombinante o clonación
molecular del ADN. Con herramientas de la biología molecular, tales como
las enzimas de restricción, es posible tomar un fragmento pequeño de
ADN de un organismo, tal como una bacteria, e insertarlo en el ADN
(genoma) de una planta. Eso se conoce con el nombre de tecnología del
ADNr.
Pero, ¿qué es la ingeniería genética? La ingeniería genética es la
tecnología que permite obtener ADNr. La ingeniería genética puede
definirse como “
la manipulación deliberada de la información genética, con miras al análisis genético, o al mejoramiento de una especie”.
La generación del ADNr puede tener diferentes fines, siendo el más
común determinar la función que tendría un gen en un organismo. Por
ejemplo, si asumimos que tenemos un fragmento de ADN y creemos que es
responsable de la producción del color rojo en flores, podemos insertar
ese fragmento en una planta que produce flores blancas. Si al dejarla
crecer esta planta genera flores rojas, por lo que entonces sabremos que
ese gen es el responsable de conferir el color rojo. Las aplicaciones
más comunes de esta tecnología las encontramos en el área de la
farmacología. Muchas proteínas, que son necesarias para el
funcionamiento del hombre, tales como la insulina en el caso de
diabéticos, se pueden producir en microorganismos a gran escala y bajo
costo. Una gran ventaja es que mediante esta metodología obtendremos una
insulina humana de una gran pureza. Hoy en día se sintetizan más de 200
fármacos por medio del ADNr. La ingeniería genética tiene un gran
potencial en las diferentes áreas de la biotecnología. Un área
importante y que representa el 10% de la tecnología del ADNr, es en el
sector agrícola. Es posible obtener plantas que posean una
característica de interés, por ejemplo plantas que producen una toxina
contra insectos (maíz Bt), arroz enriquecido con vitamina (arroz
dorado), cultivos que en el futuro sean capaces de actuar como
biorreactores y producir fármacos, entre otras aplicaciones. Desde 1996,
se están comercializando plantas genéticamente modificadas en el mundo,
especialmente en Estados Unidos, Argentina, Brasil y Canadá. No así en
Chile, donde no está permitido el uso de plantas transgénicas para
alimentación humana o animal.
Ya estamos inmersos en la revolución del biohacking. La ciencia
casera cambiará nuestra forma de vivir y de relacionarnos. En un mundo
en el que la tecnología ha pasado a formar parte crucial de nuestras
vidas, se está abriendo camino una tendencia científica que puede
revolucionar la ciencia tal y como la conocemos, pues exige de una
estrecha comunión entre el practicante y la instrumentación tecnológica.
Hablamos del biohacking, que corresponde a biología + hacking. Son dos
palabras que resumen una nueva práctica científica en la que los que
forman parte de ella convierten sus propios organismos, o el de otros
seres vivos, en auténticos laboratorios de andar por casa. El supuesto
objetivo sería el de ampliar las capacidades del ser humano, tanto
físicas como mentales. Partiendo de la base de que el organismo es una
máquina simple que, por supuesto, puede mejorarse, los biohackers
experimentan de diversas maneras. Tenemos desde la secuenciación de
genomas a la implantación de dispositivos electrónicos subcutáneos, o
incluso poniendo a prueba el organismo con ensayos directos, como la
exposición a elementos químicos. En este último caso, sin ir más lejos,
un equipo de investigadores del grupo
Science for the Masses (SfM) de California, utilizó el
cloro e6
(Ce6) para adquirir temporalmente visión nocturna sin necesidad de
llevar ningún dispositivo de visión nocturna. El ratón de laboratorio
fue un tal Gabriel Licina, quien, tras los previos experimentos con
animales, aceptó el riesgo de ser el primer humano en probar el
compuesto en sus propios ojos. El resultado fue la obtención de visión
nocturna sin gafas con un alcance de hasta un máximo de 50 metros. Y es
que la filosofía del biohacking parte del principio del DIY (“
do it yourself”) donde el protagonista es el propio ser humano. Algo que parece sacado de la ciencia ficción se está haciendo realidad.
