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ENSEÑANZAS DE DOÑA MAGDALENA UNA NUEVA CONCIENCIA.
Alejandro Jodorowsky:
Hoy
vamos a hacer ejercicios que tienen una fuerza mágica. Trabajarás sobre
tí para adquirir fuerza y para adquirir una nueva conciencia.
Frótate
bien las manos, dedo por dedo, eso hace bien, eso da la salud. Ahora
abre bien las manos, es como abrir tu vida, abre más todavía, más. Deja
que entre esa energía energía en el pecho, en la boca, la nariz, en los
ojos, en la frente. Imagina que abres tu aura, y llega a la energía de
tu vientre y de tu sexo.
Ahora
imagina que tus manos son un río, que hay un río sagrado que brota de
tus manos . Deja que el mismo río salga de lo alto de tu cabeza, como
una fuente, es una fuente luminosa, como un arco iris.
Ahora, deja salir de tu corazón al mismo tiempo un río de llamas, un río de fuego que no quema, un fuego de amor.
Ahora,
siente entre tu sexo y tu ano una energía fuerte, que es la fuente del
agua que brota de tus manos, del fuego de tu pecho y de la luz de tu
cabeza. Siente esa fuente.
Y
sobre todo, ama tu cuerpo como un bol de oro y plata que sostiene todo
eso. Tu materia sostiene todo eso. La energía que recibes por el sexo es
la energía divina y la dejas deslizarse. Aligérate, vuélvete ligero, tu
cabeza se vuelve ligera, y tu pecho, tu vientre, tus manos. Deja la
pesadez, todo es ligero, delicado, transparente. Tranquilidad, la vida
transcurre en paz, vas en un barco por el río de la vida. Despierta la
confianza. Entrégate a la vida, no te opongas a nada de lo que pase. Y
mueve tus manos como si acariciaras el horizonte, el cielo, la tierra
entera, como si acariciaras al aire. Tú no eres tu dueño. Déjate poseer
por la fuerza de la vida, porque esa fuerza va a preservarte de todo,
ella es la salud y la de todas las personas que te se acerquen. Repite
conmigo, hijo querido del alma: “Yo tengo la fuerza. Yo soy capaz de
hacer frente a no importa que problema, sin demolerme. Yo puedo curarme y
yo puedo curar. Yo soy un ser que es como un bol de medicina que se
derrama en el mundo y mi medicina es la vida. Yo puedo curar porque me
estoy curando. Las personas que se me acercan vienen a tomar la medicina
¿y que es esta medicina? Soy yo mismo, me acepto como el ser esencial
que soy, soy dueño de mí mismo y me asumo.”
Es
una revelación maravillosa, cuando se descubre que para avanzar un ser
debe asumirse. “Yo soy mío, soy mi guía”. Es tu Dios-DIosa interior el
que habla. Si te mantienes, nadie en el mundo va a poder contigo. A
partir de este punto, tu puedes cambiar tu vida, hacer lo que quieras.
Por este juramento eres fiel a tu trabajo, al lugar donde estás. Por
esta juramento, detienes el querer parecer delante del otro, dejas de
comprar al otro, de dejarte llevar. Cuando dices esto, la fuerza entra
en mí, porque eres capaz de hacerte nacer y de hacerte morir. Tomas tu
vida en tus manos. Eres capaz de prosperar, eres capaz de abrir tu
camino. Eres un guerrero sagrado capaz de combatir,pelear, pero no
tienes necesidad de eso. Es un juramento de paz y de posesión total.
Crees en lo que haces, crees completamente en tí mismo, te otorgas
confianza. Y tienes fuerza para reponerte si caes en la debilidad…
Repite conmigo, hijo querido del alma: “Todo debe pasar, me mantengo,
realizado. Puedo vencer los vicios. Puedo vencer las ideas negativas,
que son peores que el alcohol y la droga. Puedo vencer los sentimientos
agresivos, los sentimientos de dependencia. Puedo vencer los deseos mal
colocados, puedo vencer la enfermedad, puedo vencer la pobreza. Limpio
las larvas que se acerquen a mi cuerpo, las cosas que están pegadas a
mí, purifico mi cuerpo. Todo lo que sea pesado, todo lo que sea opaco,
todo eso lo limpio. Purifico mis ojos de las imágenes que los han
ensuciado. Purifico mis oídos de todos los ruidos y las palabras que los
han ensuciado, que han ensuciado mi alma. Limpio mi lengua de todo lo
que se ha dicho de inútil. Purifico las palabras. Venzo a la muerte
porque me identifico con la vida. Sostengo todo el universo en mis
manos. He puesto el universo en mis manos y tomo un trozo del universo y
lo sostengo. Tengo el mundo en mis manos, y a partir de estas manos yo
puedo conducirlo y hacerlo girar.”
