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Las
piedras preciosas y los minerales son uno de los regalos más hermosos
que Gaia nos ofrece. Nacidas de sus profundidades, contienen en sí
mismas las fuerzas y energías acumuladas durante milenios provenientes
del seno de la Tierra. Su infinita variedad de formas y maravillosa gama
de colores ha ejercido, desde siempre, su atracción sobre el hombre,
quien desde la más remota antigüedad las apreciaba y usaba
principalmente como objetos decorativos y símbolos de poder. Sin
embargo, como también era conocido por nuestros antepasados, sus
propiedades y energías van más allá del simple ornamento.
Los orígenes de nuestro planeta se encuentran en la masa
incandescente formada por gases y materias en fusión que llamamos magma.
Esta, en un proceso de enfriamiento que ha durado millones de años, y
que todavía está ocurriendo, se ha ido solidificando, formando la
corteza terrestre, la cual tiene un grosor relativamente delgado si
tenemos en cuenta la totalidad del globo terráqueo. Así pues, la mayor
parte de la Tierra sigue siendo una inmensa masa fluida que tiene una
temperatura de miles grados Celsius y que se encuentra en perpetuo
movimiento.
El constante desplazamiento de esta corteza junto con la acción de
los volcanes que arrojan grandes cantidades de lava dan lugar a que esta
masa interior se vaya enfriando, transformándose en los diferentes
tipos de minerales y piedras preciosas que tanto nos fascinan.
Hablamos de piedras cuando, dependiendo de su composición, la
totalidad de la masa se endurece. Pero, su durante el proceso de
enfriamiento, se cristalizan algunos de sus componentes, entonces
hablamos de minerales. Estos constan de, como mínimo, dos elementos
químicos distintos y el factor tiempos es también importante.
Cabe distinguir entre piedras primarias o magmatitas, que se forman a
partir de piedras y minerales que provienen directamente del magma
fluido; minerales secundarios, que son aquellos en los que influyen
factores externos, como el viento, la lluvia, etc. (meteorización) y el
proceso de sedimentación, y debido a estas influencias, las piedras van
descomponiéndose lentamente liberando partes o partículas de minerales,
y minerales terciarios, que son aquellos que se forman a partir de
minerales ya existentes, que se transforman por la acción de los
movimientos de las distintas capas de la corteza terrestre.
Historias y leyendas
Las piedras preciosas se hallan presentes en todas las culturas y
tradiciones de la Tierra, habiendo sido utilizadas tanto por los pueblos
primitivos como por las civilizaciones clásicas no sólo como mero
ornamento, sino también por las propiedades especiales que se creía que
estas poseían. Ya sea usadas como medicina o como talismán, las piedras
se han visto siempre rodeadas de una rica tradición.
Han sido asociadas al poder y la riqueza, proporcionando a quienes
las ostentaban, en forma de joyas o aplicadas en objetos o edificios,
estatus social y distinción. Reyes, nobles, papas, clérigos o chamanes,
todos ellos se han ataviado con ellas y han decorado sus templos y
palacios con las gemas más hermosas, dando a conocer así su rango y
posición.
Muchas de estas culturas conocían, además, sus propiedades
energéticas y místicas. Algunos talladores y orfebres conocían también
sus secretos, así como antiguos farmacéuticos, alquimistas o sacerdotes,
quienes aplicaban sus cualidades a sus propósitos.
En las tumbas de los faraones egipcios, se han encontrado numerosas
piedras preciosas cuyo fin era hacer más soportable el paso hacia el
mundo de los muertos y, por supuesto, el escarabajo sagrado, símbolo de
la eternidad, estaba tallado normalmente a partir de Lapis Lázuli o
Turquesa. Sus sacerdotisas y sacerdotes se adornaban y cubrían su
cuerpo con Malaquita, la piedra preferida de los egipcios.
En la Biblia, Éxodo 39, se habla del escudo llevado por el sumo
sacerdote del templo de Salomón. En él, estaban insertadas 12 piedras
preciosas que representaban a las 12 tribus de Israel. Más tarde, la
misma idea se utilizó para representar a los 12 apóstoles de Jesús y la
amatista ha sido considerada desde le comienzo del cristianismo como
talismán contra todo tipo de tentaciones.
Otra curiosa historia la encontramos en el relato de Parsifal, de van Eschenbach. En este, el Grial sería un
lapis exilis,
o Esmeralda caída del cielo, de la corona de Lucifer. Y no olvidemos la
famosa piedra filosofal, la base de la gran obra de los alquimistas.
