miércoles, 15 de mayo de 2019

Sanando el ADN y la sanación ancestral.

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Entrevista de Lisa Bonnice a Gregg Braden

Presentado en la Cumbre de Sanación Ancestral de abril de 2019

Lisa Bonnice: El New York Times ha considerado a Gregg Braden cinco veces uno de los autores más vendidos. Es un investigador, educador, conferencista, docente reconocido internacionalmente como un pionero que une la ciencia moderna, la sabiduría ancestral y el potencial humano. De 1979 a 1990, Gregg trabajó como solucionador de problemas durante momentos de crisis para compañías de Fortune 500. Él continúa resolviendo problemas hoy en día al fusionar la ciencia moderna y la sabiduría de nuestro pasado para revelar soluciones del mundo real a los problemas que desafían nuestras vidas. Su investigación ha llevado a 12 libros premiados que ahora se publican en más de 40 idiomas. Gregg ha presentado sus descubrimientos en más de 30 países en seis continentes y ha sido invitado a hablar en las Naciones Unidas, las compañías de Fortune 500 y las fuerzas armadas de los Estados Unidos.

El Watkins Journal del Reino Unido incluye a Gregg entre las 100 mejores "personas vivas con mayor influencia espiritual del mundo" por quinto año consecutivo, y este año ha sido nominado para el prestigioso Premio Templeton, establecido para honrar a "personas destacadas que han dedicado su talento a expandir nuestra visión del propósito humano y la realidad última".

Gregg Braden: Estamos inmersos en una historia de quiénes somos, nuestros orígenes, nuestro potencial, nuestras capacidades. James Scott Turrell dice que nos contamos historias sobre nosotros mismos y luego las creemos. Estamos inmersos en la historia como individuos, como familia, como comunidad, como sociedad. Creemos, aceptamos la historia basada en la historia de la evolución de Darwin de afirma que somos el producto de procesos aleatorios de ADN, mutaciones genéticas al azar, de lo que algunos llaman simplemente una casualidad de la biología que sucedió hace mucho tiempo. Pero la nueva ciencia ya no sostiene esa historia por un lado, y por el otro, es una historia que se enseña en nuestras aulas, en los libros de texto y que apoyan los medios de comunicación tradicionales.

El lenguaje de la ciencia es un lenguaje relativamente neutral. Podemos compartirlo en el lenguaje de la espiritualidad, o en el lenguaje de la alquimia, o en el lenguaje del chamanismo, y esos lenguajes a veces significan cosas diferentes para distintas personas. La ciencia puede no tener todas las respuestas, pero es un lenguaje neutral cuando se trata de compartir grandes ideas. Voy a compartir estas grandes ideas que están en la primera parte de mi libro Humanos por Diseño. No las canalicé, pero son válidas. La conclusión es esta: Los humanos modernos aparecieron hace 200.000 años. Los científicos no están de acuerdo con esto, hay controversia sobre el momento. No sabemos de dónde venimos; se nos ha llevado a creer la historia de que tenemos un camino evolutivo que conduce a nuestra existencia. El problema es que durante los últimos 6, 8, 10 años, ahora la tecnología nos permite hacer lo que solíamos llamar ciencia ficción.

Probablemente estén familiarizados con la película Jurassic Park, donde los científicos pudieron extraer el ADN de los restos fósiles de esas antiguas formas de vida. En la película les devolvieron la vida. Según mi conocimiento, aún no hemos llegado tan lejos, pero los científicos pueden extraer el ADN de formas de vida fósiles, incluidas las formas de vida pasadas que se nos dijo que eran nuestros antepasados. Ahí es donde comenzó el problema, porque lo que el ADN nos dice es que no descendemos de los neandertales, por ejemplo. Vivimos al mismo tiempo, nos cruzamos con ellos, razón por la cual si hacemos una prueba de ADN de ascendencia, dirá que tenemos algo de ADN de Neandertal porque se cruzaban un poco en aquellos tiempos. Compartimos la tierra con ellos; no podríamos haber descendido de ellos.