Pero, en realidad, ¿se trata de crear súper humanos o robots? Muchos
es probable que se sientan asustados o incluso se muestren contrarios a
esta arriesgada práctica que nace de la curiosidad científica. Pero, si
miramos hacia el futuro, lo cierto es que las posibilidades son también
muy atractivas, si se utilizan de una manera positiva. Imaginemos un
paciente que tenga algún tipo de riesgo cardiovascular. Algo tan
sencillo como un implante subcutáneo podría avisar tanto al portador
como al servicio de emergencias de que está a punto de sufrir un ataque
al corazón. El implante lanzaría un aviso de alerta y podríamos hacer
frente a este evento con mucha mayor rapidez y eficacia. Ésta y otras
aplicaciones similares podrían ayudar a salvar vidas. Vemos que ya no es
tan pintoresco lo de la ciencia de andar por casa. En vez de un
dispositivo más que llevar encima, lo llevaríamos implantado en nuestro
organismo para ayudarnos en nuestro día a día, en las actividades más
ordinarias, como a la hora de practicar nuestro deporte favorito o
realizar nuestro entrenamiento diario. El dispositivo Circadia o los
Tech Tats, tatuajes tecnológicos, de la empresa
Chaotic Moon,
son un buen ejemplo de ello. Los Tech Tats se centran en el campo de la
medicina, facilitando las revisiones médicas de manera automática debido
a que nuestro tatuaje estará conectado con nuestro médico y si existe
algún problema físico él se pondrá en contacto con nosotros. Analizará
fiebre, pulso y todo lo que sea necesario con la finalidad de que, si
tenemos alguna enfermedad, sea vista con anticipación. Además, podremos
dejar a un lado los monederos y carteras debido a que tendremos todos
nuestros datos necesarios para el día a día, como el DNI o tarjeta de
crédito, en nuestra piel. También podrían utilizarse para abrir la
puerta del coche, de la casa o el garaje o incluso geolocalizar a
personas extraviadas, como ancianos con Alzheimer. Todo esto se puede
llevar a cabo mediante una pintura conductora o pintura eléctrica que va
conectada a un microchip y unas luces led personalizables. Estos
tatuajes llevarán una tecnología usable, como los relojes, más allá de
lo que hoy podemos imaginar. Se trata del uso de una plataforma
ecológica y no invasiva que convierte a la persona en una placa de
circuitos humana. Las posibilidades en nuestro día a día son muchas.
Otra conocida compañía es
GrindHouse Wetware que también
desarrolla dispositivos tecnológicos para implantarlos en organismos
vivos. Gracias a ellos podremos conocer nuestras pulsaciones por minuto o
si tenemos fiebre.
Los orígenes del biohacking no son nuevos, ya que esta tecnología
nació hace más de una década en Estados Unidos. La investigadora y
escritora de ciencia ficción norteamericana Meredith L. Patterson es la
autora del
Manifiesto del Biohacking. Patterson desarrolló
bacterias modificadas genéticamente que se iluminaban al contacto con
melamina, una sustancia química letal para los humanos y que en el
pasado se utilizaba para adulterar alimentos para mascotas y para
humanos, como en el caso de algunos productos lácteos de países
asiáticos. Estas bacterias fueron modificadas a través del ADN de las
medusas para teñirse de color verde ante la presencia de la melamina, lo
que ayudó a salvar muchas vidas. Desde entonces no han parado de surgir
grupos afines por todo el mundo. Este deseo de alfabetización
científica de la sociedad también tiene su semilla en España. En
Barcelona hay un colectivo de biólogos alternativos o biohackers
bastante activo y que existe desde hace más de un año. Se conocen como
DIYBio Barcelona: “
Estoy
convencida que el pensamiento crítico y lógico es un efecto secundario
inevitable de hacer experimentos. Cualquiera que tenga una buena
pregunta científica teniendo la ayuda y un lugar para poder abordarla,
aprendería de forma natural a diseñar un experimento correctamente y
vería por sí mismo qué conclusiones pueden extraerse de los resultados y
cuáles no“, explica Núria Conde Pueyo, de
DIYBio Barcelona. “
El
movimiento DIYBio representa una nueva manera de hacer ciencia. No solo
eso, sino que nuestros esfuerzos comunicativos democratizan su acceso.