El cristal de roca goza de gran consideración tanto entre los indios
americanos como en la cultura tibetana, siendo este utilizado como
protección y para favorecer la iluminación espiritual. Por otro lado,
los indios reverencian la Turquesa y el Coral en especial. Curiosamente,
también los tibetanos consideraban sagrada a la Turquesa como símbolo
de la eternidad del mar y el cielo y el Coral como símbolo de la vida y
la forma y consideran sagrados el oro como el rayo de luz dorado del Sol
y la plata como la luz de la Luna.
Por otro lado, a las piedras preciosas, les
fueron asignadas las horas del día, los días de la semana, las
estaciones del año y los planetas con sus signos zodiacales.
Cómo funciona la gemoterapia
En Oriente, las piedras preciosas eran ya utilizadas hace más de
5.000 años por la medicina tradicional china, que las colocaba
directamente sobre el cuerpo de la persona a la que se trataba. También
la medicina tibetana hace uso de las mismas en forma de polvo, siendo
estas uno de los múltiples componentes de sus llamadas “pastillas
valiosas”. Para ello, se usan principalmente diamante, esmeralda, coral,
zafiro, oro y plata.
En el cultura occidental son numerosos los testimonios del uso
terapéutico de las gemas. Por ejemplo Teofrasto, discípulo de
Aristóteles, escribió en el año 300 a.C. la obra
Acerca de las piedras, centrada básicamente en las propiedades del cristal.
Hildegard von Bingen, en su libro titulado
Fysica del año
1154, describe, entre otros, la formación de 12 piedras preciosas y su
aplicación en el tratamiento de las enfermedades.
El rey francés Luis XVI tomaba regularmente píldoras hechas a base de perlas y coral, prescritas por su médico.
El principio de la acción beneficiosa de las gemas se encuentra en
las vibraciones que emiten sus campos magnéticos y en la influencia de
los colores que equilibran el cuerpo y la mente. Actualmente la ciencia
ha podido comprobar la presencia de estas vibraciones mínimas que varían
según el color y el tipo de piedra. Sin ir más lejos, esto se ha
aplicado a los actuales relojes que funcionan con cristal de cuarzo.
Otro ejemplo interesante es el Rubí, utilizado en ciertos tratamientos
médicos a base de láser.
La medicina holística considera al ser humano como una totalidad.
Desde este punto de vista, se trabaja básicamente en restablecer la
armonía y el equilibrio del organismo, siendo el principal objetivo
suprimir lo que impide la circulación de la energía vital en la persona.
Estos bloqueos son considerados el principio de toda enfermedad.
Así, el uso de las piedras preciosas con fines terapéuticos está
experimentando actualmente un resurgimiento junto con otras formas de
medicina alternativa, como puede ser la Aromaterapia, la terapia de
Colores o el Reiki. Normalmente, estas se emplean de forma
complementaria, aplicándose directamente en los chakras
correspondientes. También puede tomarse agua que ha sido “magnetizada”
con alguna gema. Para ello, la piedra se coloca en un vaso de agua
mineral y la dejamos reposar una hora al Sol. El agua se ingerirá por la
mañana en ayunas o antes de las comidas. Otro sistema es disfrutar de
un baño en el que previamente se han depositado algunas piedras enteras o
pulverizadas. El agua deberá estar a 35 grados y el baño no durará más
de 20 minutos.
En general, para limpiar las piedras preciosas, bastará con dejarlas durante unos 10 minutos bajo el grifo.
Una vez al mes es, en principio, suficiente. Asimismo, pueden
cargarse de energía nuevamente bajo el Sol o bien frotándolas de vez en
cuando con un trapo de franela. Se recomienda dejarlas “descansar”
durante un tiempo si se han usado intensivamente.
Lo que nos ofrecen las piedras
Ágata
Su nombre proviene del río Achates en
Sicilia, donde se encontró por vez primera. Es una piedra originaria de
zonas volcánicas que se forma durante el enfriamiento de la lava. Sus
diferentes colores se deben a su combinación con diferentes metales,
como hierro, acero o cromo. Es una de las gemas más antiguas y
apreciadas, pues, tanto griegos como romanos la usaban como amuleto para
atraer prosperidad y protección.
La Ágata se asocia a los signos de Tierra en general y la Ágata amarilla corresponde al signo de Virgo.
Las de color rojizo activan el primer y segundo chakra, por lo que
influyen en un buen embarazo y aumentan la energía vital. Las azules
influencian la columna vertebral por medio del quinto chakra. También se
utilizan para aumentar la confianza en uno mismo y la autoconciencia.