Otra cosa que está mostrando el ADN es que nosotros, como humanos anatómicamente modernos, aparecimos hace 200.000 años tal como somos físicamente en la actualidad y no hemos cambiado en esos 200.000 años. Creo que hemos cambiado en conciencia, que hubo una evolución en la percatación y la conciencia, pero físicamente, si tomas el cuerpo de un humano moderno del pasado y lo comparas con el de hoy, tiene las mismas proporciones corporales, las mismas proporciones craneales, el mismo ADN, el mismo sistema nervioso. Y todo esto es importante, porque cuando aparecimos hace 200.000 estábamos completamente capacitados, totalmente diagramados para potenciales extraordinarios que apenas comenzamos a comprender, potenciales extraordinarios que podemos creer que solo existen en adeptos, yoguis, místicos, monjes, monjas y chamanes que viven alejados de las principales civilizaciones en lo alto de la cima de la montaña o en un monasterio en algún lugar.

Lo que ahora sabemos es que esas personas están demostrando capacidades que llamamos extraordinarias. Personalmente, creo que son normales y simplemente hemos olvidado cómo aprovecharlas en nuestra vida cotidiana.

Como científico, la evolución es un hecho y lo he visto en registros de plantas, animales, vida marina, insectos, primates. La historia se quiebra cuando se trata de los seres humanos. Algo pasó hace 200.000 años. No sabemos exactamente qué y la tecnología actual nos permite trabajar retrospectivamente; podemos tomar el ADN que tenemos hoy y trabajar hacia atrás para ver qué tuvo que pasar para que ocurriera lo que nos dio el ADN que tenemos hoy, y esto es lo que está haciendo alucinar a los científicos, porque lo que estamos encontrando son fusiones de cromosomas, estamos encontrando modificaciones genéticas que no pueden atribuirse a procesos naturales y no ocurrieron gradualmente a lo largo del tiempo, sucedieron todas hace 200.000 años.

El Instituto Max Plank está diciendo esto, nuestra investigación científica en los Estados Unidos nos lo dice, por lo que ha abierto las puertas a lo que ha sido territorio prohibido porque el ADN más puro que nos brinda nuestra humanidad hace posible tener empatía, simpatía y compasión y autorregular nuestra biología. Y ahí es a donde vamos ahora con esta conversación: la autorregulación de nuestra biología, el ADN que lo hace posible y parece estar formado con intención. Y esa palabra es como una onda de choque que reverbera a través de la ciencia y la comunidad, la antropología, la biología, la genealogía, todas estas cosas. Cuando usamos la palabra intención, esa palabra implica propósito, y la ciencia tal como está hoy en día no está preparada para tratar con eso, pero ahí es donde está conduciendo la evidencia y los científicos tienden a evitarla y no están viendo esa información.

Se la ve muy poco, de modo que está en las revistas técnicas, pero no la están viendo en lo que yo llamo la "ciencia popular", la ciencia que se ve en las mesas redondas de la televisión convencional, donde traen a sus expertos, y en revistas relucientes en los quioscos de los aeropuertos. Esta es ciencia fundamental que cambia la forma en que pensamos sobre nosotros mismos, nuestra relación con nuestro pasado, nuestra relación con nuestros propios cuerpos y con nuestro propio futuro.

Entonces, ¿a dónde vamos con esto? La primera parte del libro identifica la ciencia, la segunda parte nos da las técnicas y las aplicaciones de cómo podemos acceder y aplicar estas tecnologías internas que autorregulan nuestro sistema inmunológico y longevidad para cambiar literalmente los patrones genéticos dentro de nuestro cuerpo. Y eso permite introducir un par de términos nuevos que me gustaría presentar al principio de nuestra conversación. Muchos están familiarizados con el término plasticidad neuronal. Significa que las neuronas del cerebro son maleables, la forma en que se hacen las conexiones son muy maleables, no son fijas, no están estáticas. Ahora estamos hablando de la bioplasticidad, de la plasticidad genética y de la capacidad para cambiar nuestra biología y la forma en que nuestro ADN se expresa a través de nuestro cuerpo. El cambio lo determinan las elecciones que hacemos y ahí es donde entra en juego la autorregulación.