La filosofía y la metodología usadas ofrecen una alternativa a la
biotecnología institucional que, podría conducir a mejoras que
repercutan en la calidad de vida de la población“, añade Núria
Conde. En Estados Unidos, el campo del biohacking ha dado saltos de
gigante. Llevando la creatividad a la vida y fundiendo el cuerpo humano
con la tecnología, el sueño de la biología sintética nos acerca la
visión más personal del internet de las cosas. Probablemente dejaremos
de depender de todo un amplio abanico de dispositivos y pasaremos a
llevarlos insertados en nuestro cuerpo. Con el tiempo lo averiguaremos.
Pero está claro que hay que conseguir un aumento en el nivel de
tolerancia hacia la biotecnología entre la población.
Tenemos el caso de un biohacker que quiso editar sus genes: “
Me siento responsable de esta mierda”,
afirmó Josiah Zayner que saltó a la fama tras asegurar que sería la
primera persona en editar su ADN con CRISPR. Ahora se arrepiente de las
consecuencias que está teniendo el experimento que realizó de forma
pública, sobre todo después del desgraciado experimento de Aaron
Traywick, que hemos relatado antes. Ello hizo reflexionar a Josiah
Zayner, uno de los gurús de este polémico movimiento biotecnológico, que
ha admitido que el asunto se les está yendo de las manos. Zayner, de 36
años, doctor en biofísica y ex trabajador de la NASA, saltó a la fama
en 2016 después de lanzar una campaña de crowdfunding para que
cualquiera pudiese experimentar con el CRISPR, una novedosa herramienta
molecular utilizada para editar y corregir el genoma de cualquier
célula, desde sus propias casas. No contento con esto, el propio
biohacker anunciaba, durante el transcurso de una conferencia, que iba a
ser la primera persona en intentar modificar su ADN con la
revolucionaria técnica. Acto seguido, cogía una jeringa y se inyectaba
su contenido con un supuesto gen destinado a favorecer el crecimiento
muscular. Sin embargo, Zayner, que ahora dirige
The ODIN, una
compañía que vende kits de CRISPR por internet al módico precio de unos
130 euros, parece estar replanteándose su actividad. O, al menos, la
promoción de las mismas. Así lo ha confesado en una entrevista que
concedió a la revista norteamericana
The Atlantic: “
No tengo ninguna duda de que alguien acabará lastimándose“.
Zayner, que como otros biohackers promueve que cualquier persona de a
pie pueda experimentar en el garaje de su casa con su propia biología,
sin necesidad de tener conocimiento científico alguno, asegura que “
uno de los grandes problemas de la ciencia”
es que muchos de los revolucionarios avances que se publican en las más
prestigiosas revistas pueden no estar disponibles para el público
general hasta décadas después. Zayner asegura ahora que se siente
responsable de las consecuencias que puede traer que personas de a pie
lleven a cabo tratamientos experimentales sin ningún tipo de control.
Zayner dice ahora que su única intención era que la gente conociera lo
que el CRISPR puede hacer. Pero que ni quería conseguir unos músculos
más grandes gracias a la utilización de este sistema ni intentaba
modificarse genéticamente. “
La gente lo ve ahora como una forma de obtener publicidad y hacerse famoso. Y se van a hacer daño“, insiste.
