jueves, 4 de agosto de 2016

LAS EMOCIONES Y LAS VÉRTEBRAS LUMBARES

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Frecuentemente confundida con los riñones y comúnmente asociada al dolor de riñones, esta área se sitúa entre la cintura y el coxis.
Es una parte del sistema de sostenimiento.
Dolores en esta región manifiestan la presencia de inseguridades materiales (trabajo, dinero, bienes) y afectivas.
“Tengo miedo de carecer de…!” “Nunca lo conseguiré!”, “ Nunca conseguiré realizar esto!” expresan bien los sentimientos interiores vividos.
Estoy tan preocupado por todo lo material que siento tristeza porque hay un vacío y este vacío me duele.
Incluso puedo fundar mi valor personal en el número de bienes materiales que poseo.
Vivo una gran dualidad, porque deseo tener tanto la “calidad” como la “cantidad”, tanto en lo que a relaciones interpersonales se refiere como a lo que poseo.
Tengo tendencia a tomar demasiadas cosas sobre mis hombros y tengo tendencia a dispersar mis energías.
Intento hacerlo todo para ser amado y me entretengo con la opinión que tienen de mí los demás.
También puede tratarse de una inquietud frente a una u otras personas.
Estoy preocupado por ellas y quizás tengo tendencia en “coger los problemas de los demás sobre la espalda” y querer salvarlos.
Mi impotencia frente a ciertas situaciones de mi vida me vuelve amargo y rehuso someterme, pero tengo miedo.
Este sentimiento de impotencia que puede llevarme hasta la rebelión, podrá conducirme a un “lumbago” o un “dolor de cintura”.
No me siento sostenido en mis necesidades de base y mis necesidades afectivas.
Tengo dificultad en hacer frente a los cambios y a la novedad que se presentan a mí porque me gusta sentirme en seguridad en mi rutina y mis viejas costumbres.
Esto revela frecuentemente que soy inflexible y rígido y que quisiera ser sostenido a mi modo.
Si acepto que los demás puedan ayudarme a su modo, voy a descubrir y tomar consciencia de que tengo el apoyo que necesito.
Así me vuelvo más autónomo y responsable.
Si se trata de un pinzamiento de los discos lumbares, pongo probablemente demasiado presión sobre mí mismo en hacer cosas para que me amen.
Ya que se revela necesario un período de reposo, aprovecho para mirar lo que está sucediendo en mi vida y volver a definir mis prioridades.
Al no sentirme sostenido, me vuelvo rígido (tieso) hacía los demás.
¿Tiendo a culpar a los demás de mis dificultades? ¿Me tomo el tiempo de expresar mis necesidades?
Acepto que me único sostén viene de mí mismo. Volviendo a tomar contacto con mi ser interior, establezco un equilibrio en mis necesidades y reúno todas las fuerzas del universo que están en mí.
Estas fuerzas me dan confianza en mí y en la vida porque sé que me traen todo lo que necesito: físico, emotivo, espiritual.
Estoy sostenido en todo momento! Las 5 vértebras lumbares se sitúan en esta área.

L1 = la primera vértebra lumbar L1 está afectada cuando vivo un sentimiento de impotencia frente a alguien o a algo que no me conviene y que tengo la sensación de no poder cambiar, que he de soportar.
Entonces, me vuelvo inerte, sin vida, gasto mucha energía con cosas frecuentemente menores pero las aumento tanto que toman entonces proporciones catastróficas, lo cual puede incluso hacer aparecer un sentimiento de desesperación. Puedo vivir inseguridad frente a aspectos de mi vida, pero no tiene realmente razón de ser.
Quiero controlarlo todo, pero esto no es humanamente posible.
Puedo también vivir conflictos interiores entre lo que quiero hacer y que no me permito.
Esto hace subir en mí frustración, agresividad e ira.
Estos sentimientos endurecen mi corazón si no me libero y amargan mi vida.
Una vértebra L1 en mal estado puede traer enfermedades relacionadas con las funciones de digestión (intestino y colón) o eliminación (estreñimiento, disentería, etc.).
Tomo consciencia del poder que tengo para cambiar el curso de mi vida, y sólo la mía! Vuelvo a establecer mis prioridades para canalizar bien mis energías.