Nacemos con la capacidad de tomar el programa genético que tenemos al salir del vientre materno; todos tenemos lo que yo llamo los presets (preajustes). Son como la configuración predeterminada de la fábrica de la que venimos, y son suficientes para ayudarnos a prosperar en la vida, nos ayudan a lidiar a nivel básico con la supervivencia, cierta apariencia de relaciones humanas, de intimidad, de sentido de propósito. Y si nunca vamos más allá de eso, tenemos lo básico que necesitamos para arreglárnoslas en la vida. Y no hay nada de malo en ello, no estoy juzgándolo. Sin embargo, ahora sabemos que tenemos la capacidad de tomar esos aspectos básicos y mejorar esas capacidades y esos potenciales de una manera que nunca se nos ha dicho en nuestra moderna corriente principal de pensamiento.

Lisa: Entonces el ADN puede variar. Se nos ha enseñado que lo que heredamos de nuestros antepasados, como la tendencia a las enfermedades, los rasgos de personalidad, el estrés post-traumático, la ansiedad, cosas con las que estamos atrapados porque están en nuestro ADN. Pero tú dices que nacemos con la capacidad, por ejemplo, de regular la sanación y desarrollar una profunda intuición; en otras palabras, no estamos a merced de los legados de nuestros antepasados. Me pregunto si puedes hablar de eso específicamente.

Gregg: Tuve una experiencia reciente en enero de 2019. Cada mes de enero me hago un examen físico anual como control, para ver qué está pasando en mi cuerpo y si hay algo que necesita mi atención o debo encarar. Y todos los años, incluso si es un año más tarde, me dan el mismo formulario para llenar solicitándome mi historia familiar. Algunos de los espectadores saben que vengo de una familia abusiva, alcohólica y muy disfuncional. Mi padre era el alcohólico y el abusador: mi madre, mi hermano menor y yo llevábamos la peor parte y mi padre abandonó a mi familia cuando yo tenía diez años y murió a una edad temprana, probablemente debido a su estilo de vida. Una de las preguntas del formulario médico es: ¿Su padre o su madre tienen alguna de estas enfermedades? Tuve que marcar afecciones cardíacas, cáncer, diabetes, asma, hipertensión, alta presión sanguínea, porque mi padre tenía estas cosas, pero hice una anotación en el margen y agregué "debido a su estilo de vida".

Mi médico siempre dice: "¿Qué diablos significa eso? ¿Por qué me lo dice?" Y yo respondo: “Solo porque mi padre tenía estas características no significa que las vaya a tener yo”.

La epigenética nos dice eso. Mi querido amigo y hermano, Bruce Lipton, ha estado trabajando en epigenética desde finales de los años sesenta. Él estaba realizando algunos estudios validados por expertos en los que seres idénticos se expresan de manera diferente cuando los ubican en ambientes diferentes. Y de eso trata la epigenética. Si nos ponen en un ambiente de alcohólicos, con el estrés de ese ambiente y una mala alimentación, y mucho tabaco y nicotina, y todas las cosas que lo acompañan, no es razonable esperar que su ADN responda a la enfermedad de la manera en que lo hizo en mi vida, solo porque tengo la misma conformación genética, las decisiones que tomé en mi vida, y no estoy diciendo que lo tenga todo resuelto, soy un estudiante, todavía estoy aprendiendo. Pero llegué a entender que si honro mi cuerpo, no va a manifestar las enfermedades que manifestó mi padre debido a sus elecciones de vida. Cuando se lo digo, mi médico escribe algunas notas y dice “Está bien”.

No es del dominio público; ni siquiera es pureza en la ciencia. No es algo que típicamente se enseñe o haya enseñado en el pasado a nivel universitario. Mi amigo Bruce Lipton dejó la Universidad porque lo que estaba descubriendo en el laboratorio no coincidía con lo que se nos pidió que enseñáramos en el aula a los estudiantes que se convertirían en médicos. Este conflicto lo llevó a abandonar ese ambiente y dirigirse directamente al público en general.