Tienen un efecto calmante.
Aguamarina
Para los griegos simboliza la pureza y la alegría, teniendo buena influencia para un matrimonio armónico.
Es una de las piedras más hermosas de la familia del berilo, formada,
además, por aluminio y silicio. Su color pasa por casi toda la gama de
azules.
La Aguamarina se asocia a los signos de Acuario y Géminis.
Se aplica en el quinto chakra, por lo que tiene buenos resultados en
la zona de del cuello y para los problemas de la glándula tiroides, de
la boca, de la dentadura y en las afecciones del aparato respiratorio.
Asimismo, es aplicada en el sexto chakra, considerándose como la piedra
de los místicos y personas de corazón puro y sensible. Tiene un efecto
positivo para potenciar la autoconciencia y es también apropiada para
personas mayores.
Amatista
Del griego amethystos, que significa
“no ebrio”, lo que indica que esta gema brinda protección contra las
tentaciones, proporcionando firmeza a quien la lleva, siendo su
influencia bien conocida por los primeros cristianos.
Pertenece a los cristales de cuarzo y se forma en burbujas de gas
volcánico. Su color violeta proviene del hierro que contienen, pasando
de los tonos muy pálidos a los más oscuros y transparentes. Es la piedra
de Piscis y de Sagitario.
Se aplica en el séptimo chakra, que es el que nos une con todo lo
espiritual. Tiene un efecto calmante y refuerza el corazón y los
nervios. Es una piedra muy apropiada para la meditación, y además
efectiva contra la migraña, el insomnio y el acné.
Carneola
Su nombre proviene del latín
corneulus (cereza). Los egipcios
la apreciaban mucho y la depositaban en las tumbas como símbolo de
renovación y energía vital tras la muerte. Para los griegos, simbolizaba
el Sol naciente y el Sol poniente. Pertenece a la familia del cuarzo.
Su tono rojizo se debe a la presencia de óxidos de hierro. Se forma a
partir de minerales volcánicos básicos. La Carneola es la gema del signo
Aries y da fuerza a los Tauro y Virgo.
Se aplica en el primer y segundo chakra.
Estimula la circulación y renovación de la sangre, ya que fortalece
el bazo, por lo que tiene un efecto positivo para el sistema
inmunológico. Es la gema de la vitalidad y el optimismo. También ayudará
a quienes necesitan restablecer el contacto con la energía básica de la
Tierra.
Crisólito
Era piedra de protección, tanto para
griegos como para romanos. También conocida como Peridoto y Olivenita
(por su color verde oliva), es un silicato de magnesio y hierro que
suele encontrarse entre las rocas volcánicas. El Crisólito es la gema de
los Leo, si bien este signo se reserva para sí las piedras y minerales
nobles como el diamante y el oro.
Se coloca en el cuarto chakra. Su acción es muy favorable para el
corazón, los pulmones y la glándula timo. Fortalece el corazón y el
sistema inmunitario. Indicada para niños y personas jóvenes. Otorga
optimismo y elimina sentimientos negativos como celos y odio.
Granate
Su nombre proviene del latín
granatus (granuloso). Ha sido
desde siempre una gema muy estimada. En la Edad Media, se la asociaba
con el mito del Grial y era la piedra por excelencia de los caballeros, a
quienes proporcionaba protección contra las heridas, fuerza de voluntad
y coraje. Según la leyenda, el Arca de Noé estaba iluminada por un gran
Granate que irradiaba luz propia.
Pertenece a la familia de los silicatos, la mayoría es de color
oscuro, aunque puede llegar a ser también más o menos rosado
transparente.
El Granate se asocia a los signos de Fuego, y en concreto, a Escorpión.
Activa el primer chakra, estando asociada con el fuego del Kundalini,
la pasión y la sexualidad. Mejora la potencia y previene enfermedades
sexuales. En momentos de crisis o depresión, nos proporcionará valor y
ánimos. Favorece también la amistad y las relaciones.
Jade/Nefrita
En Oriente, no hay piedra más apreciaba que el Jade, siendo veneraba
singularmente en China desde hace siglos. Por su acción tranquilizante,
se convirtió en el símbolo de la paz y la calma, así como de la
sabiduría, la justicia y la humildad.
Jade es el nombre colectivo que se da a la mezcla de nefrita y
jedeita. Su color varía del verde claro al oscuro. El Jade se asocia a
signos de Agua como Cáncer y Piscis, aunque también a los signos de
Libra y Virgo.
