sábado, 18 de junio de 2016

Monsanto y Soros pretenden cultivar Marihuana transgénica en Uruguay


https://larevolucionpacifica.com

El lobby sionista pretende hacerse con el control de la producción de cannabis en el único país que es legal en el mundo, Uruguay. Lo que nos lleva a preguntarnos cuáles son los intereses detrás de este hecho.
Básicamente existen dos motivos predominantes, la producción de una planta que modificada genéticamente sea mucho más potente que el cannabis natural/convencional y por tanto sirva para adormecer a la población y neutralizar que el pueblo se rebele ante políticas aún más represoras (¿Se acuerdan del SOMA de Aldous Huxley en su libro Un Mundo Feliz?). Y el segundo motivo podría ser el hacerse con el control de la marihuana terapéutica para su empleo en la industria farmacéutica que ellos mismos controlan. Eso si, detrás de los transgénicos hay algo que no es bueno para la salud humana, y de todos es sabido la clase de multinacional que es Monsanto y las formas que tiene de operar en el mundo.
LA REVOLUCIÓN PACÍFICA

La multinacional Monsanto busca patentar una nueva semilla de cáñamo transgénico para su cultivo en Uruguay. A su vez, la fundación Open Society y el grupo Drug Policy Alliance (DPA) planean comercializar dicha marihuana bajo una marca propia.

Una persona física está detrás de las dos organizaciones no gubernamentales y se encuentra también entre los accionistas de Monsanto. Se trata del multimillonario estadounidense George Soros. Según el proyecto mediático AreaX, sobre él recaen las sospechas de haber impulsado un ‘lobby’ por la despenalización del cannabis en el país sudamericano que anticipó la decisión al respecto de las autoridades nacionales.
El ‘lobby’ es denunciado en la televisión uruguaya y por muchos blogueros desde hace meses. Los medios de información citaron incluso el costo de la campaña televisiva a favor de la “regulación responsable” de la marihuana en Uruguay, que era de unos 100.000 dólares.
Según los críticos, el objetivo tanto de Monsanto como de los dos organismos fundados por el famoso inversionista de origen húngaro es fundar un nuevo mercado regulado por sus propios intereses.

Entre las explicaciones existentes del interés especial por el nuevo producto por parte de la empresa especializada en semillas transgénicas prevalece la que relaciona los planes de la multinacional con el desarrollo de la marihuana medicinal. Los híbridos genéticamente modificados de cáñamo podrían producir más sustancias activas, creen los expertos. Con el tiempo podrían patentar y comercializar como fármacos, aprovechando su condición monopolista. 
Pese a la polémica al respecto, el uso de la marihuana con fines medicinales se extiende por distintos países del mundo. Hace pocos días la industria farmacéutica de Francia lanzó un medicamento a base de cannabinoides. La misma clase de compuestos orgánicos forma parte de decenas de medicinas, cremas y aditivos alimentarios fabricados en la República Checa.
Canadá destaca como el mercado potencial más grande del cannabis genéticamente modificado (OGM). El Gobierno canadiense se puso en contacto con Montevideo para estudiar la posibilidad de comprarle marihuana poco después de que el país sudamericano aprobara la venta y distribución del cannabis en su territorio. 

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