Entonces, ¿qué nos dice eso cuando hablamos de sanación ancestral? Podemos estar hablando de sanación física, de sanación emocional, de una combinación de muchas de estas cosas. Podríamos estar hablando a nivel del ADN; también podríamos estar hablando a nivel celular. Así que he sentado las bases de por qué el ADN puede cambiar. Al venir de una familia donde había mucho estrés, muchas críticas por parte del abusador, la crítica se puede interpretar de maneras temibles, puede desencadenar baja autoestima, crear perspectivas del mundo basadas en el temor. Mi hermano menor y yo venimos del mismo entorno. Si él estuviera en este programa, no sabrían que estamos emparentados, nos vemos diferentes, nuestros cuerpos están construidos de manera diferente, pensamos de manera diferente, y aunque ambos estuvimos en el mismo entorno malsano, interpretamos ese entorno de maneras muy, pero muy distintas.

Durante sus primeros años, él experimentó su propia perspectiva, por lo que el miedo, la baja autoestima, la depresión como resultado de ello, y las cosas del amor que van con eso, son el resultado de sus percepciones de su entorno.

Yo provengo del mismo entorno y fui sumamente bendecido por lo que llamo una poderosa brújula del alma, por lo que todas las cosas que me dijeron de mí no tenían sentido cuando me miré a mí mismo, no las creí. No acepté las cosas que mi hermano hizo. Nuestros cuerpos ahora se manifiestan de forma muy diferente en nuestros últimos años (ahora tengo 65) porque nuestros cuerpos han desencadenado esos cambios a nivel genético, han creado componentes básicos de respuesta inmunológica muy diferentes, de equilibrio hormonal, y todo esto es parte de lo que trata nuestra sanación ancestral. Podemos provenir de un origen poco saludable y es cierto que podemos estar predispuestos a las condiciones de salud de nuestros padres si en nuestra vida no hacemos nada distinto a lo que ellos hicieron en las suyas. Si tenemos la misma dieta, los mismos sistemas de creencias, los mismos temores, las mismas críticas y los mismos niveles de autoestima, esas percepciones provocarán cambios químicos en nuestro cuerpo.

Y debido a que tenemos esa estructura genética, es muy posible que nuestro ADN se exprese a través de las mismas condiciones de salud, y no tiene por qué ser así, porque la epigenética nos dice que cuando asumimos la responsabilidad de nuestras vidas y de este momento, significa que no tenemos que ser definidos por las condiciones de las que venimos. Esto es algo de lo que hablo con mi hermano.

Desde mi perspectiva, esto nos llevó al punto en el que estamos ahora, así que no podemos decir que no funcionó, y no tenemos que definir nuestro futuro por las condiciones de nuestro pasado. Podemos, si elegimos ser víctimas. De ahí provienen nuestros mayores niveles de maestría a medida que nos damos cuenta del potencial que tenemos para esta plasticidad genética al comenzar a cambiar nuestra perspectiva, y en su vida quizá les dijeron que no eran lo suficientemente inteligentes como para ser matemáticos, pero de pronto descubren que pueden sentarse y analizar el problema matemático y resolverlo mentalmente más rápidamente que su vecino con una calculadora, y dicen: "Saben, lo que escuché no es cierto". Y pueden ser sinceros respecto a ustedes, a estas cosas. Así que ahí es donde el movimiento de autoayuda puede, en algunas circunstancias, aclararnos nuestras perspectivas. La advertencia es que no queremos que esas técnicas de autoayuda se conviertan en muletas.

Si pueden convertirse en una herramienta que nos lleve a un nivel más profundo de conciencia, eso es asombroso. Si se convierten en muletas, reemplazamos nuestro temor a nuestra autoestima con el de no tener nuestras herramientas de autoayuda y entonces simplemente reemplazamos un temor con otro. Entonces, aquí es donde la percepción puede cambiar la química del ADN en el cuerpo.