La novedosa tecnología CRISPR es una herramienta de edición del
genoma que actúa como unas tijeras moleculares capaces de cortar
cualquier secuencia de ADN del genoma de forma específica y permitir la
inserción de cambios en la misma. La década de 1970 marcó el inicio de
la Era de la Ingeniería Genética, en la que importantes hitos, como la
producción de insulina a partir de
Escherichia coli o la
utilización de ratones transgénicos en el estudio de enfermedades
humanas cambiaron el curso de la medicina. Sin embargo, los métodos
utilizados no dejaban de ser imprecisos y difíciles de aplicar a gran
escala, resultando en experimentos complicados y costosos. En el
transcurso de las últimas décadas, los investigadores se han centrado en
superar dichas limitaciones, a fin de desarrollar un mecanismo de
edición genómica capaz de generar numerosos cambios en el genoma de una
célula de forma coordinada y precisa. A día de hoy, las estrategias
empleadas en los laboratorios para manipular, de forma específica y
directa, secuencias del genoma de organismos vivos son dispares. Entre
las herramientas actuales, destacan las
nucleasas de dedos de zinc (ZFN), las
nucleasas tipo activadores de transcripción (TALEN) y las revolucionarias
nucleasas de secuencias palindrómicas repetidas inversas
(CRISPR-Cas). Las dos primeras están basadas en proteínas constituidas
por una región de catalítica de escisión del ADN y una región guía de
reconocimiento del gen diana que se quiere manipular. Las TALEN son más
fáciles de diseñar que las ZFN. No obstante, ambas resultan difíciles de
administrar en las células debido a su tamaño, complicando la capacidad
de generar múltiples cambios genéticos simultáneos. Por lo contrario,
CRISPR-Cas ofrece a los científicos la posibilidad de cambiar una
secuencia de ADN de una forma más fácil, rápida y precisa en diferentes
puntos concretos del genoma dentro de un organismo vivo. El sistema
CRISPR-Cas es un mecanismo de defensa empleado por algunas bacterias
para eliminar virus o plásmidos invasivos. Dicho sistema consta de un
componente proteico Cas9 con actividad de nucleasa, que corta el ADN, y
un ARN, conocido como ARN guía, que dirige al anterior dominio
catalítico hacia la secuencia de ADN que se quiere editar.
El proceso de edición genómica con CRISPR-Cas9 incluye dos pasos. En
una primera etapa, el ARN guía, complementario a la región del ADN que
se quiere modificar y sintetizado previamente, se asocia con la enzima
Cas9. Además, gracias a las reglas de complementariedad de nucleótidos,
el ARN hibrida con la secuencia de interés que está presente en el
genoma, dirigiendo a la
endonucleasa Cas9 a cortar el ADN en la
región concreta. En la segunda etapa se activan los mecanismos
naturales de reparación del ADN fragmentado. Esta reparación resulta, en
algunos casos, en la aparición de mutaciones de inserción o supresión,
que si están localizadas dentro de un gen pueden dar lugar a la pérdida
de producción de la proteína que codifica. Así, una posible aplicación
es la de inhabilitar genes. Si se proporciona a la célula una molécula
de ADN que sirva como molde durante la reparación, a la que se ha
añadido un cambio, la célula lo copiará y el cambio quedará incorporado
en el ADN. Esta otra aplicación, la introducción de cambios específicos
en posiciones concretas supone uno de los aspectos más prometedores de
la técnica, ya que permitiría corregir errores en los genes responsables
de causar enfermedades. Además, el sistema también puede ser utilizado
para regular la expresión génica, o incluso para introducir
modificaciones epigenéticas, inactivando la actividad nucleasa de Cas9 e
incorporándole módulos que interaccionen con elementos reguladores de
la expresión génica o capaces de llevar a cabo cambios. El desarrollo de
la tecnología CRISPR-Cas ha inaugurado una nueva era de la ingeniería
genética en la que se puede editar, corregir y alterar el genoma de
cualquier célula de una manera fácil, rápida, barata y altamente
precisa.
Pero, ¿qué es realmente el CRISPR y por qué puede ser tan importante
para nuestro futuro?. Con la secuenciación del Genoma Humano conocemos
el código con el que está programado nuestro cuerpo. Y ahora, gracias a
CRISPR, contamos con las herramientas necesarias para editar ese código
con sencillez y rapidez. De esta forma las ciencias de la salud y la
biología han comenzado a funcionar bajo los mismos principios que las
tecnologías de la información, por lo que, gracias a ello, están
empezando a evolucionar exponencialmente. Aplicando las ideas de la
programación de ordenadores a la bioquímica y a la genética, podemos
programar la medicina de la misma forma que programamos los ordenadores y
el software. Conocer la historia del descubrimiento de CRISPR nos ayuda
a entender su utilidad para aplicarlo en ámbitos como la medicina, la
alimentación y la agricultura. Si no tenemos conocimientos sobre
bioquímica y genética puede ser difícil comprender parte de la
terminología en relación con los descubrimientos realizados. Pero ello
no es un problema, porque lo más importante es la aplicación que se
pueda dar a esta tecnología. El año 1987 el investigador japonés
Yoshizumi Ishino menciona por primera vez, en un artículo científico, la
existencia de secuencias repetidas palindrómicas en el ADN de las
bacterias. Es en estas secuencias de ADN sobre las que se basa la
tecnología CRISPR. El año 1993 el científico español Francisco J. M.