L2 = El estado de la segunda vértebra lumbar L2 depende mucho de mi flexibilidad frente a mí – mismo y a los demás. La soledad y la amargura generalmente causadas por una timidez pronunciada son también factores importantes que pueden afectar L2.
Soy preso de mis emociones: al no saber como vivirlas y expresarlas, y al ser éstas a veces vivas y explosivas, pongo máscaras para protegerme y evitar que se pueda ver lo que sucede en mi interior.
Mi malestar puede hacerse tan grande que quiero “adormecer” mi mal con bebida, drogas, trabajo, etc. y L2 hará entonces una llamada de socorro.
Tengo tendencia a ver las cosas en negativo y a vivir en un estado depresivo que veo muy poco porque estoy en un papel de víctima que no me obliga a pasar a la acción o a cambiar cosas en mi vida. Igual como L1, un sentimiento de impotencia y también mucha tristeza afectarán L2.
Soy bastante amargo frente a la vida porque estaría supuestamente disfrutando de los placeres de la vida pero, frecuentemente, no me autorizo a ello a causa de mis obligaciones o por deber, para mostrar el buen ejemplo.
Debo aprender que no he de ser perfecto.
A veces puedo sentirme incapaz o impotente frente a una situación.
No he de culparme por ello o estar enfadado; solo he de ser auténtico conmigo mismo y los demás y expresar simplemente mis penas, mis alegrías, mis dudas, mis incomprensiones, mis frustraciones para estar más abierto frente a los demás y para que L2 recupere vida también.
Se debe recalcar que una vértebra L2 en malas condiciones puede conllevar enfermedades del abdomen, la apéndice o las piernas en donde podría ver aparecer varices.
L3 = la tercera vértebra lumbar L3 se ve sobre todo afectada cuando vivo situaciones familiares tensas o tormentosas. Me impido decir o hacer cosas para no herir y no molestar a los demás.
Pero al hacer esto, me hago daño a mí mismo. Juego el papel de “buen chico” o “buena chica” manifestando una gran flexibilidad.
Pero me vuelvo “bonachón” lo cual me causa frustración, sobre todo si debo poner mis deseos de lado.
Y quizás, también, me ponga de lado, particularmente a causa de mi gran sensibilidad, sin saber mucho como dichas emociones estarán recibidas.
Me vuelvo “paralizado”, incluso impotente, en mis emociones, en mi cuerpo, en mis pensamientos, lo cual impide que se manifieste mi creatividad y todo lo vinculado a ella, en particular la comunicación y la sexualidad que se quedan “rígidas” y “frígidas”.
Para superar el desánimo, debo tender los brazos hacía los demás y atreverme a expresar mis emociones para que mi pleno potencial creativo se despierte y se manifieste.
La mala condición de L3 puede conllevar dolencias en los órganos genitales, en el útero (en la mujer), en la vejiga o en las rodillas, tales como la artritis, la inflamación o dolores.

L4 = Cuando la cuarta vértebra lumbar L4 se rebela, es frecuentemente porque tengo dificultad en transigir con la realidad de todos los días.
Puedo complacerme en un mundo imaginario y esto puede llevarme a vivir en la pasividad, estando un poco cansado de ver lo que ocurre alrededor mío.
Se instala cierta dejadez.
“¿Porqué preocuparse de todos modos?”
Sufro los acontecimientos y no los creo, lo cual me puede dejar un sabor amargo. Igual como L4, necesito protegerme cerrándome porque puedo fácilmente dejarme distraer o influenciar por lo que me rodea, sobre todo por lo que la gente pueda decir de mí, y mi sensibilidad puede estar altamente afectada.
También me rompo la cabeza exageradamente y mi discernimiento está a veces erróneo o carente porque mi mental es muy rígido, lo cual me impide tener una visión global de una situación y en consecuencia soluciones o posibles vías frente a ella.
Entonces quiero controlar en vez de escuchar mi voz interior.
Debo aprender a escuchar ésta para recuperar el dominio de mi vida.
Recupero mi poder de crear mi vía como quiero y recupero el gusto de realizar grandes cosas!
Se debe observar que una vértebra L4 en mal estado puede conllevar dolores en la región de mi nervio ciático y de la próstata en el hombre.