Quiero llevar esto un paso más allá y luego lo redondearemos. Como autor de la editorial Hay House, tuve el honor y el privilegio de conocer a una mujer en 2013, una médica brillante. Su nombre era Dr. Candace Pert, y ahora muchos de nuestros televidentes están familiarizados con su trabajo. Es conocida por varias razones, pero quizás la contribución más poderosa que nos dejó hoy es su libro Moléculas de la emoción. Ella fue la primera en identificar que las emociones que tenemos en nuestro cuerpo tienen equivalentes químicos llamados neuropéptidos. El nombre nos dice lo que está pasando: neuro relacionado con las funciones neuronales y los péptidos a la forma en que se unen químicamente en el cuerpo. Ella dijo que cada emoción creará un neuropéptido, incluso nuestras alegrías más grandes y nuestros picos de éxtasis crearán neuropéptidos. Rara vez nos encontramos sumidos en la alegría por mucho tiempo. Simplemente no escuchan a la gente decir "¡Oh, tengo tanta alegría en mi vida! ¿Puedo amortiguarla un poco?"
Típicamente, eso no es un problema.

El otro extremo del espectro es el trauma, y todos tenemos trauma en nuestras vidas, algunos están conscientes de ello, algunos no, parte es consciente y parte es inconsciente. Y si vienen de una familia alcohólica, les aseguro que han experimentado un trauma de alguna manera con la que pueden o no estar familiarizados. Eso es lo que Candace nos dijo que es tan interesante. Si somos lo suficientemente conscientes como para resolver el trauma cuando ocurre, el químico, el neuropéptido se metaboliza fuera de nuestro cuerpo mediante procesos típicos como la orina, la transpiración, la saliva, la respiración, y ese trauma deja de ser un problema. Sin embargo, si no tenemos las herramientas para resolver el trauma, nuestro cuerpo hace algo realmente interesante: almacenará esa sustancia química en el tejido de un órgano específico y mantendrá esa sustancia química, ese neuropéptido, en el tejido. El cuerpo piensa que nos está haciendo un favor.

"Tengo 3 años, no tengo las herramientas para lidiar con este trauma, así que almacenaré la sustancia química de este trauma en un órgano hasta que tenga la capacidad de regresar y sanar el trauma". No lo hacemos conscientemente; Esto es algo que nuestro cuerpo hace naturalmente. Y lo que sucede normalmente es que lo olvidamos porque lo almacenamos en el momento como un mecanismo de supervivencia. Podríamos olvidarlo hasta que tengamos cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta, ochenta años o más. Y en algún momento, si este trauma no se ha resuelto de alguna manera, no es infrecuente que el tejido les haga saber que ese trauma debe abordarse, y llamaremos a eso enfermedad. Esta es una manera muy diferente de pensar acerca de la enfermedad. No es lo que les dirá el médico. Él les dirá que tienen una enfermedad en el tejido y lo bombardeará con productos químicas o removerá el tejido. Y no creo que esté bien o mal, es una elección muy personal, pero tenemos alternativas.

Esta forma de pensar nos dice que el tejido se está alineando, pidiendo nuestra atención. Y lo que Candace nos dice es que la resolución del trauma libera a esa sustancia química para que se mueva por el torrente sanguíneo y se metabolice a través del cuerpo. A eso lo llamamos sanación. En última instancia, ¿qué es la sanación de la enfermedad del cuerpo? Es la liberación del neuropéptido, permitirle moverse libremente por la sangre y ser metabolizado porque ahora está libre de ese tejido. ¿Cómo sanamos los neuropéptidos? Existen muchas formas. Una de ellas es al acceder a lo que se llama la Coherencia Corazón-Cerebro y observar la experiencia que llevó a que ese neuropéptido se creara a partir de un virus no polarizado. Hablaré de eso más tarde. Otra forma es oxigenar el cuerpo. Existen técnicas de trabajo de respiración que parecen muy benignas.

Comienzan usando técnicas de respiración muy específicas y las personas dirán "¿por qué tanto escándalo? ¡No está sucediendo nada! " Y de repente estas oleadas de emoción y las imágenes del trauma surgen para ellas y dicen:" Oh, Dios mío, ¿qué está ocurriendo?" Y el trauma no sabe la diferencia entre la experiencia que sucedió minutos antes y lo que sucedió hace 60 años, porque ha estado esperando esta sanación. Por eso cuando hablamos de sanación ancestral, este es otro factor, no solo en el nivel del ADN sino en las sustancias químicas que almacenamos en nuestros cuerpos y en la forma en que los sistemas de creencias del trauma perpetúan esas sustancias químicas que se almacenan.