Mojica, perteneciente a la Universidad de Alicante, publica el resultado
de sus investigaciones con las bacterias arqueas halófilas, que tienen
la capacidad de vivir en entornos con unas concentraciones de sales
extremadamente elevadas. Mediante la secuenciación de parte del genoma
de la arquea se pudieron identificar unas secuencias palindrómicas de 30
pares de bases, separadas entre sí por fragmentos de 36 pares de bases,
los denominados espaciadores. El año 2000 Francisco J. M. Mojica y sus
colaboradores detectan, buscando en bases de datos, un gran número de
estas secuencias repetidas en bacterias, arqueas y mitocondrias,
proponiendo la denominación de
Short Regularly Spaced Repeats (SRSR) (Repeticiones Cortas Regularmente Espaciadas). Posteriormente se decidió cambiar el nombre por
Clustered Regularly Interspaced Short Palyndromic Repeats (CRISPR) (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas).
La tecnología CRISPR es fruto del estudio del genoma de las
bacterias, del cual sabemos que está compuesto por una única molécula
circular, formada por dos cadenas, constituidas por una secuencia de
nucleótidos formados por las bases nitrogenadas Adenina, Citosina,
Guanina y Timina. CRISPR significa: repeticiones palindrómicas, o que se
leen igual adelante que atrás, en secuencias de bases nitrogenadas.
Tras cada repetición se encuentran segmentos cortos de ADN espaciador
proveniente de exposiciones previas a un virus bacteriófago. Muy cerca
de estas repeticiones se pueden encontrar los genes
cas que
codificaban para un tipo de proteínas nucleasas. CRISPR se configura
como un sistema de defensa en la bacteria para evitar el ataque de los
virus y además como un sistema de almacenamiento de información sobre
los virus, a fin de que las futuras generaciones de la bacteria también
puedan defenderse de igual forma de sus atacantes. Para ello cuando el
virus inyecta su ARN en la bacteria, las proteínas
cas son
capaces de cortar una pequeña parte del ADN viral, modificarlo e
integrarlo dentro de su ADN en el conjunto de secuencias CRISPR. Los
virus también han sido capaces de desarrollar su propio sistema
CRISPR-Cas para poder atacar a las bacterias, por lo que una vez que se
conoce el funcionamiento del sistema en las bacterias y comienza a
utilizarse con aplicaciones terapéuticas, se podría hacer lo mismo con
los virus. El funcionamiento de CRISPR-Cas9 como herramienta de
ingeniería genética se basa en el apareamiento entre el ADN y el ARN, y
gracias a las múltiples estrategias que emplea la proteína Cas9, nos
aseguramos de que el corte en el ADN se produce únicamente cuando se
detecta la secuencia objetivo correcta. La tecnología CRISPR-Cas9
presenta enormes ventajas sobre otros métodos de edición del genoma,
como TALEN. Entre las ventajas encontramos principalmente su sencillez y
su menor coste, gracias a que no es necesario tener que generar
dominios proteicos para interaccionar con el ADN, lo cual facilita
enormemente el proceso de edición genómica. Otra de las ventajas es que
permite editar varias regiones del genoma al mismo tiempo, simplemente
dirigiendo la
Cas9 nucleasa a distintas partes del ADN.
