La medicina naturista comprende todas las modalidades terapéuticas
que guían al cuerpo humano hacia su estado original de integridad. Se basa en
el hecho de que las células de un organismo trabajan como una unidad funcional
para el bien del organismo y de la misma manera el organismo trabaja para el
beneficio de las células constituyentes y elimina los productos de desecho. La
naturopatía emplea fuentes naturales que poseen principios activos curativos.
Con la enfermedad los naturópatas no emplean remedios de uso externo, como
fármacos o cirugía, sino que utiliza métodos como el ayuno, la hidroterapia, el
masaje, nutrición, dieta, alimentos biológicos, hierbas y plantas medicinales,
vendajes con barro o el ejercicio. El objetivo de la terapia es invertir o
eliminar las causas de la enfermedad ofreciendo a cada individuo un tratamiento
específico y combinado.
Hoy, la naturopatía está
volviendo a ser cada vez más aceptada tras, prácticamente, un completo dominio
de la industria farmacéutica y química. De hecho muchos estudiantes de escuelas
naturópatas siguen cursos similares a los que siguen estudiantes de las
facultades de medicina tradicionales. Los que vivimos en ésta época de
vertiginoso consumismo, somos testigos de que éste tipo de sistema, ésta forma
de vivir ha eliminado por completo los patrones de vida natural, con sus graves
consecuencias físicas, morales y sociales. Se ha producido un alejamiento de
una vida más natural o rural que ha llevado a esos seres humanos a una visión artificial,
a unas ciudades contaminadas y a una enfermiza forma de pensar. Esta forma de
pensar hace que las personas busquen un alivio rápido y la medicina
convencional trata los síntomas sin eliminar las causas.
La medicina natural basa su
principio en la salud, no en la enfermedad, por tanto el objetivo es ver las
causas que alteran la salud y no tanto sofocar los síntomas que éstas producen.
Esta será la forma de combatir la enfermedad que no es otra cosa que el
desarreglo funcional del organismo.
Para adentrarnos en los orígenes
de las ciencias médicas primero aclaramos que los inicios se pierden en el
tiempo, confundiéndose por una parte con el empirismo y por otra con la
superstición. El primero dio nacimiento a la medicina popular; hija de la
observación rudimentaria de los fenómenos de orden médico observable todavía
entre los pueblos salvajes. La superstición dio lugar a la medicina Sacerdotal,
que aparece en las primeras edades de todos los pueblos y que se explica
también por la mayor ilustración de los ministros del culto respecto a una masa
popular ignorante. Los Asclepíades médicos, se establecieron en la vecindad de
los templos como centro de observación de casos clínicos asociados a sus
estudios, por otra parte filósofos y matemáticos como Pitágoras; se ocupaban
también de la medicina, fundando algunas escuelas celebres, atribuyese a
Demócrito un tratado acerca de la rabia, y otro sobre la influencia terapéutica
de la música, pero toda la época griega pre Hipocrática fue sin embargo de
escasa influencia sobre la evolución científica de la medicina Helénica.
Para iniciar la historia en
medicina nos remontamos al siglo V a.C. Empédocles, médico, poeta, matemático y
físico, a quien admiraron hombres de la talla de Platón y Aristóteles, nació en
Agrigento, Sicilia. Afirmó que los fenómenos naturales corresponden a la mezcla
de cuatro elementos externos (fuego, aire, agua y tierra) y admitía, ya antes
de Hipócrates, que los semejantes eran atraídos por los semejantes. Hipócrates
(año 460 a.C.) nació en Coss, una isla del archipiélago de las Esporadas. Hijo y
nieto de médicos, se le designa como “padre de la medicina” e Hipócrates “el
Grande”. A los 13 años comenzó sus estudios de medicina por su inteligencia y
se le abrieron las puertas en el templo de los Asclepíades. Después de 4 años
de estudiar en él viajó por otros países para terminar su formación. Algunos
dicen que murió a los 85 años de edad y para otros a los 109 en Larisa. Dejó
una obra de 53 escritos que fue recogida por sus discípulos en el Corpus
Hipocraticum.