L5 = Puedo preguntarme lo que sucede en mi vida cuando la quinta vértebra lumbar L5 está afectada.
¿Tendría por casualidad una actitud de desprecio o de pereza frente a una persona o una situación?
Puedo vivir un poco de celos, disgusto, frustración, pero sin embargo ya tengo mucho, la vida me ha mimado y tengo dificultad en reconocerlo.
Mi vida está teñida de lujuria (en todos los niveles) y debo aprender a apreciar lo que tengo, y a cultivar mis relaciones interpersonales: tengo dificultad sobre todo en el plano afectivo a ser auténtico y a sentirme bien porque en el fondo de mí, vivo una gran inseguridad y tengo dificultad en expresar lo que vivo.
Por lo tanto, tendré tendencia a ser algo depresivo ya que pasaré frecuentemente de un cónyuge a otro sin saber demasiado porqué sucede esto, sintiéndome “correcto” dentro de lo que estoy viviendo.
Inventaré toda clase de guiones y mi atención siempre estará centrada en los pequeños detalles anodinos, lo cual me impedirá adelantar y pasar a otra cosa.
Cierta amargura puede ensombrecer mi vida e impedirme disfrutar de ésta.
Aprendo a saborear cada instante que pasa y a apreciar toda la abundancia que forma parte de mi vida.
Un mal estado de L5 puede ocasionarme dolores en las piernas, desde las rodillas hasta los dedos de los pies.
La parte inferior de la espalda también forma parte del sistema del centro del movimiento.
Si tengo dificultad en transigir con la sociedad, tanto desde el punto de vista de las orientaciones por tomar como del sostén que espero de ella, puedo vivir frustración o resentimiento.
No quiero “negociar” con ciertas personas o ciertas situaciones.
Mis relaciones personales con mi entorno padecen de ello.
También puedo tener dificultad en aceptar que voy sumando años.
“Me hago viejo” y debo amansar lentamente la noción de mortalidad.
Finalmente, la parte inferior de la espalda está muy estrechamente vinculada a los dos centros de energía inferiores, el coxis y el segundo centro de energía que está vinculado más específicamente a la sexualidad.
Si vivo conflictos interiores o exteriores para con ésta, si he reprimido mi energía sexual, puede manifestarse un dolor de espalda.
Las 4 vértebras sagradas y las 5 vértebras del coxis están relacionadas con esta región.
Cuando las vértebras sagradas están afectadas, puedo tener la sensación de que no tengo columna y que necesito a otra persona para sostenerme.
Estoy constantemente “probado” por la vida para ver cuál es mi nivel de integridad y de honradez.
Tengo un enorme potencial pero ¿estoy listo para realizar los esfuerzos necesarios para cumplir mis objetivos?
Las vértebras inferiores son las siguientes:

S1, S2, S3 = Ya que las 3 primeras vértebras sagradas están soldadas juntas, se tratarán juntas.
Constituyen un todo.
Reaccionan con la rigidez que manifiesto, con mi estrechez mental en relación a ciertas situaciones o ciertas personas, a mi mente cerrada que rehusa oír lo que los demás han de decir.
Quiero tener el control para sentirme fuerte y en seguridad y, si lo pierdo, voy a estar enfadado, furioso y puedo tener ganas de “pegar una paliza” a alguien por estar tan frustrado y lleno de amargura.
Todos estos sentimientos generalmente tienen su origen en mis relaciones afectivas que no siempre van como lo deseo. La comunicación tanto verbal como sexual, es deficiente, por no decir inexistente, y estoy constantemente volviendo a plantear este tema.
Tengo la sensación de tener que nadar a contra corriente y me siento en un callejón sin salida.
Tengo interés en parar un momento y ver claro en mi vida, a reflexionar sobre lo que quiero y edificar una base sólida.