La tecnología CRISPR es muy asequible para que cualquier científico
pueda investigar con ella en busca de nuevas aplicaciones. Ello
permitirá que muchos científicos y biohackers se lancen a experimentar
en el campo de la edición genética. Además del
Cas9 existen otras muchas proteínas
cas
que se podrían utilizar para realizar la edición genética. Actualmente
se está empezando a conocer cómo funcionan estas proteínas en relación
con esta tecnología. Por lo tanto, en los próximos años vamos a ver como
aumentan significativamente las posibilidades de uso de los sistemas
CRISPR, que son como un bisturí molecular que utilizamos para editar el
genoma. Las aplicaciones de los sistemas
CRISPR-Cas han tenido
inicialmente como objeto las bacterias, en cuyo ámbito se pueden
utilizar para la identificación de cepas. Distintas cepas dentro de
distintas especies pueden contener distintas características dentro de
su sistema CRISPR, según los virus a los que se han tenido que
enfrentar. De esta forma, se puede identificar con mayor precisión el
origen de los brotes de infecciones producidos por bacterias. Gracias a
esto encontraremos aplicaciones en la medicina, la fabricación de
alimentos y la mejora de la agricultura. En la medicina, gracias a la
tecnología CRISPR se podrá desarrollar la terapia génica, en la que
además de identificar los genes responsables de alteraciones genéticas.
Estos genes podrán ser reemplazados, corregidos y eliminados en el
paciente, permitiendo el tratamiento y prevención de enfermedades
hereditarias. Es algo que ya se está haciendo a nivel de ensayos en
animales de laboratorio y células humanas, pero que en pocos años podrá
aplicarse directamente sobre las propias personas. Las primeras
aplicaciones de esta tecnología en los seres humanos se realizarán en
las células de la sangre, donde es relativamente más fácil transferir
información dentro de las células, en comparación con los tejidos
sólidos, aunque posteriormente se podrá aplicar a cualquier tipo de
célula. Una aplicación concreta la encontramos en el estudio de procesos
cancerígenos, ya que el sistema permite identificar, mejor que con
ninguna otra herramienta disponible actualmente, los genes implicados en
este tipo de procesos genéticos complejos.
Asimismo podrá aplicarse en las enfermedades neurológicas, como
algunos casos de párkinson o alzhéimer, cuando sean debidas a trastornos
genéticos o a la producción de alguna proteína tóxica. En estos casos
se puede llegar a conseguir su eliminación. De esta forma toda
alteración que tenga un componente genético se puede abordar con la
tecnología CRISPR, a fin de buscar una solución. Como ejemplos de
algunas de las investigaciones que se están llevando a cabo para la
utilización de esta tecnología en terapia génica, tenemos el tratamiento
de enfermedades hereditarias, como la fibrosis quística y la anemia,
que son causadas por mutaciones de un sólo par de bases. También podrá
utilizarse en reemplazar células sanguíneas defectuosas, llamadas
hemocitoblastos,
de la médula ósea. Asimismo podrán encontrarse soluciones a la
enfermedad de Huntington; y crear versiones sanas de células madre de
pacientes con
beta-talasemia. Científicos de la Universidad de
California presentaron en noviembre de 2016 algunos mosquitos
modificados genéticamente para que no pudiesen transmitir la malaria. El
objetivo era poder liberar este tipo de mosquitos modificados
genéticamente en regiones donde la malaria es endémica, para que se
puedan aparear con mosquitos silvestres y transmitir el gen de
resistencia a la infección a las generaciones siguientes, con lo que se
puede llegar a conseguir que los casos de malaria se reduzcan
significativamente. Unos investigadores de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Harvard han logrado eliminar genes dañinos de cerdos, con
la finalidad de trasplantar los órganos de dichos animales a personas.
Para ello es necesario eliminar las marcas genéticas del animal que
causarían rechazo en los receptores humanos. Desde 2003, diversos países
ya pueden leer una región del ADN mitocondrial de los organismos para
usarla como “
código de barras” en la identificación de
especies. En Colombia, detrás del estudio y tipificación de las
mariposas y mosquitos que tienen importancia médica, está un grupo de
investigadores de la Universidad Nacional en Medellín. A partir de ADN
mitocondrial, extraído de los tejidos de organismos en pequeñas
cantidades y del cual se obtienen secuencias de un fragmento
seleccionado como un descriptor universal, los científicos obtienen una “
huella genética”, asimilable a un código de barras, único para la identificación de las especies.