El padre de una amiga muy querida me dijo que moriría a la edad de 75 años. Estaba perfectamente sano y le dije: "¿Cómo lo sabes?" Él respondió: "Bueno, mi padre murió a la edad de 75 años, su hermano murió a la edad de 75 años, y mi abuelo murió a la edad de 75 años. Murieron en el curso de mi vida". Y yo dije: "Bueno, ¿cómo te sientes al respecto?" Y él dijo: "En cierto modo es un alivio, porque puedo dividir mi vida en 3 segmentos de 25 años. Los primeros 25 años son para explorar, los siguientes 25 para desarrollar el negocio y formar una familia y los otros 25 para cosechar los beneficios de mi vida". A los 75 años estaba perfectamente sano. Hizo una reunión familiar, todos vinieron a su cumpleaños. Dos semanas después, estaba muerto.

Si no sabemos quiénes somos, si no tenemos un ancla emocional, espiritual, para saber quiénes somos en este mundo, entonces nos volvemos vulnerables a las percepciones de quienes están más cerca de nosotros, quienes comparten nuestra vidas, incluida la iglesia, incluida nuestra academia, universidad, todas estas cosas. Una vez que nos aceptamos, sin importar lo que esté sucediendo en nuestras vidas, una vez que aceptamos las verdades más profundas de nuestra existencia, cómo nos originamos, no somos un accidente de la biología, hay una intencionalidad subyacente en nuestra existencia. Estamos diseñados para prosperar en tiempos extremos y somos bioelásticos, lo que significa que no estamos atados a la biología que nos ayudó a comenzar la vida en este mundo a través de nuestros padres. Nos sirvió, pero nos basamos en eso para convertirnos en algo más de lo que éramos cuando llegamos y aquí es donde encontramos nuestros mayores niveles de maestría, a esto está referida la verdadera sanación ancestral.

Esta es la razón por la cual es posible sanar en una generación la herida del alcoholismo, por ejemplo, o las adicciones, las creencias que han llevado a esto para que no haya miedo de pasárselo a nuestros hijos, porque termina con nosotros, porque tenemos la sabiduría, la voluntad y la capacidad de trascender, no solo de sanar, sino de llegar a ser más grandes que las heridas que nos desafían en la vida. No estamos definidos por nuestras circunstancias. Creo que ese es el poder de la sanación ancestral.

Lisa: Dices que hay renuencia, incluso resistencia a compartir esta información. ¿Por qué?

Gregg: Bueno, eso daría tema para toda una conferencia. Comenzaré mi respuesta simplemente diciendo que se está librando una batalla. Todos la estamos presenciando, incluso si no somos conscientes de ello en la corriente predominante. Y es una batalla para sostener a toda costa el modelo estándar cuando se trata de pensar quiénes somos, de dónde venimos y cuál es nuestro potencial. Es una batalla que se está llevando a cabo en una corporación, que está siendo representada por la iglesia, que se está llevando a cabo en la academia, en la industria farmacéutica. Hay personas que tienen intereses invertidos en perpetuar una historia de impotencia, desamparo y la falta de valor de la vida humana. Hay personas y entidades que se benefician de eso. Así que cuando tú me preguntas por qué, puedo darte cuatro motivos: dinero, poder, ego y hábito. Y ellos se reflejan en las entidades de las que estamos hablando: las corporaciones, incluida la industria farmacéutica.

Lisa: tiene mucho sentido De hecho, parece que la palabra víctimas ha aparecido más de una vez en esta conversación. Básicamente es que cuando sentimos que somos víctimas, continuamos con las enfermedades, las cosas que nos han sucedido. Y aquellos que quieren que sigamos siendo víctimas son los que se están beneficiando de esto.