Se coloca en el segundo chakra cuando se tratan problemas de riñón,
para lo que está especialmente indicada. El Jade es la gema del
equilibrio, da calma a personas nerviosas y energía para aquellos que
carecen de ella.
Lapis Lázuli
Su nombre está compuesto por la palabra latina
lapis , que
significa “piedra” y la palabra árabe azul, que significa también cielo.
Ha sido desde siempre asociada al cielo y las estrellas, siendo muy
utilizada como ornamento en altares y templos. Era también piedra
favorita de reyes, soberanos y todo aquel que ostentara poder. Ha sido
considerada como la piedra de la amistad y del amor.
Se forma durante la transformación del calcio en mármol y pertenece
al grupo de los silicatos. Contiene diferentes minerales, de los que la
pirita le proporciona sus característicos puntitos estrellados. El Lapis
Lázuli corresponde al signo de Sagitario.
Funciona en el sexto y séptimo chakra, dado que potencia la razón y
la intuición. Asimismo, es apropiado para el quinto chakra, el del
corazón. Esta gema tiene un efecto muy fuerte en las diferentes
glándulas del cuerpo. También está indicada para las enfermedades de la
zona del cuello y de los pulmones. Actúa positivamente sobre la
hipertensión, estados depresivos, miedos y nervios, por lo que tiene
efectos positivos para las palpitaciones y el corazón en general.
Ónice
Debido a su color negro y oscuro se ha asociado siempre a la magia y
la brujería. En la Edad Media, decíase que brindaba protección contra la
magia negra e incluso contra la peste. Es la piedra del signo de
Capricornio.
Su acción es posititva en todos los chakras. Actúa positivamente en
los oídos; refuerza las uñas y el cabello. Sus efectos se refuerzan al
combinarse con la Amatista. Aumenta la concentración y la conciencia.
Piedra Lunar
Debe su nombre a su color blanquecino que recuerda al de la Luna. En
todas las culturas, se ha asociado a la mujer y la fertilidad. Para los
árabes, está considerada como una piedra que propicia los hijos y un
amor abnegado. Ya la tradición celta la asociaba a este planeta y, por
lo tanto, a la Diosa, el aspecto femenino de la divinidad. En la India,
estaba considerada como piedra sagrada.
Pertenece al gran grupo de los feldespatos. Puede encontrarse también
en tonalidades amarillentas y grisáceas, mostrando cambios de colorido
según la luz. Corresponde al signo de Cáncer.
Se coloca en el segundo chakra, por lo que influye en la glándula
suprarrenal y en los órganos reproductores de la mujer, favoreciendo el
embarazo y siendo efectiva durante la menstruación y la menopausia.
Fomenta la producción de leche durante la lactancia. Calma las emociones
y potencia las cualidades femeninas como intuición y sensibilidad.
Rubí
Su nombre proviene del latín
rubeus, o sea, rojo, y está
considerado como una de las piedras más estimadas y codiciadas. Por su
color, fue considerado en la antigüedad como la madre de todas las demás
gemas, representando la sangre de la Tierra. Se la asociaba al mito del
Grial y en la India es la piedra de Shiva.
Su color rojo se debe básicamente al cromo. El Rubí se asocia a los signos de Fuego, en especial a Leo.
Actúa en el cuarto chakra, el del corazón. Favorece la circulación y
la renovación sanguínea, estimulando la producción de glóbulos rojos.
Está recomendado también para evitar abortos y aliviar problemas de
menopausia. Proporciona espontaneidad, pasión y valor, aportando nueva
fuerza a personas carentes de dinamismo. Asimismo, favorece la
sensibilidad y las relaciones amorosas.
Turquesa
Su nombre proviene del francés
pierre turquoise, “piedra de
Turquía”. Todas las culturas primitivas la han considerado como gema
sagrada, siendo el símbolo del azul del mar y el cielo. Era reverenciada
por los antiguos egipcios y en la cultura persa. Tanto los tibetanos
como los indios americanos la tienen en gran estima, atribuyéndole
poderes curativos y de protección. La Turquesa corresponde a los signos
de Acuario y Piscis.
Se aplica en el quinto chakra. Está muy indicada en problemas de
cuello y boca así como de la glándula tiroides. Es reguladora del
apetito.
Fuentes consultadas para la elaboración de este artículo:
Revista Vital núm. 27
Edelstenen en uw gezondheid (J. van Vlanderen)
Gids Geneeskrachtige stenen (Julia Labecher)
Heilen mit Edessteinen (Daya Sarai)