Uno de los logros conseguidos ha sido el de limpiar en el genoma del
cerdo el enterovirus porcino, presente en todas sus células y que,
aunque inocuo para el animal, infectaría las células humanas en el
momento en que se trasplantase material genético del cerdo a una
persona. Ingenieros del MIT trabajan en un método para convertir a las
superbacterias o bacterias resistentes a los antibióticos en armas
contra sí mismas. La mayoría de los antibióticos actúan al interferir
con las funciones esenciales de la bacteria, como la división celular o
la síntesis de proteínas, pero algunas bacterias han evolucionado hasta
convertirse en prácticamente intratables con los medicamentos
existentes. Gracias a CRISPR es posible controlar los genes específicos
que permiten a las bacterias sobrevivir al tratamiento con antibióticos.
Algunos investigadores de la
Rockefeller University están
trabajando en un antibiótico más inteligente. Estos antimicrobianos
selectivos están programados para dirigirse selectivamente a las
bacterias malignas, concretamente a aquellas que albergan genes de
resistencia a antibióticos, mientras que dejan sin aniquilar a los
microbios buenos que pueden resultar beneficiosos para nuestra salud. En
la agricultura, al igual que ocurre en el ámbito de la medicina, son
muchas las aplicaciones que se están planificando para la utilización de
la tecnología CRISPR, ya que se puede utilizar para luchar contra las
enfermedades que afectan a las plantas y los animales de los que nos
alimentamos. Además podremos mejorarlos para que su consumo pueda
resultar más beneficioso para nosotros. A todo esto hay que añadir las
ventajas que aporta la mejora genética de plantas y animales, al reducir
el uso de productos químicos como los fertilizantes y fitosanitarios
usados en agricultura. También se podrá evitar el uso de medicamentos
para tratar las enfermedades del ganado, con las ventajas que ello
conlleva para el medio ambiente y para nuestra salud, al eliminar
sustancias que puedan resultar tóxicas para las personas. El
investigador chino Caixia Gao está aplicando esta tecnología para la
creación de una cepa de trigo que sea resistente a la enfermedad del
oídio del trigo. Gracias a esta nueva cepa de trigo se espera reducir o
eliminar el gran uso que se suele hacer de fungicidas para controlar la
enfermedad. Para conseguirlo se han utilizado los sistemas de edición
génica TALENs y CRISPR.
Otra aplicación de esta tecnología en el área de la agricultura la ha
realizado el científico norteamericano Yinong Yang, que ha utilizado la
técnica de edición genética CRISPR para cortar varias letras de ADN del
genoma del champiñón
Agaricus bisporus, de forma que se ha podido eliminar una
enzima
que los vuelve de color marrón en lugar del color blanco
característico. En el área de la alimentación, gracias a la tecnología
CRISPR se están creando factorías microbianas, con la finalidad de
producir alimentos que no se vean afectadas por los ataques víricos, al
estar vacunadas contras dichos virus. La
streptococcus thermophilus
es una bacteria que ha sido domesticada por el hombre y que ha sido
utilizada desde principios del siglo XX en la elaboración de quesos y de
yogures. Pero estas bacterias son atacadas con frecuencia por
virus bateriófagos que pueden arruinar por completo la producción de estos alimentos. Los investigadores de la empresa de alimentación
Danisco
han jugado un papel fundamental en el desarrollo de la tecnología
CRISPR, encontrando a su vez una solución a sus propios problemas.
Igualmente esta tecnología será de gran utilidad para solucionar otras
problemáticas a las que se enfrenta la industria alimentaria, tanto para
mejorar genéticamente las plantas o animales que producen las materias
primas con las que se elaboran los alimentos, como para luchar contras
las plagas y enfermedades que afectan a estas plantas y animales. De
todos modos la tecnología CRISPR debe ser evaluada para su aplicación
terapéutica en seres humanos, incluyendo la edición de la línea
germinal. Debemos tener en cuenta no sólo la seguridad en el acceso a
estas herramientas, sino también las consideraciones éticas que rodean a
determinadas aplicaciones, tales como la creación de seres humanos
modificados genéticamente. Jennifer Anne Doudna es una bioquímica
estadounidense, catedrática de Química y Biología celular y molecular en
la Universidad de California, Berkeley. Asimismo ha sido investigadora
en el
Instituto Médico Howard Hughes desde 1997. Sin duda
Jennifer Doudna se ha convertido en la cara visible de esta gran
revolución en el ámbito de la genética, representada por CRISPR. Hay que
destacar su papel a la hora de promover un proceso de reflexión sobre
cómo se va a utilizar esta tecnología en lo que se refiere a la
modificación genética de los seres humanos. Sobre todo en lo que
respecta al diseño de embriones con características genéticas que les
podrían hacer superiores al resto de los seres humanos.