Hipócrates era un genio que
iluminó toda una época. Su criterio racional y natural se revela en la
dirección de la enfermedad. Entre las causas de las enfermedades incluye la
herencia, los defectos del régimen, el clima, el suelo, las aguas, los vientos
y la temperatura y le concedía gran importancia a la balneación, los ejercicios
físicos y la dieta, atribuyendo gran importancia al pronóstico y estableciendo reglas
generales para el mismo. Lo que más se admira en la obra de Hipócrates es su
gran capacidad de observación, que le lleva a definir con gran acierto el
proceso de la enfermedad, considerándola como un estado existencial muy similar
al de la salud, puesto que en ambos la naturaleza se muestra como un todo,
produciendo las reacciones que se verifican en las enfermedades, como
salvaguarda de la salud: “La naturaleza
es el médico de las enfermedades”. Fue virtuoso y sabio. Se preocupó por la
dignidad de la profesión estableciendo bases deontológicas para el médico. Como
hombre genial Hipócrates desarrolló el más concienzudo análisis y expuso la más
congruente y utilitaria síntesis de todo lo que constituye el proceso
patológico. Observando la relación integral de todas las reacciones del ser
humano e insistiendo siempre sobre la necesidad de ayudar a la naturaleza y
estableciendo el inicio de la antropología y la biotipología, clasificando a los
individuos de acuerdo al predominio de sus humores; predominio que marcaba la
constitución de la predisposición de cada paciente. El “VIS MEDICATRIX NATURA”
reconocido por toda la terapéutica, tiene su corolario más lógico en el Similia
Similimbus Curentur de Hipócrates: “Lo
que cura la estranguria, produce también estranguria; lo que produce la
estranguria, cura también la estranguria”. Hipócrates es indudablemente el
genio de la medicina naturalista.
Los sucesores de Hipócrates se
entregaron más que su maestro a la idea sistemática y sobre todo al naturismo.
Areteo de Capadocia representa después de Hipócrates la autoridad Helénica más
eminente de esta medicina. La medicina Romana no tardó con su progreso en
sentir la influencia Helénica. Tras las guerras púnicas es Galeno quien hizo
extensos estudios en anatomía y resumió los conocimientos terapéuticos de la
época, resumiendo pacientemente las obras de Dioscórides, Filón de Tarso,
Escribonio Largo, Sestionigele y Andromaco. En patología fue partidario de la
escuela Hipocrática. Galeno fue un verdadero renovador y un doctrinario que
imprime a la medicina Helénica un sello original, después de este, acabó el
período constitutivo de la medicina para comenzar lo que puede llamarse
conservador.
La cultura médica más célebre en
la primera edad media es la escuela de Salermo (s. VII) donde existió un centro
internacional de cultura médica. Los más célebres fueron Gorioponto,
Constantino el Africano, Guillermo de Volonia, Salomón el Hebreo y célebres
mujeres como Trotula, Abella, Constanza Calenda y Rebeca Grionma. Por los
senderos de las ciencias médicas, encontramos un individuo nacido en Eisendeln,
Suiza, el 10 de noviembre de 1493, controvertido personaje que respondía al
nombre de Aureolus Filippus Theophastus de Bombastro, sé autodenominó
Paracelso, y se caracterizó por una doble rebelión contra las arbitrariedades
de la medicina de su época.
Su nombre brilló junto a otros como los de Leonardo
D´ Vincy, Rafael, Donatello y Miguel Angel, en los tiempos del renacimiento,
luchó a brazo partido contra los principios de la medicina Galénica,
constituyendo un verdadero puente entre Hipócrates y Haneman. Es el fundador de
la Balneología médica al escribir un folleto sobre las propiedades
medicamentosas de las aguas del río Taminia; escribió el primer libro de
medicina industrial de la historia; publicó un tratado sobre medicina Magna y
un tratado de filosofía de las siete defensas, entre tantas obras que requerían
de muchos temas para documentarlas.
En todas las épocas a las cuales
se ha hecho referencia, la medicina ha gozado de una gran tendencia naturista,
imprimida por los fundadores de cada escuela como figura prima en el desarrollo
de esta ciencia a lo largo de los años.
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