Gregg: Aquí es donde entra en juego el modelo estándar. Por lo tanto, voy a retroceder a un panorama más amplio de lo que estamos hablando. Nuestros espectadores saben que el mundo está cambiando; mi mundo está cambiando, su mundo está cambiando. Nuestro mundo está cambiando de maneras a las que no estamos acostumbrados, más rápido de lo que hemos estado preparados para aceptar. Si no sabemos quiénes somos, si no tenemos el ancla emocional y el ancla espiritual firme que nos dice quiénes somos en este mundo, esos cambios externos pueden ser muy dañinos. Así que somos haces de autorreferencia, estamos condicionados para colocar nuestro sentido de bienestar en los acontecimientos del mundo externo. Así que cuando el gobierno parece estar funcionando, cuando parece que la industria financiera está yendo adelante bastante bien, cuando los trabajos parecen estables, cuando las relaciones parecen estables, cuando todo parece estar bien, entonces decimos: "Ah, estoy bien".

Pero cuando esos haces de auto-referencia, cuando esas cosas comienzan a cambiar, cuando decimos subconscientemente: "¿Qué significa ese cambio para mí, esa parte de mi mundo en la que confié?” La estabilidad de esa parte del mundo está cambiando. “¿Qué significa para mí si no tenemos la respuesta?" Un ejemplo perfecto son los jóvenes.

Los jóvenes en la escuela hoy en día son vulnerables a las percepciones de sus compañeros a través de las redes sociales. Si una persona joven en la escuela hoy no tiene esa ancla emocional sólida, esa sólida ancla espiritual, eso les dice quiénes son, y esto todavía se los dan sus familias. Entonces cuando sus compañeros comienzan a ridiculizarlos y criticarlos, si no tienen el ancla para saber que no son así, entonces su autoestima depende del entorno externo de sus compañeros. No saben quiénes son, empezarán a creer lo que están diciendo en las redes sociales hasta el punto en que los jóvenes se están quitando la vida porque creen lo que han dicho sus compañeros, y dijeron: "No vale la pena vivir en este mundo". Ese es un ejemplo de cuán poderosa es esta conversación. Algunas personas dicen: "¿No es una conversación filosófica?" Hay una filosofía involucrada; va directamente a la esencia de lo que está sucediendo en nuestras vidas todos los días.

Vivimos en un mundo que se está globalizando. Eso significa que ocho millones de personas están reunidos a través de las barreras, barreras culturales y barreras religiosas en la forma en que las mujeres piensan de los hombres y la forma en que los hombres piensan de las mujeres y todo eso es generacional. Así que las heridas generacionales de nuestros antepasados se están alineando porque estamos siendo reunidos y se nos pide que interpretemos las nuevas religiones entrantes, no nuevas, sino religiones con las que no estamos familiarizados; a través de los ojos de nuestras heridas ancestrales se nos pide que interpretemos la sexualidad y la transexualidad a través de los ojos de otra generación y estas son todas percepciones.

Y cuando examinamos las grandes heridas, el odio por el color de la piel o la orientación sexual o los puntos de vista religiosos, vemos las atrocidades en el campo de batalla en todo el mundo, como resultado de estas percepciones, recibimos el acoso cibernético, recibimos la autodestrucción de las epidemias de drogas, la heroína, las metanfetaminas, no solo en los Estados Unidos, está pasando en todo el mundo Tan diferentes como son el uno del otro, el tema común, todos están unidos. Un tema central, el único posible, por la forma en que se nos ha enseñado a pensar. Y esa forma de pensar es generacional y ancestral, y aparece no solo en los cuerpos, no solo en la enfermedad, no solo a nivel del ADN, sino que se manifiesta socialmente de la manera en que somos capaces de aceptar el cambio para poder aprobar leyes y hacer que sea ilegal odiar, Obama dictó esa Ley de Prevención del Delito 09.

Es una hermosa ley contra el odio porque no cambia la forma en que nos sentimos, solo hace que sea ilegal ejercer ese odio. En la ONU, en 1949, tuvieron que acuñar el término para el nivel de matanza que estaba ocurriendo. Se lo llamó genocidio. Tuvieron que acuñar la palabra para poder hacer que ese nivel de matanza fuera ilegal. Y pueden hacer que el genocidio sea ilegal, pero sabemos que eso no ha detenido el genocidio. Entonces, en última instancia, lo que estamos diciendo es la razón de que esta conversación sea tan importante.