Este debate coincide con otras iniciativas que buscan racionalizar el
uso de esta tecnología, a fin de evitar situaciones que puedan poner en
riesgo a la humanidad, tal como ya se está haciendo con la Inteligencia
Artificial. En el momento en se preocupan por racionalizar su uso, se
reducen enormemente los riesgos derivados de su mal uso, aunque siempre
pueden haber excepciones. Pero, aunque con reservas, tenemos que ser
positivos y ver en estos avances tecnológicos una oportunidad de mejora,
en lugar de como un riesgo. El
comité de bioética de la Unesco
solicitó en 2015 una moratoria para no aplicar todavía la edición
genética a óvulos, espermatozoides y embriones humanos, dado que las
alteraciones efectuadas se transmitirían a las generaciones siguientes,
con posibles consecuencias indeseadas. Al contrario de lo que sucede con
otras tecnologías, donde son grandes empresas las que dominan, en el
caso del desarrollo de la tecnología
CRISPR-Cas9 y su posterior comercialización nos encontramos que son pequeñas empresas
startups
las que se han posicionado como líderes. Esto es especialmente
importante para una tecnología que tiene el potencial de cambiar
industrias como la medicina, la agricultura y la alimentación. Entre los
fundadores de estas
startups encontramos a algunos de los
científicos que han jugado un papel más relevantes en los
descubrimientos que han permitido diseñar la tecnología de edición
genética
CRISPR-Cas9, explotando el uso de las patentes que se
han generado. Pero grandes empresas, interesadas en utilizar todo el
potencial de la tecnología CRISPR, podrían abrir una nueva rama en la
medicina, modificando los genomas para curar las enfermedades. En
efecto, las grandes empresas de la industria farmacéutica han visto en
CRISPR una gran oportunidad para mejorar sus productos, por lo que se
han lanzado a investigar en este ámbito y sobre todo a colaborar con las
startups que cuentan con las patentes de dicha tecnología. De
todos modos, habrá que reflexionar sobre cómo la tecnología CRISPR puede
llegar a configurar cómo será el futuro de la humanidad. Y según la
dirección que se siga podrá ser beneficiosa o perjudicial para la
humanidad.
Fuentes:
- Aldous Huxley – Un mundo feliz
- John E. Smith – Biotecnología
- Rafael Pineda Reyes y Manuel Pineda Priego – Biotecnología. Aplicaciones y controversias
- Reinhard Renneberg – Biotecnología para principiantes
- Eric. S Grace – La Biotecnología al desnudo
- Emilio Muñoz – Biotecnología y sociedad: Encuentros Y Desencuentros
- Sarah Romero – La revolución del biohacking
- Sarah Romero – Biohacking – biología sintética
- Victoria S. Nadal – Biohacking, ¿el siguiente paso en la evolución del ser humano?
- María Hidalgo – Biohacking, el nuevo movimiento que hackea tu cuerpo y hace temblar la industria biotecnológica
- Pablo Rodríguez Canfranc – Biohacking. Conviértete en la mejor versión de ti mismo
- Alessandro Delfanti – Biohackers: The Politics of Open Science
- Lynn J. Rothschild – CRISPR/Cas9-Assisted Transformation-Efficient Reaction (CRATER) for Near-Perfect Selective Transformation
- Lee Tang – Resumen & Guía de estudio – Una Grieta en la Creación
- Magnus Lundgren, Emmanuelle Charpentier, Peter C. Fineran – CRISPR: Methods and Protocols
- Oswaldo Faveron Patriau – El Hacker Cuántico y el Biohacking
- Ari R Meisel – Intro to Biohacking: Be Smarter, Stronger, and Happier