Los rayos del sol podrían matar rápidamente el nuevo
coronavirus, según un nuevo estudio presentado por la administración
estadounidense este jueves, que da esperanzas sobre la posibilidad de
que la pandemia se frene en el hemisferio norte durante el verano.
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"Nuestra observación más llamativa hasta el momento es el potente efecto que la luz solar parece tener para matar el virus, tanto en superficies como en el aire", explicó durante la rueda de prensa diaria sobre la COVID-19.
"Hemos visto un efecto similar tanto en las temperaturas como en la humedad. El alza de las temperaturas o de la humedad, o de los dos, es generalmente menos favorable para el virus".
Los científicos barajan desde la aparición del virus la posibilidad de que se debilite con el aumento de las temperaturas, es decir, con la llegada del verano al hemisferio norte.
Bryan mostró un resumen de los resultados del experimento llevado a cabo en el Centro Nacional de Análisis y Contramedidas de Biodefensa.
El estudio mostró que, con una temperatura de entre 21 y 24 °C y una humedad del 20% en una superficie no porosa, el virus tarda 18 horas en reducirse de mitad.
Eso ocurrió en seis horas cuando el coronavirus fue sometido a la misma temperatura pero con una humedad del 80%, y en apenas dos minutos cuando se añadió la exposición a la luz solar a la ecuación.
Los científicos hicieron también el experimento para medir el impacto de esas variantes sobre el virus en el aire.
El patógeno en suspensión en el aire se redujo de mitad en una hora, con una temperatura de entre 21 y 24 °C y una humedad del 20%. En presencia de luz solar, apenas tardó un minuto y medio para hacerlo.
Bryan afirmó que las condiciones veraniegas "crearán un entorno en el que una transmisión pueda bajar". Pero avisó que una menor propagación no significa que el patógeno será totalmente eliminado y que las directrices de distanciamiento social no podrán levantarse totalmente.
Con AFP
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