Si vamos a poner una venda temporal en las heridas más profundas de nuestra sociedad y entre las naciones, tenemos que ir a la esencia de la herida, y es la forma en que se nos ha enseñado a pensar. Ahí es donde creo que los nuevos descubrimientos contendrán el mayor potencial y los potenciales más unificadores a medida que ellos nos empiecen a vincular con algo muy especial acerca de la vida humana, y eso es muy valioso y muy sagrado. No somos las mutaciones aleatorias que ocurrieron por algún accidente hace mucho tiempo y este nivel de pensamiento finalmente sanará el odio. Tenemos que inculcarles eso a nuestros jóvenes y es de lo que estamos hablando.

A medida que los jóvenes se den cuenta de este extraordinario potencial que yo creo que es ordinario, y empiecen a desarrollar esta intuición profunda autorreguladora en su sistema inmunológico para volverse muy resilientes a los cambios que tienen en sus vidas, para despertar sus enzimas de longevidad, y para saber que hay mucho más en la vida de lo que los medios de comunicación tradicionales les hacen creer, las desviaciones que los medios de comunicación tradicionales los están llevando a creer, ahí es donde se está produciendo el cambio y, en última instancia, creo que es a donde básicamente debe ir esta conversación.

Lisa: ¡Absolutamente, bellamente expresado! Antes de continuar, me gustaría dar tu dirección web, que es greggbraden.com, Gregg con dos g para aquellos que no conocen a Gregg.

Gregg: Escrito con dos gs significa que no soy Gregory. Mi madre lo hizo intencionalmente. Con una g es una abreviatura de Gregory, con dos gs es Gregg.

Lisa: Antes de terminar, ¿hay algo de lo que no hayamos hablado que le gustaría agregar? ¡Dijiste cosas tan maravillosas! ¿Te queda algo por decir?

Gregg: Ante todo, quiero agradecerte, Lisa, por la oportunidad. No he visto las otras entrevistas, no lo sé, rezo para que esta conversación apoye el mensaje de la serie. No sé exactamente a quién le sirve, pero estoy compartiendo lo que llegué a entender respecto a quiénes somos y nuestra capacidad para cambiar nuestras circunstancias y no ser definidos por las generaciones del pasado y reconozco plenamente que para muchas personas esta es una forma de pensar muy diferente; es muy diferente de lo que me enseñaron; y por lo general, no verán esto en las aulas o libros de texto convencionales. Eso significa que se necesita trabajo para aceptar algunos de estos nuevos entendimientos y quiero decir que mi padre se fue cuando yo tenía diez años, nuestra familia quedó destrozada, fue muy traumático para todos nosotros, estábamos en una vivienda social para personas de bajos ingresos, fue un desastre. Mi madre me regaló un libro cuando mi padre se fue, escrito por un profeta del siglo XX.

Su nombre era Khalil Gibran y el título de ese libro era El Profeta. Y cada capítulo era un capítulo de contemplación. Cada idea tomaba una página o una página y media. Y había un capítulo sobre el trabajo. Y lo que leí cuando tenía 10 años me conmovió tanto que se convirtió en un concepto esencial hasta el día de hoy. Lo que Khalil Gibran dijo fue: "El trabajo es el amor hecho visible", por lo tanto, cuando pensamos en la cantidad de trabajo para cambiar nuestra forma de pensar, la cantidad de trabajo para cambiar la forma en que vivimos y para examinar nuestras perspectivas, la pregunta es: "¿Valemos la pena?" Y esta es una pregunta que cada uno de nosotros debe hacerse "¿Soy digno del trabajo que se necesita para aceptar las verdades más profundas de mi existencia?" Y la luz que vamos a dejar para nuestros hijos será la respuesta a nuestra pregunta. Si nunca lo pensaron desde esa perspectiva, el trabajo es el amor hecho visible, si lo piensan para cada tarea cada día, eso cambiará su vida.

Así que muchas gracias. Agradezco la oportunidad de compartir eso.



https://ancestralhealingsummit.com/program/46
Título en inglés: Healing the DNA and ancestral healing
Traducción: Susana Peralta

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