Pon
tus manos hacia tu pecho, sobre tu corazón, y es tu corazón el que
tienes en las manos, y tu corazón se va a convertir en el centro del
mundo. Repite conmigo, hijo querido del alma: “Yo tomo posesión de mí
mismo, me confundo con el centro vital y me transformo en él.”
Imagina
que una luz divina salen de ti y lava el mundo. A tu alrededor hay
seres que están danzando. Es la alegría, son los espíritus de la
materia, del agua y del fuego, todos los espíritus del mundo que danzan
alrededor tuyo. Eres el templo de la alegría. Piensa que en torno a ti
hay estallidos de energía. Abre tu persona, no te limites a la
superficie de tu piel. Crece. Eres mucho más grande que tu piel. Vive tu
yo superior. Te pido que sin ninguna vergüenza te conviertas en un ser
sagrado.
Desde
tus manos que están en tu pecho, sobre tu corazón, salen rayos dorados,
como un cáliz que se abre hacia todas las direcciones del espacio.
Acepta tu divinidad. Todos somos el mismo ser, el mismo ser divino. Cada
uno de nosotros es la divinidad. Para que la divinidad exista tú debes
aceptar tu divinidad. Repite conmigo, hijo querido del alma: “Yo soy la
divinidad, yo soy el ser consciente, yo soy el ser evolucionado,
completamente. No tengo que buscar nada, yo lo soy todo, soy un ser
completo. Tengo todo para dar ahora. En este rayo dorado, me proyecto en
el mundo. Y encuentro a todos los Dios-Diosas que están en el mundo.
Cristo está aquí, María está aquí, Buda está aquí, Quetzalcoatl está
aquí. Y yo me comunico con todos esos soles. Formamos un templo con
millones y millones y millones de seres vivos, todos los seres que han
aceptado ser un ser de luz en el pasado y en el futuro, están conmigo en
este momento. Mi fuerza es inconmensurable, mi calma es como un océano.
Estoy entre el tiempo y el espacio, en el vacío total. Estoy unido
absolutamente a todo. Estoy en la cima de la montaña, en la cima de la
perfección. Me acepto como ser sagrado y porque me acepto, me convierto
en Maestro. Voy a enseñar a los otros seres humanos a llegar a su
divinidad.”
“He
despertado el sol que llevo en mi pecho. Estiro la columna vertebral
con gran placer, me estiro como una cobra que sale de la caja. Porque
tengo el derecho de respirar, tengo el derecho de tomar mi sitio. Yo soy
el centro de un templo. Expando la luz en todas las direcciones del
espacio. Proyecto la divinidad de mi mente, proyecto la divinidad de mi
corazón, proyecto la divinidad de mi sexo. Mis manos son delicadas,
rozan como una pequeña pluma, no hacen ningún esfuerzo. Todos los seres
son mis niños, mis enfermos, y yo voy a hacer crecer a esos seres, voy a
curar a esos seres. Todos los seres conscientes, plantas, animales,
seres humanos, son mis hijos y son mis hijas y yo voy a hacerlos
evolucionar, hasta que ellos lleguen a ser sagrados.”
Cuando
un ser llega a la perfección no se va de este mundo, esa es la
maravilla, porque él quiere estar aquí para ayudar a los otros. Cuando
te conectas con tu divinidad, te conectas con todas esas fuerzas
benevolentes. Están todos aquí, estamos todos juntos. Ellos están para
ayudarnos, a nuestro servicio.
Desde
ahora tienes que habituarte a pensar que tu mirada purifica.
Generalmente la gente mira para ensuciar al otro, porque son críticos.
He visto muy pocas personas que miren al otro para purificarlo, para ver
su Dios-Diosa interior y pasarle la llama divina. Y es eso lo que
tenemos necesidad de hacer y de sentir. Tú puedes purificar. Cuando me
escuches con los oídos no critiques mi voz, de tal manera que cuando yo
hable escuches un sonido puro, porque tú lo purificas. Hay que aprender a
purificar el ruido, y la música que se escucha. Y lo que se dice,
porque las palabras generalmente son impuras. Tu puedes purificar todo
lo que ves, todo lo que respiras, todas las intenciones mentales,
emocionales, sexuales de los otros . Lo purificas por la llama que rodea
a tu templo.
Si
no amas a los otros, no te purificas. Amar es unirse, comunicarse, dar.
La purificación del mundo viene por el amor. Cuando amas el mundo,
cuando amas a alguien lo purificas. Es un gesto de amor. Trata de hacer
un gesto de don. Y deja venir a los que amas. Haz venir a las plantas, a
los animales, a los seres amados, y vas a ver que a medida que esos
seres se presentan, eliminas las críticas de esas personas y las
purificas. Si no amas a nadie, déjate venir a ti mismo. Ama por fin a
ese tu corazón que tanto te ama.
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