S4, S5 = Todos los deseos tienen su origen en las vértebras sagradas cuarta y quinta.
Si soy capaz de administrarlas bien, si tomo el tiempo de descansar y hacer las cosas que me gustan, S4 y S5 funcionarán bien.
Sin embargo, si vivo culpabilidad, tratándome de perezoso y confrontándome a mis deberes y mi moralidad, juzgando mi conducta “no correcta”, S4 y S5 pueden reaccionar fuertemente.
Tengo el derecho de hacer cosas para mí y a veces evadirme pero debo evitar que esto se vuelva un medio de huida, evitando que me enfrente con mis responsabilidades.
En ese momento, la pereza puede no estar benéfica: me mantiene en un estado pasivo de cansancio que me impide ir hacía delante.
Por esto, en casos extremos, también estarán afectados mis pies.
El único modo de curar el sacro quebrado o roto, es la inmovilidad física y el tiempo.
El sacro está vinculado al segundo centro energético que se sitúa al nivel de la primera vértebra lumbar.
Un desequilibrio de este centro energético puede aparecer en las dolencias físicas siguientes: referente a los órganos genitales, puede haber infertilidad, frigidez o herpes; en cuanto a los riñones: cistitis, cálculos; en lo referente a la digestión y la eliminación: incontinencia, diarrea, estreñimiento, colitis, etc.
Las desviaciones de la columna vertebral (escoliosis) nacen generalmente a este nivel y conllevan con ellas dolores de espalda.
El segundo chakra o centro energético, influencia mis relaciones con mi entorno y un malfuncionamiento de éste, que afecta mi sacro, será el signo de mi estrés, mis angustias, mis miedos y mi tendencia depresiva que debo aprender a administrar.
En cuanto al coxis, está vinculado al primer chakra, o centro de energía, sede de la supervivencia.
Representa el fundamento de mi sexualidad, la realización adecuada de mis necesidades de base (sexualidad, alimento, protección, techo, amor[2], etc.).
El coxis está formado de cinco vértebras coxigianas que están soldadas juntas. Representa mi dependencia frente a la vida o a alguien más.
Hay muchas probabilidades de que mi cuerpo me diga que tengo que pararme cuando me duelo el coxis.
Es mi inseguridad la que se manifiesta en relación con mis necesidades de base, de supervivencia, en particular el hecho de tener un techo, alimento, vestidos, etc.
El alimento aquí se refiere a las necesidades físicas como emocionales y sexuales.
Cualquier persona necesita amor en su vida.
También necesita comunicación mediante relaciones sexuales con uno o su pareja.
Estas necesidades generalmente se niegan y reprimen, sobre todo a causa de mis principios morales y religiosos, lo cual me lleva a estar insatisfecha.
Puedo sentirme entonces impotente en todos los sentidos del término y hay una ira incubando dentro mío.
Quiero huir cualquier situación que hace daño a mi sensibilidad y frente a la cual puedo vivir culpabilidad.
Debo poner mi orgullo de lado, es decir mis miedos.
Debo confiar en la vida y sobre todo hacer confianza en mi capacidad por expresarme y asumirme.
Cuando siento dificultades vinculadas con este aspecto de mí mismo, compruebo interiormente hasta qué punto estoy (quiero ser) dependiente de una persona que, conscientemente o no, satisface ciertas necesidades de mi vida.
Soy capaz de cumplir mis propias acciones, de ser autónomo.
Es posible que las personas con las cuales me vinculo sean mucho más dependientes afectivamente que yo y que tengan necesidad de este tipo de relación.
Acepto ver hasta qué punto hago muestra de independencia y vigor en mi vida.
Debo soltar cualquier sentimiento de inquietud frente a mis necesidades de base y tomar consciencia ahora de las fuerzas que me habitan y afirmar que soy la persona mejor colocada para garantizar mi propia supervivencia.
Al estar vinculado el coxis con el primer chakra, un desequilibrio al nivel de este centro de energía puede conllevar desordenes físicos, los más corrientes tocando el ano o el recto (hemorroides, irritaciones), la vejiga (trastornos urinarios, incontinencia), la próstata.
También se puede encontrar dolores en la base de la columna vertebral, una toma o pérdida de peso considerable (obesidad, anorexia) y una mala circulación sanguínea al nivel de las piernas (flebitis), manos y pies.
Estos males me dan una indicación que tengo necesidad de volver a equilibrar este centro de energía.
Vértebras dorsales: el modo de identificar cada una de ellas es por la letra D que designa “dorsal” seguida del número secuencial de la vértebra.
Otro modo también es usar la letra T para designar las vértebras torácicas, y es lo mismo.
Amor: El amor aquí referido es como el amor de una madre para su hijo.
Cuando está afectado mi coxis, puede que viva el miedo a perder o no tener como mínimo un amor similar al que un hijo está en derecho esperar de su madre.
Se trata aquí de este tipo de amor y no de una relación amorosa entre adultos.
DEL GRAN DICCIONARIO DE LAS ENFERMEDADES Y DOLENCIAS DE JACQUES MARTEL

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